A la memoria de Don José Saramago,
que en paz descanse
"Si las copas traen consuelo,
aqui voy con mi desvelo para ahogarlas de una vez"
Si arrepentirse es darse cuenta que el cielo que miraste al pensar todo lo que pensaste luego que esa lluvia de vidrios te mojo la piel interior, no es al fin y al cabo el mismo cielo que ahora escupís con ternura en el rostro, porque ya no te quema las pieles, entonces descubrir que has hecho lo correcto es esa penumbra que te ilumina cuando esa noche pasa y el día nuevo viene, y todo lo que escupe el cielo es lo que te hace darte cuenta que no vale la pena arrepentirte de quedarte sólo un rato mas esperando que el amanecer amanezca y el anochecer anochezca, porque a fin de cuentas la única diferencia entre crecer y no crecer es avivarse de que esa lluvia de vidrios se llama dolor, que esa piel interior es la única que tenemos y que esa penumbra es el amor por los que amás. Ni bien te des cuenta de eso, quizas te arrepientas de haber vivido. Pero ya no vale la pena, porque ya no sos lo mismo, ahora sos el vidrio que le corta la piel a otros tantos, que lejos de arrepentirse, te agradecen que les cuentes a tu manera, de ese cielo, de esa piel y de ese amor. Tengo miedo, mucho miedo de ser de vidrio. Tengo pánico de ser de piel, y ni te cuento de ser esa penumbra, porque no hay luz que la alumbre ni vidrio que la contega, ni piel que la proyecte. Orbita quieta y sola, esa penumbra con olor a rocío, con textura de lluvia y aliento a muerte, para que cuando te ilumines, sepas que tarde o temprano, no habrá luz que la pueda generar. Estarás bien muerto entonces, bien muerto con la exacta certeza de que no podes arrepentirte de nada, porque no hay mejor oscuridad que la de un sin sombra ¿Quién te quitará la penumbra?