lunes, diciembre 11, 2006

Milagro. Esto sólo se trata de milagro. Una canción, una forma, quizás un gesto, pero no ás que eso. No más que los que los ojos no dicen ni dejan de decir. No hay mentiras en esa imagen, la única imagen que miente es la imaginaria, el résto no. Tampoco miente la palabra ni la postura, ni el no decir. Una canción tampoco miente, a lo sume enuncia frases falsas, emite juicios falaces o derroca ideologías justas, pero nunca miente. El único mentiroso, acá, entre nosotros, es el olvido.

sábado, noviembre 18, 2006

destierro

En ese destierro hay un ojo, un tigre. Una mira y una escopeta. Hay un monte repleto de hojas secas. Hay un después para cada ahora, y un ahora para cada nunca. En ese destierro viven dos formas, dos vidas, dos muertes. Vive una que se desplaza lento por los pastos y espera al sol los días cálidos. Vive la otra que es rápida y se esconde a la sombra, en la humedad y en la noche.
Me pregunto si la prisión es parte de su naturaleza o si necesitan negarse para encontrarla. Me pregunto si ese destierro forma parte de la prisión o si es sólo una excusa para sentirse mas libres. En ese destierro hay alguien que sale de cacería. Escucho sus pasos, el gatillo, los disparos. No hay tigre que no muerda ahora que sale el sol, no hay lagarto que no ame la noche. No hay disparo que se banque el después, ahora que es nunca.

domingo, octubre 01, 2006

El otro cielo

Se abre una puerta. Tengo la necesidad de cerrarla. Se vé sólo un poco de lo que hay mas allá. Sólo un paisaje, un horizonte, un poco de cielo, quizas una calle, tal vez alguien caminando. El resto se adivina, se insinúa. No hace falta verlo para saber que detrás de esa calle habrá otra calle y que detrás cielo habrá otro cielo. Un viento cierra la puerta.

jueves, julio 13, 2006

Repetición

Si no me conociera como creo conocerme, diría que no puedo repetir una y otra vez el mismo acto si ninguna demostracion de conciencia. Si no me conociera tanto aseguraria que escribir dos veces la misma imagen, la misma sensación , la misma reflexión, o al menos el mismo grupejo de palabras sería algo ignoto e imposible, casi desopilante, como si tuviera que apelar a la demencia para explicar tamaño acto. Cada tanto me doy cuenta que la repetición puede ser sinónimo de inmadurez, de miedo, de costumbre, o la que mas me gusta, de coeherencia. Muchas veces vuelco a este blog algunos párrafos escritos en primera persona de modo bastante impersonal, como si la imagen aludida y retratada fuera percibida por otro ser, y como si yo, (ese yo de carne y hueso, fuera solamente un transmisor capáz de acceder a esas sensaciones, sin juzgarlas, sin herirlas, tratandolas fuera del marco de la significacia semántica. Muchas otras decido inventarme personajes no menos impersonales, que transitan una ficción que está todo el tiempo a punto de tomar un matiz de realidad, pero que como toda pesadilla, muere antes de que su soñante conozca a su soñado (su monstruo). Algunas otras decido invocar a la poesía mal llamada automática e hilar palabras hasta encontrarle un sentido. En todo caso el que decide tipear es el mismo, pero el que está tipeando termina siendo otro tipo.
Cada uno de esos tipos escribe con tipografías distintas. Aquel que relata algunos aires de realidad con excusa de ficción, personificando seres que parecen salir de un mundo de carne y hueso, muchas veces tiene un tipo torcido, en bastardillas, o itálica (como le gusta decir a algunos, mal dicho, por eso les gusta).
Cada tanto me doy cuenta que me canso de repetirme, y decido callar. Cada tanto decido tratar de entender por que me repito, y lo hago escribiendo.Hasta que me canso de no descubrirlo y me callo.
Si no me conociera diria que no tengo nada mas para decir. Y que este post es uno de los últimos de este arrabal que en unos meses cumplirá tres años, domingo a domingo, transnoche a trasnoche, escribiendo y conociendo letras de los que leen.
Si no me conociera diria que estoy cansado de no encontrar la forma de no repetirme.
Creo, que algo me conozco. Y por eso sospecho que no comprendo del todo que es lo que quiero escribir en este blog. Este blog no es mi vida. No es una bitácora, en este blog no narro.
Pero este blog tampoco es de literatura. Es un collage. y como todo collage, los collage se saturan y se pierde su contenido, cuando este es mucho. Este blog ya tiene muchas palabras. Algunas mias otras no.
Creo, sólo creo, que el arrabal va a poblarse por un tiempo, ya no de literatura esporádica, sino de otras literaturas que esten alrededor de la vida de este, que aveces escribe y a veces se cree que escribe.
Hasta ese momento decidiré si el arrabal cambia de nombre. o si sigue siendo el collagedemivida.

una palabra

Pequeña distancia de lágrima a lágrima que salta.
No hay ni una expresión válida en esa forma de sentir.
La vida que ella tiene se arma y desarma como un rompecabezas.
Pequeña distancia entre pieza y pieza.
Armar un par, una dupla, una pareja. Hace que el resto de las piezas cobren un nuevo sentido, inexistente dos segundos antes.
Encajar la tercer pieza, le da sentido al menos a una cuarta, pero hasta hace dos piezas atras (2 segundos atrás) eran, cien piezas sin sentido.
Encastrar la tercera, le da sentido al menos a una cuarta, esa cuarta, al menos a una quinta, la vigésimo octava, al menos a una vigésimo novena.
Pequeña distancia entre tropiezo y tropiezo.
HAy quizas alguna expresinón que ahora se me ocurre.
Su vida, se arma como de a palabras.
Elegir una le da sentido al resto. Elegir la segunda, le da sentido al menos a una tercera.
Elegir la cuarta, le da sentido al menos a una quinta.
El rompecabezas es paradójico. Elegir una le quita sentido como mucho a 99 piezas.
El lenguaje es hermoso. Decir algo, le da sentido almenos a nada, y le quita sentido, como mucho a todo.

sábado, mayo 13, 2006

Días sin Flores

Los días son a veces flores, a veces espantos. Las tardes, cansadas de fin de semana de estar en casa tranquilo, se cuelan por los agujeros de toda la ciudad y se desparraman como el agua se desparrama sobre el agua. Los pájaros, tordos, calandrias, zorzales cantan desde lo lejos. No es una imagen detenida. No es un estudio de las formas azarosas, es la realidad, la que llama, la que convoca a la mesa. Después o durante un desayuno, por detrás de una llamada telefónica, mientras miramos la televisión, mientras oímos la radio, mientras tomamos mate. En el jardín, las sillas se sientan sobre si mismas y esperan la comida. Mientras tanto, que los niños juegan con la música de sus palmas y con los remolinos de colores que se acurrucan en el suelo, algunos de los visitantes golpean a la puerta, con el jolgorio vital de los niños pequeños. En otras casas, en otros jardines quizás suceda lo mismo, quizás los encuentre la tarde, el mediodía, el sol o la lluvia en la charla sobre la mesa. No es infinito el acto, sólo se repite un puñado de veces, muchas, incontables, pero lejos de la infinutud. Porque la infinitud haría incomprensible tal ritual, porque tanta memoria apelmazada en lugares comunes haría, sin dudas de esos lugares un atajo hacia millones de habitaciones, como cajas chinas, como muñecas rusas.

Hace un rato me preguntaste si todo estaba bien, si me sentía bien. Dijiste que me veías pálido. Te dije que estaba todo bien, que seguía concentrado en el trabajo, y que vos sabés como me pongo cuando me concentro, no? En realidad, acá, entre nosotros, en esto que a veces parece una carta, o una confesión, no se si vos sabes como me pongo cuando me concentro. Es sutíl la diferencia, pero sólo sabes lo que digo. No lo que me pasa, pero después de tantos años uno empieza a confiar en que dice lo que le pasa, y claro en este caso, estoy concentrado. De eso no hay duda, si vos me acabás de decir que estoy callado, que miro al techo cada cinco minutos, que me río solo, que frunzo el ceño ni bien dejo de reirme. Creo que te convencí, aunque es cierto que eso nunca se sabe. Confío en eso como una forma de tranquilizarme, y al rato acepto el te de tilo que me ofreces.

A regañadientes dos benteveos se pelean por algo que desde acá parece una lombríz, pero que podría ser cualquier cosa. El té estaba caliente, lo dejé en la mesa un rato para que se enfríe y el rato pasó demasiado rápido, y ahora el té está demasiado frío, y no tiene sentido tomarlo. A veces parece que narrar todo en la cabeza, instante a instante, hace pesada toda la cosa. Como si todo fuera más lento.

Bruma-espera. Tres

Es obvio que detrás de esa espesa bruma hay alguien que espera. Paciente o inconsciente, sentada o deslizándose entre las baldosas, espera. No veo la niebla, como tampoco la veo a ella.Sin embargo no me hace falta verla para darme cueta que su pie izquierdo golpetea el piso con pulso preciso y una frecuencia al lo menos alta. Lo que le desespera no es que no vengan por ella, mas bien le molesta saberse imaginada esperando.

miércoles, abril 26, 2006

dos.palabras rotas

No me rompo. Algo en mi se rompe pero yo no. No soy yo el que ese rompe. No soy yo el que se enrosca como una varillametálida alrededor de una estructura vegetal con textura de corteza, en el medio de la esquina, después del desbarranco. Lamentablemente una vez mas no soy yo el que choca. Algo en mi choca, pero yo no choco. No soy yo el que se quiebra. Son todas mis partes las que chocan, o muchas de ellas, son muchas las que se rompen, pocas las que resultan ilesas. Ni siquiera me gusta creer qu conduzco el auto que veo estrellarse una vez mas en la negrura de la noche cuando tengo que llegar a cuenta de que la verdad no es la que yo quiero y que mucho menos es la que quiero contar. Por eso no choco, por eso no conduzco, por eso no rompo.
Sin embargo no puedo dejar de olvidar que no resulto ileso tampoco, me rompo a medias, me parto en partes, me quiebro un poco todo.
Lamentablemtente me siento irrompible.

domingo, marzo 26, 2006

palabras.uno

Retomo un texto viejo. Decido no darle más forma que la que la música me deja darle. Trozo de pan entre los labios con lágrimas. Sal eterna y mágica. Retomo el texto y lo
uso para despedirme, por un rato, para hacer de cuenta, para
contar el acto, para deshacer la cuenta para contar el hecho que no hay
texto mas dulce que el sielencio de una lágrima nuestra. La sensación es la de naufragio, naufragio de a varios, sin barco, sin mar, sin cielo raso, sin Mirta, sin sombra, sin vos. Sin luces de colores en la lejania.

jueves, marzo 02, 2006

tres gritos para un solo de cuero

Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé
de "Canto Negro", Nicolás Guillén.
Duelen las manos. Más, aún mas duele el parche. No se bien que cuero es el que le pega a quien, todavía no se si la música sale por detras de mis oídos o si sólamente la tengo en mi mente. Duelen porque hay un canto que no esta dicho, hay una estrofa callada. Duelen porque pegan donde no duele, y al único que le duele es al que pega, porque la palma del parche arde talvez mas que la palma de la mano. ¿Alguien le preguntó al parche si le duele o no? Alguien sabe de ese dolor.
Al parche le dolió todo de una vez cualdo ese animal gritó todos los gritos juntos por última vez. ¿Quién dijo que el cuero ese esta muerto? El dolor del aln imal lo siente ahora esa mano, de a poco, hasta darse cuenta que lo que duele no es la mano, que el dolor está en otro lado.

martes, enero 31, 2006

Despertando Ciudades


Tal vez en un rato amanezca en esa ciudad, pensó. Miraba una ventana que daba al patio que daba a una ligustrina que daba al patio de otra casa. Se le ocurrió pensar que hoy no habría amanecer posible en esa ciudad. Al instante un ruido lo despabiló, lo devolvió a la realidad y se percató de que se había empañado levemente el vidrio de la ventana. El ruido venia de la cocina, ese lugar pequeño pero cálido de la casa donde habitaba durante largas horas del día esa persona que había dejado de ser hace tiempo su mujer. Él la adoraba, es cierto, lo decía. Lo decía en público, en las reuniones, se lo decía a sus amigos con los que compartía algunos whiskeys, se lo decía a su almohada, pero no se lo decía a quien debía decírselo. Mara estaba terminando de lavar la vajilla que hasta hacía un rato había estado sobre la mesa, bajo la comida, que ahora estaba desparramada por sendos estómagos, razón de sobra por la que a ambos se le cerraban los ojos y les agarraba modorra.
No hace falta soñar en este amanecer que no existirá para darme cuenta que en cuanto el sol salga por el este, detrás de los cerros, detrás de todos los cerros, será devorado casi sin asco por una piara hambrienta que duerme bajo el pedregullo. Se ve que la abundante comida le trae estas ideas. Y mientras se duerme junto a la ventana empañada se le ocurre pensar que si en esa ciudad (su ciudad, como él la llama) no amanece, entonces no amanecerá en ninguna, ya que ese sol es único.
Mara se empezó a dar cuenta de su fiebre cuando empezó a escucharle decir palabras que no se le entendían, balbuceaba frases en las que el vocablo ciudad era deformado de forma tal que atravesar todos los estadios de la evolución de la palabra. Como si cambiar la palabra modificara lo que el quiere decir al nombrarla, como si mutar la palabra matara a quien la nombra.
Nunca más amaneció en su ciudad.


martes, enero 17, 2006

Detrás



No logro imaginar del todo que hay detrás de aquella pared. Gris como una roca, inmóvil como el hierro, firme como un ábol, inalcanzable como una montaña, temible como la noche. Sin embargo a veces puedo imaginarme qué cosas me pierdo por no poder atravesar el muro, porque si los temores son imágenes que se me vienen con el muro, entonces lo que ese muro esconde, son las cosas que se escondo tras los miedos. Quizás por eso no logro imaginar que hay detrás, de ella.

lunes, enero 09, 2006

Tres cajas y un despojo. Dos azules y una en rojo. Ninguna de ellas en la mano de nadie. Ninguna mano en la caja de nadie. Tres oportunidades para hacer de un recuerdo, un continuo trato con la memoria. Para hacer de lo que hicimos algo de lo que haremos, para no hacer de lo que no hicimos algo de lo que no haremos, para guardar en cajas lo que no hemos hecho, abrirlas y cuando podamos, hacerlo.
LCG 2006