miércoles, junio 23, 2010

Ceremonia del mate dulce

Hasta el último, me dijo. Te lo tomás hasta el último. Escuchar esa voz en la madrugada ácida de invierno mientras el frió catatónico y la escarcha rauda revanchan contra los pies descalzos y desnudos del niñito de ojos grandes que se había escapado en la transnoche del desafìo, a ver si afuera estaba mas frìo que adentro, y mirá que adentro hacìa frío. Pero hay fríos y fríos, pensó el niño, mientras la bombilla da acero calienta le rozaba los labios azules, y un manantial de elixir dulce y verde se le metìa por los poros del alma.
Gracias, respondió.

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