viernes, diciembre 30, 2005

Una chica de muza



Levanto la vista. Ella duerme. Me pongo a escribir esto con la cabeza en blanco. Cualquier oportunidad perdida se transforma en tragedia, entonces prefiero ser inoportuno y no despertarla. Hace horas que duerme, ella que casi nunca puede dormir óla, que casi nunca apoya su cabeza en una almohada vacía. Todavía tiene humedo el pelo, pesado que cae sobre una de sus orejas, la que escucha los ruidos de la calle, y de mis dedos escribiendo rápido y agil sobre el teclado.Me pregunto si puede la musica de las palabras despertar a alguien de lo mas profundo de sus sueños. Bajo la vista, nada parece haber cambiado. sin embargo escucho (mientras hago una leve pausa en mi teclado) el sutil rozar de las sábanas contra la piel cansada, contra la ropa arrugada, contra la piel arrugada por la ropa arrugada, contra la ropa cansada por las sábanas cansadas.Se mueve un poco mas, una pierna, un brazo, tuerce la espalda, cuatro uñas de mano derecha arañan una region de jean, una parcela de piel, el brazo cae en peso muerto sobre el colchón.Se detiene, ya no hay roces, pero aún emergen ruidos de las sábanas. Levvanto la vista y ya no la veo. Son ahora sábanas nada más. Dejo de escribir, me distrae.Esos ruidos no son ni puntos ni comas ni onomatopeyas, no los puedo escribir, no son nada.
Miro alrededor, no veo nada, miro la página, nada.
Me voy a escribir a un bar- pienso-. Mi musa me distrae.

Beso la sábana.
Salgo por la puerta.
Me voy a pedir una muza chica -medito, bajando los escalones.



L:G: 2005

sábado, septiembre 24, 2005

Tarde en el cuerpo

Decir siempre lo mismo, decirse siempre lo mismo, hacer decirse siempre lo mismo es una de las tantas formas de grabar a fuego en nuestra propia historia algunos pasajes, historias, pensamientos o frustraciones. No se bien que pasa cuando siempre sentimos que decimos lo mismo, no se que pasa cuando lo siento yo, cuando lo siente ella, y sin embargo, nos dice, me dicen, le digo, que no, que no es lo mismo, que no es lomismo decirlo hoy que decirlo ayer. LA sensación es como la de quien espera siempre el mismo tren, el tren de las ocho y cuarto por ejemplo.¿YA pasó el de las ocho y cuarto? ¿Ese que se fue es elde las ocho y cuarto? Para que pregunto si igual no tengo reloj, ¿me importa que sea el mismo tren? ¿Me importa llegar a horario? Hagamos de cuenta que me importa. El tren de la misma hora es el discurso repetitvo, lo que transucurre una y mil veces en la vida, lo que decimos que elegimos.
No puedo esperar, y espero. No puedo postergar y postergo. Siento y espero que llegue esa carta, ese mail, ese mensaje, ese tren. Ese tren me lleva, y circunstancialmente me trae.Tomarlo es postergar otra cosa, escribirlo es postergar otras tantas. Pero ni yo manejo el tren ni yo hago la llamada.
Por mas que uno diga, el resto siempre pide cosas. Directa o indirectamente te andan pidiendo millones de cosas sin que puedas darte cuenta. Y lo que piden se mezcla con lo que digo, y lo que digo se mezcla con lo piden. Y a fin de cuenta termino sin voz para llamar al tren, y lo espero y no lo llamo. Y quizas lo que piden es sencillo. No se si digo siempre lo mismo, pero a veces parece que me repitiera siempre las mismas demoras, que me reprochara los mismos itinerarios, que me enredara en las mismas frases para aceptar la demora.
Empiezo a dudadr de querer tomarme ese tren o no. Es mentra que no tengo reloj, Se muy bien que estoy en hora, que nunca es tarde en el cuerpo.

miércoles, septiembre 14, 2005

Calma nada, calma...




Nada me calma.
La calma no calma. La ira no me calma. La cama no calma.
No conozco la sensación, la presiento adentro de un vaso. Líquida y todo. La felicidad tiene olor a memoria. La memoria tampoco calma. Tomo la sensación de un brazo y la bebo de un sorbo y no calma. No es culpa de la sensación ser sentida. No es culpa del cielo ser azul. ¿La felicidad con olor a memoria? Olor a olvido, a hinchazón, a después con nadie. No es culpa de la calma que no viene. Es culpa del que la busca, del que la necesita. No es culpa de la ira si no se apaga, ni es culpa de la calma si no se prende. No vale apagar la puerta, o cerrar la luz, no vale conformarse, no vale acostumbrarse, no vale moverse, no vale correrse. Tampoco vale conocerse un poco mas para calmar a la calma. Clamarla. Vale la pena, si, la vale.
La calma vale la pena. Cuanta pena para una calma.
Cuanto vale una pena.
Cuanto vale la calma.

domingo, agosto 28, 2005

Nadie para despertar

No tengo reflejo. En tus ojos ya no tengo reflejo. Ni siquiera en mis ojos tengo reflejo (aunque no los vea siempre). Lo que si guardo son algunas formas de decir algunas cosas, que son casi un reflejo instantáneo muchas veces de hábitos antiguos, guardados en placares y metidos en cajones. Me quedan esos reflejos inservibles en la punta de los dedos. Esos de acariciar a la nada para que la nada me acaricie, esos de tantear en la oscuridad una boca de madrugada, y encontrar la tela de la almohada, repleta de baba. Ese de cebar dos mates por ronda para uno solo, y dar vuelta la bombilla y darme cuenta que ese mate ya no se lo toma nadie, y nadie dice gracias, aunque no tome más. Lo que si guardo son nombre que nunca uso, apodos que no tienen sentido. No se si alguno de esos reflejos se ajuste a la óptica precisa, a la lupa mágica que me fui haciendo para mirarte, pero detrás de la imagen seguro hay un músculo inquieto, un tendón alerta. No hacer ruido al entrar a casa, para no despertarla.

No reflejo lo que quiero, reflejo lo que puedo. Soy lo que puedo. No tengo reflejos que me sirvan, los reflejos que tengo son míos, los que me sirven, los tuyos. Digo tuyos como sí, por reflejo (la insistencia en la repetición de la palabra es pura burla a haber dejado de tenerlos) te escribiera directamente a vos. Por un rato me olvido con quien hablo cuando hablo así, porque esa cercanía por alguna razón me genera disctancia, y por el contrario la otra distancia me genera cercanía. Es extraño, pero decir "los suyos" al escribirlo suena mas cercano que al leerlos un rato después. Decir "los tuyos" los acerca un poco mas cuando los leo que cuando los escribo. Es inutil, no puedo escribir esos reflejos que no tengo. No tengo los tuyos ni los suyos, ni los de nadie. En realidad no tengo los de nadie.
Ahora que es de noche y que pensé un rato largo mientras volvía en el subte que me llevaba hasta la redacción, porque decidí irme de casa y venirme a la redacción a escribir un poco para pensar un poco mejor, ahora que anocheció en este domingo que se muere solo (o acaso lo estoy matando sin querer?), ahora comienzan los temblores en las manos. Ni bien abro la puerta, ni bien lo saludo al sereno, me doy cuenta que no hay caso y que no puedo manejar las cosas que llevo en la cabeza, que si no las digo revientan. Que son muchs las imágenes que se juntan todas juntas. Y que no me las banco. ¿No es mejor ir a un bar?, me pregunto.
Ahí me di cuenta, al rato estaba afuera de vuelta buscando uno de esos bares de las esquinas que a veces se ven en Buenos Aires. Evidentemente no quería pensar más. Solo quería que todo pasara rápido, automáticamente. Mal o bien, que pasara.
Necesito dormir- pensé, creo en voz alta, cuando ví a la moza tratando de no reirse mientras me dejaba la carta en la mesita cuadrada.
Yo también- me confesó, pero... hay que trabajar.
Si, hay que trabajar, en algo hay que trabajar, es una gran verdad. Por guita o no, hay que trabajar.
Se volvió a reir.
Simpática, pensé. Se ve que espera que le haga el pedido, porque se quedó parada mientras yo empecé a relojear la carta.
Vuelvo en un rato, dijo. Tengo cosas que hacer. (En el bar estaba yo solo), dijo.
No claro, lo que pasa es que ando con sueño y no me llega el agua al tanque, no me acordaba que venía por un café, y me quedé mirando la carta como un gil.
¿Me traés un café?
Pensé que necesitaba dormir, bromeó.
Al rato trajo el café. Lo tomé de un sorbo, como de compromiso, pagué, propina, me fuí.
Me subi al primer bondo que paso por la avenida hacia casa.
Ni bien llegué me acosté. Hice mucho ruido al entrar, no tengo a nadie para despertar.

Luciano Galizia 2005

La isla: dando vueltas

Hace algún tiempo llegaron de viaje a la isla, de visita digamos, un par de amigos que hace mucho tempo que no venían aqui. Vivieron con nonsotros de manera intermitente, pero nunca fueron oriundos de acá. La vida en la isla ha seguido de maneras diversas para muchos. Sin embargo muchos de nosotros dejamos de escuchar algunos tonos de voz durante casi diez años.

No poder imaginar el rostro que tendrán cuando bajen de esa lancha, después de hacer el transbordo en el río Grande; ni poder figurarse las dos primeras palabras o sonidos que saldrán de sus bocas cuando una vez pisado el puerto, sus cuatro ojos se posen sobre la bahía y miren como todo ha cambiado. Este que narra está cansado de pensar que la vida cambia para un solo lado.

Está cansado de esperar que lo intermitente se haga constante, está cansado de que lo constante se haga agotador, y lo esporádico, silencio. En realidad prefiere sumergirse en el olvido mas impensado, para no necesitar atarse de un poste una noche de sábado en el Puerto Central y no moverse nunca. El que narra esto necesita más que nunca algunas excusas para darse cuenta que la soledad de la isla no es ilusoria. Así como al mirar el rostro cambiado de los que nos visitan no puedo reconocer mas que un par de facciones y se me escapa un "no cambiaste nada" o un "estás igualito"; al mirar alrededor no puedo reconocer que me voy quedando solo y que tengo la necesidad de decir que todo está igual.

No me quiero perder en frases que no me van a conducir a nada. Lo único que necesito es empezar a ver que realmente la isla se me está vaciando alrededor, una bomba de vacío que me chupa. No se cuantas veces necesito pensar en viajar de este lugar par mirarlo desde afuera. Pero la excusa es siempre crecer en el lugar donde uno nació. La isla no es ni mi casa ni mi cárcel.

Tres de la mañana. Viento afuera. Hubo tormenta hace un rato. Doy vueltas en la cama. Me transpran las manos. Pienso en salir a fumar un cigarro al jardín, pero me imagino la corriente de aire frío que entra por la bahia, y prefiero quedarme quieto, dando vueltas.

sábado, agosto 27, 2005

Las pelucas

La peluca de la nada

“El que te ama no te nombra,
corazón de luz y sombra…”
Jorge Fandermole

No tenés excusa- le sugirió ella. Ya no tenés más excusas. Después de todo, la única excusa que te viene bien es la que nunca cumplís. Al instante revolvió una vez más el café y sacó un álbum de fotos con imágenes de sus viajes a la provincia de Santa Cruz . Hurgó un rato, con la mirada fija en los paisajes, dando vuelta las hojas una a una, con la velocidad justa y el tiempo preciso como para que se le imprima en la boca una sonrisa, que persistía por un par de fotos. Miró fotos hasta que se le petrifico un segundo la cara y luego reaccionó. Se peinó como para disimular. Ya no tenés excusa, volvió a decir. ¿Qué le vas a decir? ¿La vas a llamar algún día?
En la foto se veían tres personas adentro de una carpa azul. Se les percibía el frío en la cara, sin embargo todavía se reían, todavía estaban contentos.
¿Es raro vernos sonrientes, no?, preguntó ella insistente. Acá habíamos vuelto del cerro ese que vos querías escalar y se nos había hecho de noche. ¿Nos cagamos de frío, te acordas? Ni se de que nos reíamos, pero la pasábamos bien. A veces me parece falso, como una foto que le pasó a otro. Como si no tuviera sentido que nos riéramos de nada. Pero se vé que en ese momento no nos dábamos cuenta, no sé. Se volvió a peinar, todavía tenía humedo el pelo negro. Se lo ató hacia atrás, haciendo un gesto con los labios, con sus brazos extendiéndose y doblándose para alcanzar las mechas de palo negro que se iban intrincando en la gomita de pelo que seguramente iba sacando, en una maniobra casi única, imaginando de memoria la forma de su cabellera, haciendo el gesto irrepresentable de girar los ojitos un poco y entrecerrarlos para imaginar mejor lo que pasa allá atras de su cabeza. Te queda muy lindo el pelo así, recogido, se te ve más la frente, se te notan más los ojos ¿No te lo dicen?, preguntó el. ¿Quién? Quién me lo va a decir? No se, piba, vos sabrás. Vos tenés quien te lo diga. El que me lo tiene que decir no me lo dice. A decir verdad, dice muy poco. Dice Hola, dice Chau. Más Chau que Hola. ¿Te diste cuenta que no sabés volver al pasado de la misma forma que volvés cuando charlás con una persona que hace siglos que no ves? ¿A vos no te pasa, negro?.
Así que el que te lo tiene que decir no te lo dice. Se rió espásticamente, volcando el vasito de agua casi vacío que acompañaba al café. Se rió mezcla de nervios y de pensar que el también era el que tenía que decir algo a alguien. Tocado por una frase rota. Desvalijado. Preso el negro de tener. Así que el que te lo tiene que decir no te lo dice... suena gracioso. Aclará, ¿Por qué "tiene" que decirlo, porqué es "él" el que tiene que decirlo y no otro u otra? Negro, no jodas, hará mucho que no nos vemos, pero nos conocemos, esas cosas no se explican. Yo quiero que me diga él y no otro. ¿Lo de los otros no cuenta, entonces? Todo es el, y la nada ehh? Que triste -remata el Negro mirando hacia abajo con el cuello torcido sobre la mesa y haciendo que no con la cabeza.
Cuesta acostumbrarse, contesta Lucía. ¿Al pelo? bromea el negro. Al pelo también, responde ella haciendosé la que no entiende el chiste. Viste como cuando te cortás el pelo que algunas mañanas te levantás y te querés peinar, y te das cuenta que no hay nada. Con él es lo mismo. Te levantás unas mañanas, lo querés abrazar y al rato te das cuenta que no hay nada para abrazar, el tipo está, ahí, pero corto, no lo podes peinar. Y más te pasa y más bronca, entonces más él se hace todo. Hay un momento en el que es todo él, pero despues una tiene que acostumbrarse. Igualito que el pelo.
Al negro se le cortó el chiste de un tijeretazo. Se dio cuenta que a él le pasa lo mismo. Que su ella, está bien lejos de ser su ella.
Lucía le pidó un segundo para ir al baño. Él la vio irse por el pasillito hasta que doblaba hacia el baño del bar de Lavalle.
No tenés mas excusa, negro. Se dijo, por lo bajo. Tendrás que llamarla. Pensó, mientras revolvía pasado corporizado en fotos de una vida, ya ajena, tan ajena como ella. Como una peluca.



Luciano Galizia 2005

viernes, agosto 26, 2005

Vendo mate (presto ventana sin reflejo)


Este mate no es mío, es prestado. Esto que tengo entre las manos, que miro de reojo, que le ofrece calor a la palma de mis recuerdos, no es mío. Me lo cebaron hace un rato, todavía no me lo han pedido. Es cierto, me conocen un poco y saben, saben muy bien (tan bien como sabe este mate) que me tomo mi tiempo. Que me lo tomo con tiempo, me tomo mi tiempo porque es lo único que es mío, el resto no. Ni calabaza, ni yerba ni palo ni bombilla ni termo tengo ni fuego ni nada ni pava, ni porongo. Cada tanto me parece que se olvidaron que en verdad no me pertenece, que se olvidaron de que lo tengo. Mientras se va lavando, me voy dando cuenta que no se olvidaron del mate sino que se olvidaron de mi. Y que lo que se lava no es la yerba sino la memoria, y lo que me tomo no es el agua con sabor a mate sino el tiempo con sabor amargo.

A veces se me rompen los ojos enfrente de la pantalla. De mirar letras mías y ajenas. Se me rompen hasta que me doy cuenta que ya venían rotos. Otras veces los cierro y se me rompen cerrados, como pasa cuando sueño, como si los párpados fueran los corchos de una botella a punto de estallar, con presión o sin presión, ebullición instantánea. Los cierro mientras escribo, y es casi lo mismo, estallan. Todavía no se si estallan porque lloran o si lloran porque estallan. Al rato los abro y el mate ya no existe, ya no está. No se si se lo han llevado, si lo han retirado, o si nunca estuvo. O si estuvo sólo en esta pantalla. No sé. A veces no se si las ventanas en las que que creo escribir corresponden a lo que ellas mismas me hacen creer que son. Alguien me presta su ventana por un rato y yo le presto una ventana similar del otro lado. Entre un espejo y esto hay sólo una diferencia, el reflejo. Lo que pasa es que estas ventanas que me prestan no reflejan, tan solo recrean reflejos que ya existen. Ya no me prestan orejas, ahora me prestan ventanas.

Luciano Galizia 2005

miércoles, agosto 24, 2005

no necesito reloj

Ya no es una sensación. Lo fue siempre, es cierto. Pero ya no. El tipo cruza la calle, justo en el rojo del semáforo. Alguna persona espera sentada en el bar de la esquina hojeando el diario. No necesito el reloj para darme cuenta que pasó mi hora, pero si necesito mi hora para darme cuenta que te has ido, y ahi necesito mi reloj para que las horas sean lo mas real posible y no este interminable lapso de tiempo entre una respiración y otra, inspiro-exhalo, entre un bostezo y hota, la eternidad absoluta en un parpadeo, la noche eterna, el cigarrillo instantaneo, el perfume eterno, la canción constante. Ya no es una sensación, ahora es mas real que nunca, cuando te has ido.

Entenderás hasta entender

-Idiota-pienso, no se lo dije. Pienso un poco más y detras del vidrio empañado (ya no llovía cuando esto que relato sucede). Hay un tipo que está haciendo señas a un taxi lejano, y corre el tipo con el brazo en alto t tratando de no pisotear ningún charco (porque había llovido hasta hace un rato) para salpicarse la botamanga del pantalón. El taxi no le para, lo veo pasar a toda velocidad a un metro de él, y un chaparron de la alcantarilla, le empapa desde los zapatos hasta el dedo meñique. El tipo lo ve pasar y se queda duro, no reacciona, yo que él, pienso. ¿Vos que él qué? El tipo sale corriendo y ya no lo veo más, se me fue de foco, es como si hubieran cambiado de canal, de repente, como si se hubiera corrido de la escena.
Esto no es para mí, se escucha desde la otra habitación. Es simple flaco, muy simple, vos me traes a la mina, y arreglamos. Vas a ver que todo va a salir bien. Se escucha un rezongo y un portazo (en orden inverso).
Deben ser los de la habitación de al lado, pienso de manera muy sagaz. Siempre andan en algo. Porque es cierto, no todos andamos en algo, algunos como yo no andamos en nada. Se hce jodido esquivar el charco a veces. Como si fuera facil verle las orillas al muy guacho, los bordes, la perfieria. ¿No estas siempre en la periferia del charco? Preferiria periferia, pero a veces estoy metido en lo hondo del charco. Lo bueno es que ya estoy mojado. Mirá, ahi vuelve el tipo del taxi , me digo, me cuento. No se para que me lo cuento si soy yo mismo el que lo estoy viendo. El chabon ahora está cambiado, se ve que vive por acá cerca, volvió a la casa a cambiarse y ahora va por el segundo táxi, se queda parado (esta vez no corre). La que corre es una nube que amenaza traer la lluvia de vuelta (te dije que había llovido hace nada no?). Si, ya se, digo siempre lo mismo. Bueno recién llovió y ahiora está por llover de vuelta. El tipo se queda parado en la vereda lejos de todo charco, estira el brazo y casi automaticamente un taxi se detiene, ahora si, el tipo corre, y se sube al tacho. Hace un gesto, y se desenfoca la imagen de mi vidrio empañado.

Emilia me había dicho que esto sucedería tarde o temprano, que se iría afuera, que se enamoraría de un gringo, que se iba a quedar arraigada a las ganas de no estar aca. Yo nunca le hice caso. Yo la escuchaba, la entendía, pero me parecia todo tan irreal, tan ficticio, tan improbable, que al tiempo me olvidaba, y ella, dale que te dale.
Cruzar el charco. ¿Cuando? Pronto que se yo, tarde o temprano eso viene, y te tomas el taxi, Si te vino el taxi te lo tomás, te las tomás, Tomás. Porque lo vas a andar dudando, hasta que venga otro. Mirá si el charco te moja. Mejor cruzarlo.
Idiota.

sábado, agosto 20, 2005

Traerse puesto


No se cuantas veces silbó esa melodía antes de dormirse. No llegó a dudar ni un instante que ni bien apoyara su cabeza sobre la almohada húmeda, se dormiría. Paso tras paso, tras su pollera que flameaba con el viento de la calle iba evitando pensar en el día que había tenido, en el día que lle llegaría mañana. En su cabeza giraba la melodía que había escuchado en la estación de subte hace un ratito. Ponen televisores debajo de la tierra, piensa. 

Los entierran, piensa.

La almohada nunca llega, hay un delay inevitable entre lo ideal de lo que planeamos hacer y lo que realmente sucede. 

Nunca me dormiré, piensa ella. 

Ahora empezaba a dudar sobre su sueño, sobre su suerte. No sonó el teléfono ni prendió la tele ni la radio, ni prendió su PC para trabajar un poco más, tampoco hojeó el diario de hace unos días que estaba en su departamento que alquila sola en Belgrano. Tampoco abrió el libro que tenía en el bolso y que iba a leer en el subte y nunca leyó. No tomó los mates que suele tomar a esa hora, al menos para que el invierno se haga menos invierno, y la noche menos noche, y el silencio menos silencio. Ni siquiera ordenó los papeles que iba a usar el día de mañana, no revisó sus clases, no garabateó su cuaderno azul, no llamó por teléfono. Solamente apoyó tímidamente la cabeza en la almohada y se 
repugnó del olor a cigarrillo de su ropa y de su pelo. 

Quiero crecer, pensó, mientras iba de vuelta hacia el paquete de cigarrillos que dejó en el cajón. No puede ser que necesite fumar. Los pelos le cubrían la cara blanca. Una mirada cansada se escondía detrás de los hilos negros, del telón de sombras.

En mi vida no pasa nada, piensa, en garabatear algo en un papel, una frase al menos, un ovillo de ojos en tinta azul, pero no, no lo hace. 

No hay película que le escriba cartas, ni hay novela que llame por teléfono, ni hay radio que te abraza, ni garabato que te escuche. Al fin prende el cigarro con el que jugueteó un rato, le da una pitada tímida, casi con asco y lo apaga bruscamente estampándolo contra el cenicero. Se vuelve a costar sobre la colcha fría, casi con la misma ropa con la que vino de la calle. 

Juguetea un poco con los pies para sacarse los zapatos y suenan dos golpes contra el piso. Se va durmiendo con sabor a asco en la boca, con la misma melodía y la misma ropa que trajo de la calle.

domingo, agosto 14, 2005

Como siempre, una imagen me devuelve a estas palabras. Me tienden una trampa infalible porque me hacen creer que las conozco al dedillo, que conozco su orden como si estuvieran dispuestas en un tablero y como si pudiera ir moviendo y cambiando de posicion y transcribirlas a la imagen que las parió. Pero no. Inevitablemente caigo en una celda de grafemas, morfemas y termino saliendo por fianza, atravezado con la pena de haber pagado con migajas la a la mas horrible de las libertades. La de no saber que hacer con tanta imagen, y la de creerme libre, la de no saberme preso de mi propio lenguaje. Pero no termina el ciclo, a veces salen nubes y toman formas erráticas y me doy cuenta que nombralas las hace dejar de ser nubes, y que esa palabra ya no me apresa a mi sólo, sino que tambien a la nube, a la forma, al cacho de cielo que le es fondo, a la lluvia en la que devendrá el tiempo, al rocío que me despertará en mi rostro una mañana en una celda, preso más de la palabra preso que de la prisión, preso más que nada de la palabra celda, que de la celda misma, preso de la palabra palabra. Palabra de la palabra preso. Palabra de la preso palabra. Como siempre. Una imagen me devuelve a la celda, y una palabra me saca, bajo fianza. Por migajas. Y me creo palabra.

jueves, julio 21, 2005

No conozco su nombre, sin embargo puedo oirla,
ni conozco su risa, aunque percibo su alegría.
Me ato a su fantasía, sin saber de sus fantasmas
no sólo me desazna aquella flor en la vía,
también los pasos que no caminan, la voz que no perfila.

Lo que conozco, parece que no puedo decirlo,
no porque decirlo sea desconocerlo,
ni porque hacerlo en dicho sea perderlo.
Enunciarlo es arriesgarse a que no sea
apostar al error, a la tragedia.

miércoles, julio 06, 2005

Seducción

Seducir una palabra es casi como seducir una roca. Basta com mirarla un rato desde sus perfiles rocosos y áridos, secos e igneos, parlantes de un pasado metamorfico y erosionado, tallado y deformado. Basta con pasarle la yama de los dedos, percibir su rugosidad, su textura, aprecias uno a uno los minerales, y lois colores. basta con acostumbrarse a saber leer en esa roca la historia del mundo, para darse cuenta, que basta con pronunciar una palabra para seducirla. Es casi, porque una roca no puede ser dicha. La palabra puede ser dicha, entonces es seducida,porque nos hemos apropiado de ella.

domingo, julio 03, 2005

En proceso

Detrás de la lluvia se esconde otra lluvia; detrás de la calma, la otra palma.

No hay proceso infinito ni ajeno
que me sirva desde la ventana que anuncia
para mirar el vidrio y detrás la cama
y en el rincón pequeño que piso mirar el aire
que renuncia a ser respirado y abatido
por el más pequeño de los instantes
de este proceso.

jueves, junio 30, 2005

Solo

"No porque ella sea mala, sino porque yo estoy repleto por dentro de demonios, y tiene que sacarme esos chamucos del cuerpo confesándose por mí. Todos los días."
Juan Rulfo


Llueve en la ciudad triste. Llueve en tu lluvia rota, en tu lluvia de cráneos que han pasado a tu olvido. Lueve en tu lluvia de datos en tu cabeza enferma. Algo escondés detrás de tu acto. Detrás de tu espina. Algo detrás de tu trabajo, algo detrás de tu estirpe. Llueve y dejas llover aún un poco más como se deja correr el agua por entre las manos. Dejás llover gotas amigotas en tu cara, hasta que te dejás llevar por la calle, y te refugias en una parada de colectivo. Te preguntás algo vano. Te preguntás si la ciudad está triste de por sí, o si solamente vos la ves triste. Preferís olvidarte. Cualquier definición se te escaparía como el agua en este momento, y ni una comparsa colorida podría simular algo de alegría.
En cualquier otro lado de la ciudad un hombre y una mujer se encuentran en una esquina. Se reconocen porque los dos tienen paraguas rojos. Habían acordado la cita unos días antes. Si llueve un paraguas rojo cada uno, si no llueve, no nos vemos, se dijeron.

Estás solo, pensás, aceptalo. No hay ningún cristo que pueda hacer eso por vos. No hay ningún cuerpo detrás del tuyo. Debajo de ese pucho que acabas de atornillar contra el cenicero iban quedando las últimas y póstumas cenizas de un pensamientamiento. No miento, luego del tabaco, nada mejor que refregarse los ojos que previamente cerraste, resfregartelos con la mano derecha, con dedo mayor amarillento, con olor a nicotina. No hay nadie mas en el rincon donde te sentaste. Quizás un llamado te separa de la felicidad, en el mejor de los casos, la dicha que anhelas. En el peor de los casos el llamado agranda la distancia entre la dicha y vos. Como muchas veces el chaparrón separa a la ciudad triste de esa otra ciudad. Terminaste de resfregarte los ojos y empezas a aceptar de alguna manera el estado. No te das cuenta? preguntas al aire.No, te respondes.

rascacielos

Una disculpa que huele a escalofríos.
Ademán de locura entre un ojo y otro.
Pestañea mientras masca un tango
Enciende un pucho, martilla el frío.

Desde la punta de un rascacielos,
una cabeza pegada al cuerpo
amenaza con matarse, con tirarse.
Una cabeza pegada al cuerp frío.

¿La amenaza es el pasado del temor
o el futuro de la desgracia?
No arrasa con tanto esperma aquel
objeto entre las piernas.

Tiñe el paisaje una nube de negro.
Ya no hay plaza en la ciudad
que te resgurde del recuerdo.
No hay techo que te separe de la lluvia.
Ni eco que no desvista tus ojeras.

Detras de tus orejas se quedó el grito
Te pido disculpas,
Una cabeza pegada al cuerpo frío.
Un rascacielos que da escalofríos.

domingo, junio 26, 2005

traslado.

Ingenuidad de viento eterno sin demoras,
la que se percibe en una mirada de subte al paso.
Como una ráfaga de prisa de cosas vanas,
que ahora son las imprescindibles,
pero en la eternidad son la nada.

Ingenuidad de silencio en la parada de un bondi,
masticando del aire sólo el aire y nada más
en la espera onerosa que regala el tiempo,
que el silencio quita, que el traslado da.
En ese tiempo, la ingenuidad de un pensamiento
se hace hombre y bebe muerto, y roza la vida
En ese viaje sólo se ven esos rostros,
los que debilitan la historia, los que denotan el contraste
En ese viaje no demora la ira,
porque la ira es parte del pasaje,
sube a cuestas, no paga peaje
a cococha de un enojo padre.
Ni demora la espera, porque
esa ira de muerte no espera a nadie
Ni al que la hace ni al que la sufre
ni al que la comparte, ni el que la vomita
Ni del que sabe que cuedo termina
nace de la vida el disfraz,
y de la dicha la melodía,
que se silba en ventanilla de quejas,
que después el silencio hace rezongo
Ni demora el asiento, ni la sien pesada
ni la migraña austera, ni la moneda liviana,
ni la parada eterna a mitad del periplo,
de lo ingenuo.


Ingenuidad que no quiere que la despierten,
que se va a dormir en un sueño de sabanas oscuras,
que mira la tele entre sueños,
que devora la pasión perdida.
Ingenuidad de escuchar una radio que cuenta ajena
la historia que se vive de a ratos.
No soporto lo ingenuo de lo que creo vivo,
la magnolia sin aliento desperdigada e
jardines conongelados.
No soporto la ingenua voz de lo que
amo, no la levento ni la hago trizas,
por temor a hacer pedazos el estanque
donde sumergo dia a dia cada día
y lo dejo silencioso en el borde
del agua que no mancha con colores
en la pileta en la que lavos mi caras,
y en la que caigo víctima de un
sueño ingenuo que sumerge
tanto al día como a la noche descalza.
Repleta de goles en otras canchas
en potreros sin barro ni rezongos


Y es inutil pensar que el viaje termina cuando uno se baja
, cuando el pié empbarrado alcanza el piso,
cuando la mano deja la baranda,
y se desplaza el cuerpo hacia adelante,
de un salto se desbanda,
y no conozco la frase que reemplaza
inutilmente aquella última puteada.

viernes, junio 24, 2005

Alguna vez, algun silencio imprevisto, viajó de golpe por aquellos laberintos esotéricos de las dudas. Alguna vez estuve seguro de que aquellos echos solitarios, no estaban desvinculados de mi vvida, ni de mi suerte. Algun recuerdo siempre llega de golpe, sin aviso, Para enfrentarnos a los irremediables encuentros con la indesicion. Tres dias talvez, o mas, es demasiado tiempompara enfrentarse continuamente a la incertidumbre de saber exactamente que esta haciendo uno en tal o cuaal momento. Los vidrios de la calle. Los pasos tristes por los derredores diurnos. Los encontronazos de siempre con la hgentuza que nunca, nunca, es la misma. Desde los balcones aridos de la tarde, o bien desde el humedo instante de la cama propia, las sorpresas caen como afiladas esquirlas de felicidad que no se entiende.

Alguna aventura descabellada aparece ante mis ojos pálidos, cuando el viento de las circunstancias me deja. Alguna palabra callada, algun gesto entre la niebla perfida, algun encanto de los que se intuyoen, siempre vuelve a molestarme.
Las ineficaces formas que tengo de entenderme o bien las irremediables razones que tengo para no hacerlo, gravitan entre las infinitas muertes a las cuales me entrego cada instante que pasa, cada palabra no dicha, cada silencio unisono de tiempo extraño.
Sin embargo, Las inconfundibles historias que me hacen todo el tiempo, no merecen ser añejadas en papiros obsoletos de causas, ni en pergaminos santos de la memoria. Incontables auroras en que despierto entre la profunda quietud de no saberme propio, arruyan el desengaño primero con su inocente derrumbe.

jueves, junio 16, 2005

clandestino

No me importa ese silencio clandestino cuadra tras cuadra, camino tras camino. Lo único que puedo hacer es prestarle atención tal como se le presta atención al bullicio de un monton de gente reunida que gritonea en la misma jerigonza. Hago eso, escucho cada una de las voces que arman y componen el bullicio, y las escucho como si fueran únicas, irrepetibles, como si cada una de ellas me dijera algo, hasta que sin darme cuenta, empiezo a escuchar todas juntas. como una sola, como si cada una fuera un silencio, que hace ruido, tras las cuadras.

miércoles, junio 15, 2005

Pretendo desandar una fantasía. En un abrir y cerrar de recuerdos, de bolsillos, desandarla como si nuna hubiera ocurrido en realidad, pero sabiéndo que la he imaginado. Puede tratarse de una tierra, de un planeta, de un paisaje, de una mujer, de una música o de una bestia.

domingo, junio 12, 2005

Titubeo II

Eximido de sorpresas ajenas, de vergüenzas propias, sordo a jergas que no sean las que me imagino. Repleto de certezas inservibles. Tiritando no de frío pero de duda. Titubeo de una cornisa a la otra del pensamiento, andarivel de tiza y materia gris, casi negra que me escupe de un espacio a otro del pensamiento, de una imagen a otra, de la nausea al orgasmo de la tranquilidad a la duda, de la nada al picor, del escozor al ruido, del sueño al descanso, de las ganas a la nada.

VII

"un café que ya está frío
y hace varios ceniceros..."
Aquel domingo, ya en el pasado de las memorias que cualquier mortal recuerde, había ocurrido una tragedia insignificante en la vida de cualquier hombre. Insignificante se refiere en este caso a una forma de decir que visto desde la lupa del tiempo, el problema no tiene arreglo, y que, la tragedia entonces es una distancia abismal entre la confusión de no poder solucionar el problema y la estúpida idea de pensar que eso no ocurrió nunca. Tragedia porque es un mal que no se subsana de fácil manera, porque no es algo que se pueda explicar sencillamente por que causa esa sensación de malestar o de tristeza. Si bien es cierto, yo puedo enunciar la frase "un ser querido ha muerto", de ninguna manera estoy explicando el desasosiego y la tristeza y por ende la piedra angular de la tragedia. Ya no la tragedia como drama teatral, ni como ficción actuada por aquellos hipocritás griegos. Sino la tragedia como drama real, que de manera inexplicable termina hilandosé de manera casi fantástica en una trama de teatro.
No hay domingo invisible, piensa Ernesto. Dále, le dice Eleonora del otro lado de la linea, casi entrecortada, vás a venir?, pregunta. Apurate a decidirte que se corta la comunicación. Ernesto piensa dos segundos, quizás tres, pero no más, mira al cielo esperando una lluvia que lo salve, que lo moje. Prístino cielo con rasca cielos de fondo. Una nube tal vez dos, pero no más. Bueno, contesta, hacíendose el que está seguro de lo que dice, de lo que que quiere, de lo que va a hacer, lo dice tratando de dejar en claro que va a hacer lo que ella quiere que haga, y que justamente eso es lo que él quiere hacer. Todo eso con una palabra de cinco letras y no más.Dále, confirma. Aprieta el botoncito rojo de su teléfono, cruza una calle, se pierde en una esquina.
Eleonora estaba sentada con Adela, una gran amiga suya que conocío en la infancia. y que cada cinco años, cuatro , no más se juntan para ver que es de su vida, para contarse sus historias, para hablar de sus casamientos, de sus novios, de sus separaciones, de sus arreglos, de sus trabajos, de sus viajes, de su vida en otras tierras, de sus padres, de los amigos que ya no ven, en fin dice Eleo, de esas cosas.
Eleonora toma un te de hierbas con sobrecito bordó. Bordeaux, piensa adela con su cara pálida y su pelo casi rubio que uno dudaría, castaño digamos. Escucha como habla Eleo y la mira y se da cuenta que la última vez que se vieron no hablaba tanto, que la que hablaba más era ella.

jueves, junio 09, 2005

Milongamuerta

Canta una milonga, al viento, al aire seco de tierra seca.
Canta una milonga y se deja llevar, por una cuerda,
una rosa, una margarita marchita,(que ya estan secas)
Canta y desencanta su fueye antiguo, campero,
lustra el desamor de mariposa negra olvidada.

Incomunicada lanza que lo persigue, lo desvasta
Canta una milonga y bosteza, y es el vino el que lo devuelve.
Canta una milonga y trae coplas, trae danzastrae cantos y esperanzas.
Canta una milonga su pueblo,
y lo vive, de revolución en guitarra
de recuerdo en gomina seca
,guitarrón y takirari.
Canta una milonga amplia con frente estrecha
canta su canción que avanza y no es endecha
hilvana el hilo de tu milonga madre.
Y se hace niña la sangre de tanta milonga muerta.
Canta milonga sola, desdesperada,
tal vez la zamba te vuelva alerta
canta milonga negra de muertas bravas
mauser tras mauser
cuero a cuero
sol a sol
canta
milonga tuya, que esa es tu nada.
Si pudiera ventanilla las horas. Un quizás hecho talvez ahora.
Un nunca que arrebata de gracioso y burla.
Si pudiera burla los días, dejarlos quietos, inmóviles.
Los dejaría a un lado ventanilla de la burla y miraría,
al nunca que se ha hecho tarde. Al nunca que se enrrolla

lunes, junio 06, 2005

París. 3 AM. Visperas del insomnio. Ventanita oscura. Ventarrón. Un matecocido medio hacerse y Ernesto que destiloa horas en un atanor llamado asombro, hastío. Hay un poco de viento al otro lado de la calle. Ernesto vacila. Se le ve en el rostro que vacila. El rostro de Ernesto no vacila nunca, salvo cuando...salvo cuando empieza a deseperarse y se le ve, se le nota a la legua. Lo podría ver cualquiera desde la punta sur del Pont des arts. Sin embargo el no lo nota. La pantalla que tiene enfrente le arroja una luz pálida en el rostro, casi tan blanca que llena de blanco el espacio que lo rodea. El claroscuro hace las veces de intermitencia cuando cliquea su mouse, abre y cierra, cierra y abre.
Ernesto no esta casado, más bien está cansado, está cansado de muchas cosas, y muchas mas de las que no tiene idea. Ya no es el cansancio físico el que lo agota. Cuando era mas joven solía ser mas vital, mas enérgico. Cierra los ojos y piensa un segundo. El reloj de la pantalla había arrojado las 3 y 5 cuando lo vio por última vez. Luego se arrojó al abismo tenue y baboso de los ojos cerrados, donde los manotazos no surten y tanto efecto como las proyecciones fílmicas de nuestra corteza visual. El velo negro que inicialmente le nubla la vista, lo somente invisiblemente a la búsqueda de una imagen, foto o cielo o mariposa fluorescente que aperece desde la retina o desde la persiana del alma, desde el telón o la pantalla. Un velo negro infinito que no se corre y que cae como cae los páropados y que si quiere llorar se hace mas negro, porque aprieta con fuerza los ojos desde las puntas de los párpados hasta las ojeras y todo se hace rollizo como un matambre. Del velo negro al llnto mas negro sobre una pantalla blanca y vacía.
Ernesto habre los ojos y cuenta hasta tres.

Jadeo de la bestia

Respiro sin asombro, una música lejana. Me niego a pensar por un
rato.Resfrío de un instrumento que escucho remoto, que desconozco.Desconozco el
luthier que lo ha diseñado, desconozco las horas interminables que ha pasado
enfrente de la bestia, acomodando sus cuerdas como quien afila los dientes,
templandolo como qujien amansa una fiera, trabajando maderas como quien rehace
los huesos. Desconozco el origen, la localidad, la geografía, las montañas o
valles que le han dado vida. Sin embargo si conozco la caja de resonancia de
toda esta cosa cacofónica de semidiós instrumentista, de guitarra tuerta, de
respiro de bestia, de seis cuerdas, jadeo.

Chamuchina

Chamuchina: Voz lunfarda que se utiliza en tangos y milongas para hacer referencia a gente insignificante, sin valor alguno. El origen de la voz es incierto. Algunos no tienen problema en decir que se utiliza o utilizó en toda América, con la acepción de "cosa de poco valor, populacho". En los tangos sin embargo encarna y adjetiva a gente de carne y hueso. Es posible que su origen se remonte (de manera muy incierta y lúdica) a los orígenes de la palabra chamuyar. Chamuyar en el lunfardo clásico puede encontrarse supliendo las funciones de la acción de hablar, conversar, aunque puede pasar por meter el perro, mentir, o tambien puede aparecer como una conversación de poco valor, insignificante o sin mucha importancia. Dicen los que saben que chamuyar viene del Caló "Chamullar", que significa coloquialmente, hablar o conversar. El chamuyo porteño de alguna manera aparece devaluado en la versión con y-griega de la palabr y es algo probable que desde chamuyo, se halla pasado a chamuyina, y finalemente a la voz Chamuchina, ya mas conocida.

"Tristeza de chamuchina que jamas te olvidará"

domingo, junio 05, 2005

marra

Arrimar un mar arrimado, sin rima ni rama, ni sal.
Arrimarlo con el canto del borde de tu boca, sin prisa ni cama, ni sal.
Arrimarlo un rato con el dedo, con el deseo, lo normal.
Arrimarlo al viento que es su viajero, su mensajero, su gran juglar.
Arrimar tu rima que no es tu mar ni es tu amorío,
a ritmo frío, arritmia igual.
Arrimarlo hasta que bebas de ese río, mi desafío, mi talismán.
Arrimarlo e irlo sintiendo mío, ya ni sombrío, ya no de atar.
Arrimarlo hasta la amarra farra, hasta la maga sarna
hasta que amaga mal.
Arrimarte el dedo amarra, armar la trama, nadar el mar.
Distancia sin silencio, tu nuevo grito.Un cuerpo al aire y dos brincos.

Una bronca en forma de calle, con asfalto incluido.
Bocinazo sin fraude. Semáforo roto, sin vicio.

Camino sin apuro, me separa un abismo del auto. Espero un rato.

Tu ya te has ido.

Un color no nace

Si hay un color que no nace, entonces el tiempo ha detenido sus enormes paráfrasis del cuerpo sobre mi cara, y me ha dicho entre otras atrociddes mundanas que el acromatismo de los árboles que nacen en la vigilia desesperada se encantan con el canto solo de la sorda vuelta a mirar aquellos espejos solo como espejos y no como imagenes repetidas de mi mismo, años y años guardando cicatrices de la burla y los paisajes.
Si hay un color que no nace, la guitarra en su llanura y su ruido y su tinte y su color a aguas solas, sabe de lo que hablo cuando los dedos no caminan sino que reptan por el engaño de saberse inútil en una atonalidad que no entiende la costumbre de escuchar la repeticion en los espejos ni en las sinceridades que nuestros ojos nos ofrendan cada mañana. Luego de ver de nuevo un color distinto al de los sueños.
Si no nace él con su temible alforja de los ojos enlutados, ni su vuelo fantasmal del ansia. Si es que la mitad de los latidos florecen en un ruido de virtudes solas. Nosotros habremos dejado de mirar las estrellas con la misma burla que Prometeo a sus tripas o que la distancia a los astros. Se le caían los ojos y las fauces de las lineas de los pasados, cuando uno de los aromas cotidianos del vicio, le apesadumbraba la rutina con la tremenda huella de aquellas horas. Huellas de lo que hay en una jarra en el centro de una mar antigua. Huellas que con la perfidia sólida y geronte de la caminata por los años, dejan de mirar con los arroyos de cristal endebles y ahora regodean de ira un poco de las horas que pàsan solas. A solas color. Si hay un ruido, aparecerá un espia sólo sin los rencores pávidos de los ecos, o arrimará con las vivaces auroras los encantos del temor. Y dirá con sus estrellas en los deditos agotados de asustar estrofas, que la sola mirada al infinito basta para entretener los estrépitos o las inefables quietudes de los colores, cromos, cronos. Y al fin sera un dueño cansado de facetas solas la melodía que de colores nada sabe, pero que frecuenta las alcantarillas de las bocas mansas para dejarles algo de lo que nunca se piensa. De aquellos bares con forma de encaprichado voiture de pequeñas muertes, aparecerán los mitos con fantasmas y todos.

Hay ruidos para decir enojos y hay epifanías para pasar el rato. Y si la sinécdote de las formas a lo largo de los años no es mentira, aquella vida donde el color no se ríe ni con el martirio, ni con la letanía. Es una de esas mentiras que no conoce el misterio de la falacia ni de la estirpe a troche y moche, pues no hay encanto en un algo de esto que por todo sehace un poco, y no sabe de la verdad de que lo poco no detiene ni enmaraña, más bien se agarra de los ojos para alertar la pausa de una historia que si se repite, es por costumbre y no por intriga.

El todo de las lineas que se miran solas cuando se escucha o se piensa en un rio o en una manta que abriga al aire, no es un todo ficticio, no es una corazonada de el pulso que aparece entre la ritmica, no es nisiquieraun cuchillo que corta al aire con el soplido de una flauta. Es una de esas ideas recurrentes que se suman al pasado como solemnes cachitos de memoria que te pululan. Es una heterodoxa mezcolanza atroz de risas y grafito etéreo.

Lcg 2003

Coincidencia

Ella se dejaba caer por las escaleras, se deslizaba con su cara exquisita, peldaño a peldaño. Uno tras otro, cayendo. Temía por ella, temía mientras la soñaba desnuda. Imaginó un mar repleto de gente bañandose, imaginó una playa enorme con gente tirada al sol, con gente tirada a la luna. Sabía que tarde o temprano la vería a ella caminando por las calles de su barrio. La vería salir de su casita de la esquina con su jean y su camisa, con su carpeta en la mano, con una mochilita pequeña tras la espalda. La vería doblando su esquina, una y otra vez como todo lunes por la mañana.
Nunca se preguntó por su nombre, sólo veía una muchacha caminar por esas calles de vez en cuando y sabía que se trataba de ella, lo intuía. Podía olerla, no hacía falta que le contaran que la muchacha de mirada triste caminaba por su barrio.
No hacía falta que le dijeran nada, ni que le mintieran sobre su paradero. Nunca le habló, nunca le dijo ni hola. Él la miraba desde su ventana ni bien se levantaba de su cama, en su carto que daba a una ventana. Nunca se puso a pensar que sería de ella mañana, siempre supuso que pasaría una vez más por aquella ventana con su carpeta y su pelo húmedo.
Se levantó una mañana como todas (casi), pensando en lo que haría durante esa mañana en el trabajo, por la tarde saldría a caminar una vez más por aquel parque que siempre lo abrigaba, miró por la ventana y no la vió pasar. Esperó un rato y nadie aparecía por esa ventana. Se fué a duchar y se quedó pensando que ese día no era como lo otros.
Imagen: aquellos tres o cuatro años que habían pasado juntos en una sola foto. Abrir la canilla y lavarse la cara mientras se escucha su voz. Su viejo tocando el piano en la sala de la casa de sus viejos un domingo a la tarde. Su vieja cocinando algo para la noche.
Nadie le mintió sobre ella, simplemente ella no vendría. La realidad de tenerla a él lo asusta, pero no puede dejar de verla. No puede dejar de nadar en ese mar vacío, en ese mar seco. No puede dejar de creer que él ya no tiene nada. Tiene la casa que los padres le dejaron, tiene la ventana por donde mira a la mañana.
Tiene un mate que está frio, un perro que no ladra, una soledad que espera. Tiene la imagen de miles de horas de no saber para donde correr y de no correr. Tiene la imagen de muchos años triste. Un reloj le dice que van a ser las dos de la tarde. Que es otro domingo, que se ha quedado sólo en su casa. Y mira para atras y no ve nada, y mira para adelante y no ve nada.

Se desliza por las escaleras una mañana de invierno, baja rápido, se le hace tarde. Se da cuenta que no puede encontrarse con su vida, se da cuenta que no maneja la vida que tiene. Nada nuevo, a todos les pasa. No la ve caminar por su calle. Parece no importarle. Parece no querer saber que tiene de nuevo su día.

miércoles, junio 01, 2005

He dicho varias veces que el sólo recuerdo
de su rostro pequeño detras de un vidrio
o su mano pequeña de pequeño cerdo
dan como resultado la imagen del niño.

Lo he dicho y no he refutado,
ni una ni mil veces que el niño no
ha los caminos propios derrotado
como los derrota su propio destino.

Tambien he dicho que es sólo
una imagen la que me mueve
como tren de carga leve
que flota mientras afloro.

sábado, mayo 28, 2005

Preciso

" Si es preciso, volaré por los aires.
Alcanzarte, es un camino.
Perderte, un gran desaire.
Si me estoy imaginando que la noche no me alcanza para imaginarte,
entonces estaré sabiendo que no tengo tiempo aún para mirarte,
ya de noche o de víspera.
No tendré tiempo ni
Porque a veces el tiempo es lo que quiero que sea. Mi edificio, mi marea.
entonces estaré sabiendo que no tengo casa para mirarte, ni baldío para arroparte
ya de noche o de suerte.
Porque a veces la suerte es esa noche que descansa encima nuestro,
y nos cobija ella sola,
como el aire cobija las nubes
como las nubes cobijan el agua
como el agua cobija tus ojos.
Que luego de mirarte,
arropan lágrimas,
Que si es preciso, las volare por los aires."

viernes, mayo 27, 2005

Plata

Un deseo, dos caras. Un filo. Un vaso vacío y un río.
Tres llamadas, una vuelta, dos pasos, cuatro cuadras.
Secreto mejor guardado que cofre que ha muerto.
Instante que no ha mirado lo que pasa adentro.
Marathón de golpe en el Río de la plata.
Dos deseos, una cara. Dos filos.No hay vaso, ni río ni.

Titubeo I

Desalojo de cuerpo ajeno.Feriado de corazón en trizas. Respeto por los pedazos de vidrio que quedan en la acera. Silencio el de sus botas taconenado, casi de prisa haciendo eco, retumbando, acelerando el paso, hasta perderse, en agudo letargo. Sinecdoque muerta. Muerto el todo, muerta la parte. Muerto el perro, no ladra. Disimulo de un pucho con olor a alguien que hace rato que no beso. Baldía la espera, ayuno el compromiso. Víspera de tren en marcha, atisbo de silbato, afrenta de barrera baja. Corralón, anden y migaja. Pase, boleto y abonos.Esperanza de puerta abierta de par en par. Soliloquio de otra vía. Solipsismo de garúa o de noche negra. Arrebato de palabras, ventisca en el rostro, silencio de sus pasos lentos. Vislumbre de golpes en la puesta, anticipo de luz apagada, esperanza de un libro dormido en el respaldo de la cama. Vacía la casa. ¿Se acabo la rabia? Huelgan las voces. Silencio el de llegar a casa.

jueves, mayo 26, 2005

Deshago melodías, a domicilio, todos los días, los que usted quiera, señora, señor. Las veinticuatro otras horas en que el tercer planeta conocido por la humanidad se enfrenta a dar vueltas alrededor de si mismo, yo hago lo mismo, termino girando alrededor de algo. La tierra sobre su eje, yo a veces sobre el mío, a veces no. Deshilo ejes de hilanderas a veces, y voy salgo despedido agarrado de la madeja, por fuerza centrífuga.

miércoles, mayo 25, 2005

Encierro

" Este encierro es inimaginable. No encuentro melodía en mi silbido para poder describirlo, ni encuentro palabras porque ya he dejado de usarlas. Tampobo encuentro órgano con el que pronunciarlas u órganos con los cuales pueda percibirla. Tampoco encuentro cuerpo que albergue dichos órganos.Este encierro es inimaginable".

martes, mayo 24, 2005

A veces parece cierto, eso que sueño, eso que se presenta como una manifestación de odio, hijo de los laberintos, edredones de rufianes, guardias a los costados del imperio, la piedra que bebe el agua de luna de noche fria de desierto muerto.
Otras veces, las menos. Todo parece no sólo no ser cierto, sino parecer ajeno, extrvagante, extraviado, de otra persona, de otra historia. Los laberintos son entonces ya no esas construcciones edilicias con fines lúdicos o carcelarios, o sádicos, o tributarios, o de sacrificio, sino las obsesiones mas puras por hacer de la piedra un cuerpo del desierto una sábana y de la luna el agua que se bebe a si misma, en otro cuerpo, que ya no es el mío, porque como dije, esas veces, las menos, eso que sueño me es ajeno.

sábado, mayo 21, 2005

Síntoma


Sintonía fina. Monofonía.Cacófono rey, Momo, sonido que anida.
Escuchar. Al otro lado, el lado helado, gélido mélodo, desechar.
Seco y seco un par de notas tuertas, en el tambor de parche roto.
Palma y palma, al otro lado la calma, atónita de risa, espicha.
Suerte de fusa solita y esporádica, una sola nota sólo. En el parche.
Escucho el cuero el plastico, el cuerpo envuelto de ruido.
Y dejo de mirar, sólo leo la fusa. Ya no hay parche que calme, la dicha.

Asco

A la hora del asco, de ese asco que se percibe de a poco en las tripas, desde el extremo inferior del abdoben, pasado por el fundus del estómago, y quizás hasta la parte superir de la laringe, y que provoca a veces ganas de vaciar todo el contenido, prefiero no vomitar. Por algunas razones que fui aprendiendo con los años, o quizas con las vergüenzas, o las náuseas, prefiero guardarme el asco para mas tarde. No ya como un rumiante exorcisado en la pradera, ni como un autofago ser de sus propias pulgas, sino mas bien como un deseo incondicional a no perder lo que es propio, lo que se ha gestado en el interior de mi cuerpo, lo que he saboreado con el paladar y con la lengua. Es cierto que la sensación de vacío y de tranquilidad posterior a la nausea, y posterior al acto de devolver, es placentera, de golpe ese vacío parece permitir reconocer en el propio cuerpo que nos sobraba algo, que el estómago quiere expulsar. No hablo de productos de borracheras y de estomagos sensibles al vino o la las sustancias grasosas que el hígado no soporta. Hablo de la nausea propia del asco, propia de los nervios, propia de no querer que ese alimento esté en ese lugar. Quizás como desvirtuación burguesa de la preferencia de una comida sobre otra y quizas por la confusión entre los vocablos "hambre" y la denominación de apetito para un deseo. No tengo claro de que asco hablo. Pero tengo claro que a veces lo siento. No ahora, claro, sino no podría estar escribiendo, pero muchas veces lo siento.

jueves, mayo 19, 2005

Despanzurrada la forma retrata la vida que pasa y que deja.
Le hacen hacer muecas, la corren de costado, le estiran los brazos,
como si tuviera sueño.
¿Es una alfombra ahora la forma que todos la pisan mientras ella baila desde su tierra?
Es tal vez una alfombra que ya no vuela. O un simulacro de taparrabos descuidado.
La pisotean cada tanto, se arruga, esgrime una sonrisa. Parece vieja.
Quizas lo sea, y no lo sepa.
La forma se hace vieja, y pas de alfombra aseñora vieja canosa y chiquitita,
que teje en una silla pequeña como ella y sus agujas son sus manos,
y su tejido es ella. Nudo tras nudo,punto tras punto. Se teje la forma, a ella misma.
Ya no está despanzurrada, ahora tiene aspecto ordenado, limpio,
desde que esta en la silla, ya no la pisotean.
"Si decido bajar un escalón más me mato, eso lo sé. Lo que no veo es donde termina la ultima parte de la baranda verde que desciende desde mi mano hasta el final del pasillo ahi, donde se junta la mugre con la oscuridad. Igual no importa porque todavía puedo seguir subiendo, el escalón de arriba lo veo, nítido, espureo, distante pero mío."

miércoles, mayo 18, 2005

De-a-rastros

"...no dejaremos huellas, sólo polvo de estrellas..." Jorge Drexler

Y sin embargo no logro desahacerme de mis trastos, no logro arrojar estas valijas a la calle ni quemar mis libros en mi hoguera personal. Camino apurada, se me corre el rimel y la sombra y el rouge se me pega a los labios de tanto viento sólido y metálico que viene desde la calle norte.Deben haber abierto el acueducto, pienso y me duele un poco la respiración.Deben haber abrierto la llave grande que comunica este basurero con el otro, con el del vecino. Cargo algunas cosas, algunas valijas, balizas, vajillas, montañas de ropa, y pilas de fotografias.Las llevo a contraviento, como se llevan las nostalgias de la vida pasada, de la rutina que ya olvidamos ¿te acordas cuando estabas en el colegio? me pregunto. Al fin doblo la esquina, puedo ver gente que se la llea el viento, debo pñarecer un payaso agrio con toda la cara con el maquillaje yendose para atras, en dirección opuesta a mi movimiento, una pinturita, en viento sólido, que da al tubo, hago fuerza para llegar pporque aca ya no tengo mas vida, me llevo todo puesto, el viento me borra el maquillaje, ya no tengo máscara, soy piel al viento que se hace lluvia y sin embargo no logro dehacerme de mis trastos.Porque acá ya no tengo nada mas que hacer, una vez que atraviese el acueducto estaré a salvo, y tendré vagos recuerdos de quien era yo en aquellos años.
Y sin embargo, no logro deshacerme de un vago recuerdo, de un recorrido, piensa ella, sentada en una plaza en un dia calmo.Cargada de trastos que acaba de tirar a un tacho en su ciudad fresca, porque ya no le siven, porque nada recuerda.No logra deshacerse de sus rastros.
(Lcg 2005)

Amgar faid (o la respiración de la luz)

DIA
Como tropezón, o trompada.
Navajazo frío del hueso pálido del hueco.
Dos disparos y una tonada.
Diafragma que respira luz de tu eco.
click-Flash y luego nada.
F
r
a
g
m
a
Nada luego y Flash-Click.
hueco del pálido hueso del frío navajazo.
Tonada, una y disparos, dos.
Trompada o tropezón como.
¿Eco tu? de luz?¿ respira que?
Amgar-Faid

martes, mayo 17, 2005

domingo, mayo 15, 2005

Casi en suspenso el hijo del mito descansa. Empanada y vino tinto a medidía, como si tuviera resaca. Se suspende un rato en el aire con sus largas cabelleras blancas de centurias rastas y acertijos devanajaris, o de asceta del espacio cósmico, o gualicho del mediterréno.Lo han venido a buscar y el sabe que le queda poco, que la vida vale poco, que la guerra vale poco, que sus armas valen poco. Sin embargo él despierta lo mismo, sale de su cueva con el sol que le quema los ojos (ya es de noche en su tierra) y se suspende sobre el caballo de multiples colores que lo espera para su recorrido por su pequeño universo. Nunca se había dado cuenta que su caballo volara tan rápido, o se suspendiera en el tiempo de la misma forma que él lo hace. Descansa mientras recorre los espacios de su mundo. Porque sabe que a la noche dormirá.

sábado, mayo 14, 2005

Sereno una vez.

Intacto el cuerpo, los que caminan, los desnudos.
Intacto el semicírculo dorado con alma de febo estival.
Festival de vino agrio, calavera, chaparrón.
Quicio quieto, aquietado, quilombo milongón.
Laberinto Borgiano en el cordón del zapato trunco, nudo gordiano en la alpargata.
Resero caminante de algunas leguas
Oscuro caminante de las muertas lenguas.
Lamento mudo, so, sordo el chubazco y la amapola, tu opio bálsamo, tu hojalata mata.
Da, da.Dada del esperma sólido. Sepultura sin raíces. Arbol de lenguas.Lenga.
Intacto el cuerpo, lo delata.

Tropiezo....

Una única nostalgia, una única. Aquellos personajes que de apoco desaparecen de las páginas y se suben a las escaleras mecánicas de un subte. Pasajeros.Aquellos que de la noche a la mañana dejan de ser personas y son personajes de un periodico, por la razón que sea, asesinatos, juicios, lo que sea. A veces un escritor empiaza a sentir nostalgia de los personajes de carne y hueso que de apoco se convirtieron en personajes de papel y tinta, y asi como así fueron olvidados. En realidad, esa nostalgia que a veces sienten esos escritores, tambien la sienten los lectores, asiduos y hasta a veces pecaminosos lectores pasionales. La sienten porque quizas hubieran querido escribir cosas sobre esos personajes que un día recorrieron la ciudad con sus dos pies, algún día estudiaron, algún día amaron o cojieron o miraron la tele o trabajaron, o sintieron alguna nostalgia. Esa que es única y esa que se siente al tratar de recordar, sacar del baúl, esta historia que Ernesto Ruiz lee ahora. Que como todo objeto de la nostalgia puede no haber sido verídica.

jueves, mayo 12, 2005

Disfraces

Sutil disfraz el de querer,
visible y tácito,
armadura de lata y mata
Sutil disfráz el de querer.

Impecable vestuario hecho de arapos
que descanzan en brazos sin silla
que se sientan en mesas,
que no lustran
Sutíl e intacto el abrazo
la demora, el pudor
la palabra
la tezón
sutil la magia
notable en pedazos
se parte el amor
la instancia
el perdón.
Sutil vestuario de espejos gruesos huecos huesos.
Sutoil aprobación,
distancia y sueño.
Improvisación.
Sutil disfraz,
que te lo quitas soloen recuerdos.

Naufragio I

No vale la pena que describa. Que te cuente. Que te haga un detallado inventario de las cosas que tenés el rostro (o tras él) y que me agrandan. No hace falta que te relate los naufraugios como de Simbad cuando sueña que navega, cuando me parece que estoy cerca tuyo. No hace falta que me crea que te lo digo, porque justamente lo que te digo es que no hace falta decirlo. Si falta hiciera, probablemente callara, o le dejaría a la barca la invencion del mar, porque navegar vale la pena justamente cuando tu no lo sabes. Por eso quizás ni hace falta que te cuente de que se trata lo que sin dudas es lo que me hace escribirte esto. Una forma poco elegante para decir que no se que decir, una forma de tangente que es elíptica. Y no es la elipsis literaria la que me persigue ahora, porque de contar algo digo, pero no a vos. Por eso no vale la pena que te cuenta que tu rostro desaparece como un latido, cualquier inventario es ineficaz cuando intente decirte, que no se que decirte. Y como lo único que se me ocurren no pasa de las enumeraciones, las ficciones que se hacen elementos que puedo contar con mis dedos o con los tuyos. Como lo único que se me aparece para decir son cositas puntuales discretas, de tu belleza, me parece que no vale la pena.Quizas porque navegar no es lo mismo que naufragar, o quizas porque como para Simbad navegar es invención de la barca, naveguemos.¿Navegar que? No vale la pena que desciba.

Descanso

Es esa voz ajena la que descansa detrás de él, detrás mío. Voz de niño, de miedo. La que relata la historia, la que llora a veces, la que cuenta las cosas. La que decide que decir y que no, sobre esta y sobre otras historias. Historias de viajes, paisajes que ha visto, sueños que ha tenido, am,ores que ha perdido. Descansa como desacnasa él ahora en si silla, en su cama, en su alfombra, en su almohada, cubierto por las frazasdas que el invierno le obliga a usar y que su madre le compra. Por las noches el niño duerme y sueña, adivina cosas, piensa en mañana, en los juegos que tendrá mañana, en el día de mañana.Sortea la noche, rápido, como si no pasara, y vislumbra en el pasado parte del esceptisismo que lo perseguira cuando crezca, cuando se enamore, cuando pueda amar, cuando pueda hace del amor su amor. Cuando pueda hacer el amor. Por ahora solo piensa en mañana, que no es poco.Como toda adolescencia, dejar de creer es una de las crisis, dejar de creer, enfrentarse a la libertad, en ese barrio, creer era más que confiar, era proyectar. De eso se daría cuenta tarde ese niño, ni cuando le lleguen los aterdeceres a los ojos púberes ni con la urgencia del bello púbico entre las piernas. Se cuenta una tarde, cuando al volver de la escuela descubrío la maravilla, la palabra despojada del gesto el aromadespojado del gusto. La forma despojada del contenido, el accidente sin sustancia. La maravilla.

miércoles, mayo 11, 2005

Algunas de esas ilusiones que de poco iban contagiando al jóven filósofo en el estudio de sus disciplinas, y lo irían inmuscuyendo en las materias mas entretenidas que el podría haber encontrado para comprender su espíritu y el de el resto de sus congéneres, se fueron casi imperceptíblemente convirtiendo en los pequeños argumentos y pequeñas conquistas que harían de ese joven, un joven conquistado por un lenguaje que no era el suyo, hijo de un dialecto que tiempo atrás le resultaría artificioso, en otras personas, ahora se habían apoderado de él, y lo habían transformado en esclavo de su propia forma de decir las cosas. Algunas de esas ilusiones por conquistar la palabra, se habrían transformado en poco tiempo, en lña conquista misma, o quizás en el ser conquistado.
Ahora se me viene a la cabeza una cita de Burguess, que expresa algo así como que, a fin de cuenta son nuestras ilusiones las que nos defraudan. Sinceramente, siempre le creí, ciega u obstusamente a dicha afirmación. Mas bien como verdad biblica, como planteo irrenunciable. Muy de a poco, empiezo a dudar de ella, lo miro a él.LO escucho hablar. Me dudo, y me duele. Y me doy cuenta. TAmpoco estoy excento de esa esclavitud, y mucho menos de la ilusión. Porque aunque tanto la palabra como la ilusión me continúen defraudando, habrá ilusión alguna de conquista, a veces falsa, pero no por eso inútil.

Los Fusiles

Eusebio Campos agarra su fusil, su mauser, su trabuco de maderas oxidadas, se levanta a la hora de la siesta pegajosa en el trópico de su orgullo, y le pega una relojeada al horizonte entre sus hojos, por una ventana. Lo mira por una ventana como si fuera ahora que lo mirara, mientras decide darse vuelta y al girar la cabeza despacio, percatarse que no duerme sólo en su cama, que no sólo su mugre lo acompaña en las cobijas, que el catre no está vacío y que detras de aquellos ropajes, ya gastados de amaneceres mustios, descansa un cuerpo, que por lógica no debería ser el suyo, pero que por la alucinación propia de las horas no llega a adivinarse. Un contorno negruzco, ollín de sombra y penumbra, tizne de ese horno que es el alba, pega contra la pared amarillenta y barrosa. Se pone unos lienzos en las piernas, ya no por el frío sino para no senttir la desnudez, y decide silbar bajito un vals, imitando al pájaro del alba que madruga mas que él y lo madruga en cantos, cuando él ayuna en recuerdos. Se cersiora que es todavía el alba y que no ha llegado la hora de la siesta, deja el arma a un costado, conservando la paz que conservo en todo momento, mira el ropaje que duerme a su lado, el hueco del catre.Y se da cuenta que todavía no amanece, que todavía no se ha quedado sólo. Eusebio Campos agarra su fusil, su mauser, su sol, y lo guarda bajo las sábanas.

martes, mayo 10, 2005

viernes, mayo 06, 2005

No pretendo escaparme ni de uma cosa ni de la otra. Las únicas dos soluciones que tengo entre manos se orientan en un imán hacia un norte que creo falso, la aguja brújula mansa imanta también el camino y sigo de a pie con un imán entre las manos y miro mis manos y la manta me cubre entre una cornisa, el cielo estrellado, y luego, mucho mas allá la calle.

miércoles, mayo 04, 2005

martes, mayo 03, 2005

siempre tres

Siempre tres histerias, ni una mas ni una menos. Idolatría máxima al número impar, a uno de los tantos infinitos numeros primos. Una, la mas simple, la de creer que todo se puede. que tarde o temprano se hace excusa para no hacer nada. La siguiente, la histeria de darse cuenta que nunca sabemos que es ese todo, esa imagen totalizadora que nunca nos saca del asombro, y nos acoda en su sombra. Creer que todo es posible es casi una histeria antitética, miramos fijo un punto exacto a donde queremos ir, ya sea una isla en un mapa, una linea de colectivo, un número para sumar, y luego admirar que nos perdimos en la mitad de un pensamiento, quizas nos hemos perdido en ese todo, que no logramos imaginar. La tercera de las histerias es darse cuenta, de nuevo que todo es posible,y que somos nosotros los incapaces. Siempre tres.

lunes, mayo 02, 2005

no salto

Siempre una linea, cada día. Una frase distinta, en la rutina distinta.
Una palabra para decir. Más allá de lo que haya para decir, opinar.
Cada día una palabra, las separa una coma enorme. Y nunca las digo.
Es cierto, las pienso pero a la hora de saltar.Pero a la hora de saltar.
Nadie me cuenta que palabra debe ser. Pero a la hora de saltar, una frase distinta.
En el jardín, en la ducha, en el tren, en la vereda. ¿Porque me parece
que a veces no digo lo que quiero decir, pero a la hora de saltar?
Pero a la hora de saltar.
La palabra es la misma.

sábado, abril 30, 2005

palabras al viento

Retazo de viento muerto en alud
pelambre suelta, dos disparos.
Entre el vino de mamut y ataud,
cuerpo desnudo intacto.

Seguido acto, sin la falta
camisa blanca y pies desnudos
hijos del viento y de la nada
molieron vidrio y picaron cacto.

No te queda ni la última cobardía
en el medio de los ojos, decía
Sólo te resta el sabado y la memoria.

No te queda ni el último balazo
decías,
Solo te queda el mar.

viernes, abril 29, 2005

Maturana

" Chilenito hay.. desterrado,
en el vino que te duele
dormido llora tu pago"
Entre las pocas cosas que guardé antes de irme al pueblo, de vuelta, están una par de afiches, y unos broches, y unos pinceles y una camara fotográfica. El resto de las cosas las fui guardando de a poco, mientras iba llegando, de a pie, a mi encuentro.

Poema sin nombre

No existe el desacierto, ni la lágrima
si es que después de un tren espera
su mágica mirada y suena a dádiva
su esperanza y su cosecha.

Anden de ojos oscuros, y trenes blancos
y bolsas solas sin relleno mas que trapos
diario rezo entre un pasaje y otro
dos caminos te llegaron pronto.

Y si de una primavera se te escapa la sonrisa
ya no le escuches solo dejala caer
dentro del vagon, dentro del tren

Porque no suena un silbato entre viajes
como no llega él a su destino sin
una bolsa blanca sin andén.

miércoles, abril 27, 2005

El hueco

Nadie queda ya, es sólo una pared
y del otro lado, es un hueco.
No le tengo demasiado desdén al después
sólo le temo, un poco.

Después de la puerta cerrada,
de la radio apagada, de la noche helada
sonó una última canción, gastada.

No se oyó.No se oyeron tus pasos
Ni los del rey, ni los nuestros
ni se oyeron los tintineos
ni los reproches
ni el portazo.

Me separa un hueco de distancia
entre el último recuerdo que tengo
y lo que en realidad pasó.

Me separa un hueco, de eco
de lo que sos.

(El hueco no está
en la pared,
en mi cuerpo)

sábado, abril 16, 2005

Retoños del

Si de seduccion se trata, claro está que no puedo olvidarme del Turco Romero. Ningun episodio de la adolescence está ayuno de sus anécdotas, de sus idas y vueltas. El turco se ata a la historia nuestra (a la de todos nosotros) como se trenza una fibra a otra y a otra a la una para dar una trenza, y es casi imposible... como se dice... ayudame Vasco.¿Separarnos? No. no, separarnos no. Separarnos suana a que, paf, tenes que agarrar una cosa y aislarla de la otra.Esto es mas bien como si, por ejemplo, los fideos...
No digas giladas Richard, el Turco era un gil como todos nosotros, en esos años. Como todos nosotros ahora, un tarambín culquiera, no se que refilón te agarró con Romero. Lo que pasa es que hay cosas que vos no sabes, sinó...no se como lo adulas tanto.
Si yo no lo adulo tarambón, a vos que te picó budinazo. Lo que pasa es que bueno el cajeta tenía sus dotes. Eso no me lo nieges. Preguntale a la Turca sino. ¿que le vas a preguntar a esa turra si cuando me acuerdo que escapotó la guita del Dana y se refungó con el otro estopa de Nacho Vieites, ni me dieron ni de guindarmela. No, con esa gilanca no se puede ir a ningun lado. si yo te digo otoño, agarrate las hojas, Richard.


Cuando se trata de episodios y de cosas esquizoides a Richasr le pasa lo que a todos empiezan a contar y no paran no paran deciden comenzar por la parte mas jugosa y como si nada ya estan hablando de una mina o de otra variable prístina de la memoria como las tetas de la Turca Richard como todos ellos babosea un poco las guampas adula un cacho Despues clava la birra servida en el jute de vidrio con esa ratonga grande por donde pasa su mano, y empina la mandíbula hasta que el jute le queda casi vacío y se ve la cara de Pick que lo mira del otro lado de la birra, translucido por el jute, y depormado por el culo del jute que es de un vidrio mas duro yca constante de refraccion del vidrio respecto del aire y los lentes y la reflexion



LCG 2005

Elenora

Todo esto es una enumeración absurda, piensa él. Los hombres y las mujeres saliendo a chorros, por una lata con agujeros de vidrio que atraviesa la tierra. Eleonora es un fantasma que sólo él puede ver cuando llega a la estación Octubre. Enumera todos y casa uno de los objetos que llegan hasta sus pupilas. Empieza con su nombre, y la lista sigue, hasta que sin darse cuenta reconoce sentado en el banco, al lado del puesto de diarios, no bien está por irse el coche hacia la siguiente estación, un objeto de Eleonora. Esta vez, fue un guante.Quizás un colgante, o un gorro, porque el invierno dezasna de frio las dudas del coco. Se sienta mira y anota, Marcos...y no para, te juro que no para, mira pupila a pupila, segundo a segundo hasta Eleonora. Ahi se calla y la sigue. pero la vuelve a perder, en el chorro de gete que sale disparado hacia la escalera mecánica, y de ahí a las calles, tal vez al subsuelo, y de allí a sus mundos, tal vez a sus casas, familias, novias hijos mascotas cervezas, estaciones trabajos, silencios hijos, sillas, camas, Eleonora. Todo esto es una enumeración absurda.

viernes, abril 15, 2005

Si,

Si me quedo pensando, refloto, armo el juego, doy la vuelta cruzo el puente, toco el timbre, subo las escaleras me cuelgo de la baranda, miro por la ventana que da al patio, tiro el pucho en el cenicero del rincon , si espero dos segundos, si trago el aire, si muerdo uno a uno los dientes, antes de levantar la mano para abrir la puerta de un golpe es.

Porque siento que a veces, ella me escucha del otro lado de las paredes. Ella sabe. No me persigue su voz. Claro que la escucho levantarse temprano, irse rapido desde la cama hasta el baño, a lavasrse los dientes, cepillarse y hacer ruido, el ruido de la cañilla, despues los tacos que realparecen desde la madera.Un silencio hasta entrar a la ducha, el sonido del agua, la voz cantante de la mañana, mientrs yo, del otro lado de la cosa, reabro un ojo cuyo ultimo recuerdo visto ha sido la ventana oscura la noche anterior.La luna descansando atras de todo, los cables que cuelgan el alumbrado, los postes, un arbol que ahora se vería verde y el cielo, opaco.
LCG 2005

lunes, abril 11, 2005

Mas allá de las sierras

Se queda una nube temblando,
hay una radio lejana que
escupe un tango.

Da vueltas la nube alejada
y se prende el sielencio
un rato.

Me mira la nube saltando,
me nubla, envuelve
y dice que lo que
veo es
Dar vueltas a una nube
que
envuelve un poco
y
deja volar la noche
mas alla
de las sierras.

Y si una luna, si una sola luna se
acuerda de que no puede contra
la nube rota
tengo que correr entonces
y retomar la historia
que me nombra

jueves, marzo 31, 2005

Blanco (1998)

(a la memoria de W.Kandinsky)
"...amarillo,
pincel cuchillo"
Rafael Alberti


Un silencio lo rodeaba ambiguamente, las punzantes peripecias del color emiten su ruidoso chirrido. Los verdes se alucinan como sombras no asumidas, y los rojos van limitandose al estrellato que los amarillos le otorgan. Retrocede un poco, aquel hombre absorto del color que tras el silencio se limita a disparar espíritus. El hombre entonces cierra sus ojos; busca con fuerza imágenes internas que apacigüen la desazón del color sin fondo.
Sin creerlo, o sin creerse, algo encuentra. Una serie de panfletos arrugados de antiguas elecciones del adentro, arrojados a las calles que no se transitran desde hace tiempo. Miles de papelitos de tamaño infinito. Arman y desarman formas impensadas en el medio de la calle; los colores despintan actitudes en remolinos de celulosa imaginaria. Las letras de los afiches se desintegran y vuelven a integrarse en lengujes punzantes que solo el ánima entiende
.
Involuntariamente, los ojos se le abren al confuso hombre y su vision es otra. Los colores rebozantes de aquella tela en la pared, le hablan en otro idioma. Y le cuentan misterios de los que nunca antes habia escuchado.
Ya algo mas contento el hombre víctima explora con su vista cada uno de los rincones de aquella tela que si bien es pequeña parece infinita por instantes. “Como nosotros..” piensa. “ Infinitos por instantes pequeños y pequeños por instantes infinitos ( que han dejado de ser instantes sólo por su extension) ”. La tela lo abriga entonces con respuestas, que si bien no se jactan de ser muy profundas, desconocen cualquier idea de profundidad, por lo cual persisten en respuestas que mientras sean coherentes, son aceptables.

La vista comienza a digerir infinitas dimensiones en un plano que ya no es tal y comienza a hacerse cargo de planos propios, que ya no son tales. El diálogo es entonces entre mundos de infinitas dimensiones cada uno, y cada dimensón que resurge de la otra, arma una nueva en el otro. La negación de tales cosas se van transformando en destrucciones sucesivas de las dimensiones creadas; al punto tal que no hay nada atractivo en aquel plano, pintarrajeado (por brochas y azares).
Algun mecanismo siniestro le deja aquel hombre quedarse frente a ese objeto y le permite plantearse una búsqueda y algún territorio, conocido o no.
El hombre parecia contento ahora con la dimensión a la cual había arribado; una dimension repleta de planos sinsentido y de colores esparcidos al azar y sin ninguna lógica que el pudiera ver, pero que sin embargo a él, lo dejaban contento.
Las ilusiones internas y los universos propios se potencian entonces en un abrir y cerrar de ojos. “Tanto para comprender un mensaje que no existe (al menos no como lo conocemos), tanto o mas es el esfuerzo que hacemos para descubrirnos a nosotros mismos”, piensa.
Contento, él continuaba visitando los rincones de aquel plano invisible, mientras los planos invisibles le convidaban de su olor a él mismo que continuaban deslumbrandose con la cantidad nueva de objetos que aparecían. Al desvestirse de prejuicios que lo hacian no ver nada más que lo que quería ver : “Un cuadro abstracto”.
Le interesaba seguir explorando telas, pero le aterrorizaba el hecho de salir de aquel plano, al que tanto le había costado entrar y tan alegre lo habia hecho. Temía, por sobre todo, no poder entrar en otra tela de la misma forma. En otras palabras, temia encontrarse con un hombrecito distinto en los sucesivos cuadros. Como si eso no fuera demasiado cierto, temía quedarse pegado a mirarse siempre de la misma forma.
Cerró los ojos nuevamente, camino unos pasos a su derecha y los volvio a abrir; temeroso hasta de su sombra, perseguido por cualquier imagen que allí apareciera, o por cualquier viaje que allí se planteara. Abrió uno a uno los infinitos pares de ojos, de los infinitos planos que el mundo anterior le habia formado y se deslumbró ante un plano inmensamente blanco. Blanco sin textura, Blanco sin brillos. Sin pinceladas sin ataduras, sin tela sin elementos, sin mensajes aplastados, sin nostalgias,sin locura. Un cuadro blanco. Tan lleno de blanco, que no lo dejaba explorar. Los infinitos cuadros de aquella galería, parecían para el nimio hombrecito, infinitos enigmas pararesolver. Infinitas ecuaciones en lenguajes dispares que se aprisionaban y gritaban desde distintos planos que convergían en su persona.

El blanco le disparaba silencios demasiado incompatibles como para ser inentendibles. Se le borroneaban sus universos, sus mundos, sus márgenes, en el blanco que nacía. Se
Desesperaba lentamente por no poder encontrarse en aquella forma que nacía. Bajó la vista entonces y huyó de aquel lugar sumergiendose nuevamente en el lugar de donde provenía sin entender demasiado lo que habitaba en sus colores. Sin trabajar demasiado tiempo más en los lenguajes que lo habitaban.

Luciano Galizia 2000

Tierra negra, mano blanca (2002)


(a Homero Manzi)

"..una pampa pampa.."
“vamos..al son de tu tranco lerdo..”
“Yunta oscura flotando en la noche,
latigazo de alarde burlón”
"..un desierto desierto..."

Tierra negra.
Desperaje. Una triste aurora entre los pasos aturdidos. Corazón. Como de cambio. Un pucho corrido entre una cosa y otra. Un caminar en dos. Un ser en tres. Desde sombrero con ala de volar mucho, hasta camisa a rayas de secar estruendos, con los ojos.
Tierra entre los tamangos apresurados. Llegaba tarde al escolazo el tipo. Daga en la cinta que se llama historia. Daga en el trueno que se llamamuerte. Y el tipo corre. Con la misma tertulia de contar terruños con los ascos. Campitos en los ojos. Tranco lerdo para él. Apurado de la timba. De apostarse la sordina entre los fueyes escuchados. De apostarse en una mano las rositas y mujeres. De sentirse arrebatado por las vides silenciosas de los soles. Sentirse perdido por los fasos. Y se hacia lento el tranco de llegar a hora a la apuesta que es siempre la misma. Con matungos arreados sin ganas, anteojeras de las viejas y manitos escabiadas de recuerdos, nada mas. Las vides resueñan, ya no embriagan Tierra negra. Tierra. Y si se le escapa un verso, es porque apuesta una sombra a las manos bravas de la noche. Y se hace tarde para apostarse a sí mismo, y es lento el tranco, y lerdo el tipo.

Es lerdo el tranco.

LCGalizia, Buenos Aires 2002

Sones de América, Morena


-¡ Simón , que allá viene el guardia,
con su palo y su revolver,
y con el odio en la cara
porque ya te oyó cantar
y te va a dar por la espalda,
cantador de sones viejos
marido de tu guitarra...!
(Simón se queda callado)

Balada de Simon Caraballo, Nicolas Guillén

Primero un dedo. Un cielo raso con musiquita de cuna, un jazz escupido entre el candombre de esta vida y una esquina que se niega a envejecer. Luego otro dedo, una caricia al borde de la culpa, una democracia de querer el vicio de necesitarla otra vez cuando la tela enorme que me cubre los rostros se hace chiquitita y no sé con que más taparme. Ni con que taparte, basta. Cuando era verano el sol nos comia los pies caminando por las playitas hermosas del sur, cuando era invierno el sol nos comia los sueños de ese verano que vendría. Cuando llegó ese último verano nunca hubo playita ni tela, ni tercer dedo para tocarte la historia como un zarpazo de guitarra muerta. Ni cuarta estrofa para decirte que los errores son grandes pero mas grandes los desamores o los destierros. Ni quinta, ni afán, ni descanso entre escalones al bajarla desnuda o al mirarla de pie parado en frente a mi, sin ropas. Ni vacación del espíritu para darse cuenta que tu musiquita viene de muy lejos. Ni minga de mis recreos eternos. Minga de sombras solitas.Minga de voz.
Después, la página abierta en la mitad del capítulo. Jorge se ríe, mientras la mina que tiene al lado parece escaparse por una puertecita pequeñita a la búsqueda de una pava, o de cambiar el disco, o de esperar que Jorgito culmine su molesto capítulo que lee hace rato, madrugada.
-“Sabés que nunca me interesó tu pasado, ni tu Cuba, ni tus canciones”, escuchó ella desde la cocina, mientras cerraba la ventanita de arriba de la bacha, agarraba una taza rojita de terracota con una igriega en la base, unos yuyos de un paquete amarillito o más bien pardo de arriba de la mesita de madera al lado de la cocinita.
-“No te escucho, Jor.¿Qué dijiste?”-gritó ella, casi sorda.
Jorge se levantó como quien ha visto una espera del otro lado de la ventana, la camisa beige se le cruzaba entre un par de lápices que se cayeron al levantarse.
-“Que pasa conmigo?”- continuó ella, desde la cocina.
-“Nada. No pasa nada. Nada más te extrañé.”-

Nunca saber. Un dedo primero. Una llamada. Jorge nunca dice lo que dice. Espera, se sienta. Hace calor. No se anima a entrar a la cocina. Huele a yuyos. ¿Que quema ésta?. Che, no tenés un ventilador. Nunca entender. Porque uno no se escapa de Buenos Aires tan facil. Nunca, nunca.
- Viste que viene el tío mañana-
-No te creo, nunca viene.
- Creeme, esta vez te juro que viene. Me lo dijo él mismo- Asegura Jorge, paradito en frente de la cocina, sin animarse a entrar.Se queda Parado enfrente de la biblioteca que tiene fotitos pegadas, al lado de la pared.
La trae, la lleva, la sueña mientras juguetea con libritos del tamaño de adornos adentro de espejos, del tamaño de figuritas, de ventanitas en un cuadrito de Munch.¿Quien vivirá ahi adentro?. La trae, la agarra con una décima de Alfredo, cambia el disco, vuelve con su camisa desabrochada, le arma una historia de la libertad que no se entiende sino en un par de segundos.
Jorge mira, se sienta, vuelve a su página. Relee y se lee. Y se ríe.
-¿Vás a ir a verlo, si viene?-
-No creo, no tengo ganas. El tío no es lo que era antes, ya no tiene el mismo sentido. Cuando la gente se queda acá, no tiene sentido tenerlas, sabés. Lo que a mi me acerca es la distancia. No me dan ganas de ir a verlo.-
No creo que puedas saber cuanto tiempo pasó desde aquel llamado, ayer desde Montevideo. Discar, hablar, decir, volver a discar, equivocado, una nada del otro lado, pitidos en la, quejidos en mi, frituras del sol. No creo que pueda saber que nunca supe con quien hablaba cuando Jorge perdía miradas alrededor de las ventanitas de la casa de América. No sé con quien se habla cunado no se recuerda el rostro que nos nos nombra, uno escucha, dialoga se pierde, se convence de que lo escuchan, cuenta, propone, deja frases, agarra frases, pero no sabe nunca quién escucha.Esa distancia hace que uno no sepa con quien habla, esa distancia esla que me acerca, sábes?
-Yo no nací ayer, Jor, sé que te tira la Dieciocho de Julio. Sé que la Cuba no te empuja tanto como tu paisito, me querés decir por que te quedaste en baires, hasta poder volverte para Montevideo.Acá no tenés a nadie mas que a mí-
Jorge se rie, sabe que América siempre le tira la justa, se le tiñen los ojos de tablado, de tambores, una vena parda se le hace parche y cuero entre los puños y manotea con la palma abierta un pedazo de pan de la mesita de al lado de la cama, mira triste a ningún lado, vuelve a mirar al espejo que ahora está vacío, le pega a la mesa que casi la quiebra con la palma pà-pa-paum-pa pá. Que casi la quiebra con la mano, abierta.
América aparece morena en el espejo de vuelta sorbiendo un te de yuyitos de algún lado, y lo mira fijo a Jorge que se quedó releyendo desde hace dos décadas la misma página de su librito.
Creo que no se ríe, América abre la puerta del patio que amanece mientras lo riega, se pone un pulover, guarda el quinto dedo entre un abrigo frio y manso que duerme en el piso como duerme ella, le recita para adentro un tonada de Matanzas, una vidala de Apóstoles, un Triste olvidado de Tacuarembó. América cierra la puera haciendo un ruido bárbaro, le besa la frente en un rapto de miedo. Le cierra el libro en su cara, y se mofa de que su buenos aires ya no existe, mientras jorge palmetea en clave su almita arropada entre el espejo y una ventana, y una cocina, que como su América, nunca será suya.

Luciano LCGalizia, Buenos Aires 2002

Noticias del pasado (1999)



Me desordenaba. Me desordenaba el sol. Me desordenaba solo y me decia triste. Arropado, con las penúltimas vidas que iba viviendo. Fingiendo estar completo y ordenadito. Fingía gobernar cada uno de los sueños que tenia y me creia que podia no soñar lo que no podria lograr. Las ultimas monedas que se resbalaron por mi boca terminaron construyendome casi casi como lo que soy ahora, un niño frustrado al que le pincharon la pelota en la cara, al que le desinflaron el alma de campeón con un cuchillito mucho mas chiquitito que el odio que lo maneja. Me desordeno, pieza a pieza, los rompecabezas extraños que fabríca uno mismo; con la idea de ordenarlos y hacerlos de algún modo, canción. Me miro las manos que mueven las diminutas partes del juego. Se crea solo. Se arma y se desarma por si solo. Los granitos de arena que se enriedan en los sueños , se convierten en esfinges sagradas, al hacerlos juego

Los cristales de sus ojos se iban haciendo unicos e irrepetebles. Cuando me miraba, podía predecir que era lo que iba a pensar. Ardía de rabia all saber que yo sabia lo que lla pensaba. Un par de veces me tiro una botella por la cabeza. No soportaba que yo le dijera que era lo que tenia que pensar. Se quejaba de mis creencias en cuanto a cuantos seres podian esptar haceiendo la misma cosa en el mismo momento. No creo que no sea cierto, ni que me mientas en cuanto a lo que podes pensar, pero es sencillamente que no entiendo que forma tenes de acercarte a loque en realidad estas pensando.
¿Como te surgen las ideas que no contas con los ojos si ni siquera te das cuenta en que momento toman forma.?
¿De donde te crees que surgen las pabras que usas para decirme lo que te crees que estas pensando?

Los cristales de sus ojos no dejan de decirme que las estupideces que digo con la boca salen a borbotones por los ojos .
Y yo me lo creo. Yo me creo que sus ojos dicen las cosas que dicen sus paslabras de la misma forma que me creo que mis ojo hablan las mismas idioteces que las palabras que ella usa. Y me creo ademas que ella piensa que yo no pienso lo que le digo que pienso. Y me convenzo de que soy igual de idiota que ella por no poder desprenderme de lo que digo, o de lo que pienso.

En medio de la quietud , los marineros fantasmales surgen de disfraces, y se dan a conocer por su valentia. Se hacen reyes, al menos por un instante, y se coronan con su razones de héroes sin tiempo. En medio de la quietud, se van alzando las copas dificiles de las victorias puras. Son unas cuantas las cosas que me pasan por la cabeza cuando los horizontes se me van achicando y el velerito diminuto en el que navego, llega a su meta. Un puerto inmenso donde las miradas no tienen direccion recta, y pueden doblar la esquina, un puerto dondo uno siepmpre sale de los labrerintos, pero nunca recuerda haber en trado en ellos; pero sin embargo tiene la sensacion de haber luchado para poder salir de el. Una de esas ciudades en las que la gente nunca termina o por convencerse de que vive e n la ciudad que se cree que vive. El futuro se me hacía extraño al pensar en el pasado, y por el contrario, el pasado se me hacia claro si pensaba en el futuro. Despues de todo las noticias del pasado son las que persisten en ese futuro que me resulta extraño. Tiro la moneda resbalosa, húmeda. y...seca.

Relatos breves de madrugadas eternas

De a Ratos

De a ratos, solo de a ratos las sonrisas ajenas se aparecen como extraños,
De a ratos, solo de a ratos aquella libertad que abrazamos parece derramarse en un cuartucho que nos alberga, pero que no nos abriga, y mucho menos nos tiende la mano.


Algunos encuentros, algunos despertares, algunos amaneceres....
No solo suceden sino que brotan del recuerdo....
Algunos recorridos por senderos queridos, algunos caminos desencontrados, alguna imagen de desenfadado,
No solos suceden los inviernos ,los ventarrones y las jaulas,
Las sonrisas a veces desaparecen de nuestro rostro cansado, pero nunca se borran.. siempre estan en algun encuentro esperandonos para abrazarnos con su olor a felicidad. De a ratos parecen fusionarse con otros


Demonios Grises
Demonios grises de los que viven solos en sus casas propias, ajenos a la búsqueda del oro y las emancipaciones eruditas. La melancolía es un puntito detrás de la que bailan los ojos del llanto. Y se le nubla la vista al periodico tiempo cuando no acierta en el blanco errante de la memoria.


Me siento


Me siento, despacio, escucho unas voces, por alla, no importa donde...
Hago un breve silencio (de esos que enmudecen hasta las ruidos mas secretos), hay algunas cosas, alli afuera, algunas cosas que no entiendo... Algunos disfraces algunas palabras, alunos gestos, algunos fines que no entiendo. Sigo sentado aún pero ahora camino por sobre mi mirada, aun soy conciente de que algunas cosas suceden inexplicables.

Migajas

Las migajas de las costumbres se iban aturdiendo con cada esbozo de pasado que me atrevia a revolver. Las estadias erraticas en casas ajenas, repletas de rostros que no recuerdo. Los paseos kilométricos por los paredones de los silencios, las caminatas ausentes por los parques que nunca fueron demasiado mios. Una y otra vez anduve entretejiendo las fauces de la historia con recuerdos que no se evocan sino a ellos mismos. La soledad que castiga, se vislumbra de golpe entre el murmullo extraño de los que son felices. Sus gorros pequeños, moviéndose de aquí para allá. Sus voces seguras sus roncas palabras. Su griterío. La tarde que se niega a caer reparte tristezas varias sobre la placita austera. Poca gente queda ya en los alrededores. La poca que persiste en disfrutar está acompañada. El griterio se hace insoportable para un ser que como yo lo aturden hasta las migajas de lo que no recuerda.
Lentamente las personas de su alrededor se fueron dispersando, y la oscuridad le lamio la cara. Era ya de Noche. LA soledad era total ahora. ¿A quién iba a echrle la culpa si me encontraba tan solo?

Chucherias
chucherias/ uno es debil y eso se sabe, para que ir a buscar a la muerte si viene tan seguido?, para comprobar que huye si la amedrentamos con la busqueda?, para corroborar el infalible hecho que nos delata con la angustia de la soledad al no encontrar ni siquiera la muerte?.Uno es debil y eso se sabe.
No sera esa debilidad la que nos impregna de lucha al desvanecer al infinito por propositos desconocidos?. Uno es debil y la lucha por dejar de de serlo es lo que vale.y eso se sabe./chucherias

Nada
Nada le costaba acercarse donde todos estaban, nada le impedia a aquel sujeto extaraño ser parte de aqeul grupo. Nadie comprendia demasiado bien que lo motivaba a separarse y a quedar expuesto a tal incomprensión de una forma tan frágil. De todos modos, era el el que quedaba pegado a la imagen que daba, no resultaba nada sencillo seguir el juego sin dejar de ser parte de el. No se podria decir que temiera tal situacion; se lo veía distante; ajeno, pero seguro, y conforme. Podia verselo deambular por el recinto como un perfecto extraño al que le interesa poco y nada dejar de serlo. Andaba siempre con su vasito lleno de algo violeta, que parecia bastante rico. A eso de las doce aparecia en la casa sin que nadie lo llamara, sin que nadie le hiciese saber que queria verlo (aunque en realidad lo quisiera) . llegaba y se las arreglaba para no tener que tocar la puerta el mismo, por lo que generalmente se metia detrás de algun grupo de gente..
Poco se sabe acerca de su procedencia, solo se sabe que aparecio tiempo atrás enalguna reunion de las que hacemos a diario y cómo nadie se atrevio a echarlo; él se fue quedando, en los alrededores del grupo.


Un faro oculto


Un faro oculto. Tras las montañas verdes. El mar desierto de marineros sólidos, tenaces. Un faro ausente, que ilumina de a cachos desde el rincón del mundo que puede. Que le dejan,.. Que guia a seres que se pierden en si mismos. En los mares que ellos mismos llevan. Seres como todos que no se acostumbran demasiado a ser, pero tampoco se niegan a serlo. Necesitados de luces que nos ubiquen entre puntos, que nos digan donde esta la costa, donde se puede embarcar. Seres vagabundos, de tierras prometidas, que nadan por sus mares como si fueran ellos. Me pregunto por el farero?, que diminuta sustancia lo hará guiarme desde el interior de la nada, noche a noche, a cada presunto amarradero. Estará solo aquel hombre, barbudo quizá, en tan inmenso edificio??

Me dijeron que lo vieron, cierta noche Bajar de su torre. Vestido de azul, con la barrba gastada, con el pelo revuelto, con la mirada abierta. Se dirigia al valle gritando insultándose a si mismo, quizá. Tardo cierto tiempo en volver, mientras tanto la luz permanecia apagada. Seguramente estaba cansado de que no le hagan caso con sus señales, el hombre. Tal vez Nadie le entendía los códigos y andaba frustrado por ello. Según dijeron reaparecio como a la hora, se lo veia cansado y cargando cosas. Solitario como siempre.

Quién sabe que palabras

“Puente de fierro sobre el pajonal,
creciente como en el mar,
la bajante lo encontraba mirando,
y dele fumar”

El loco Antonio,
Alfredo Zitarrosa,


Alguna vez, algun dia, recordaré ciertas palabras antiguas, cuando cruce algun oxidado puente con mis pies cansados, polvorientas reliquias bajo mis pies, de sudores y de sueños. Recordare palabras sutiles, ceremonias tercas, arroyos sin creces, recordare las caras tibias de la gente tarde o temprano, al cruzar aquel puente.

Ha amanecido detrás de los arboles verdes del horizonte, un olor a rosal se replega de golpe en la esquina añorada, un silencio de zorzales matutinos desconfia de nuevo al inicio de la jornada. Una ilusion, aterradora, te anda mirando de lejos, desde el almacén, o desde la despensa de la otra cuadra, los ojos cansados de la matrona agudizan la hora, sin pensar siquiera en que la madrugada despunta vicios que la aurora tarde o temprano le otorga.

Iba caminando despacio el hombre de rostro parco, con su sombrero grisáceo y sus botas mansas, andaba con las manos sueltas como librándose de culpa extraña al pasar del viento. Canturreaba para sus adentros el hombre, con la idea fija de volverse canto. Miraba con recelo a cada parroquiano que salía de aquel boliche que aun estaba lejos. El trinar sutil de las ocho, le daban a la jornada un aire de los raros, Un jornalero cabrón sacude las ropas en la esquina lejana, y el silbido extenuado de los que cargan bolsas se abriga de su canto. Una vez mas miró la tierra, el hombre, con botas polvorientas con silencios en los ojos con ires de humildad, Camino confiado hasta el boliche, divisando en el horizonte aquel antiguo puente, que llevaba a quien sabe donde. De golpè se paro, y con el los chingolos alegres, y con ellos los alamos gastados, y con ellos se paro el mismo viento, la mismita brisa que acaricia la cara de la mañana. Miró fijo adelante, a donde continuaba el camino, a donde comenzaba el puente, miro el opaco metal que poco y nada brillaba ante el sol, miro su mano, humeda ya por el sudor de la mañana, miro una vez mas la tierra, y cerro los ojos.
Canturreo entonces el hombre de cara parca, alguna copla de adentro de esas que entiende el alma, Canturreo y miro contento, Cerrando los ojos pardos, canturreo al compas del viento, que acompañaba sus pasos.
No faltó tiempo para que se hiciera canto aquel hombre de cara parca, acodado en los mostradores de los boliches, sentado en los almacene silbando palabras mansas,
No falto tiempo para que su canto cruzara el puente, oxidado de tiempo, y cansado de pasos, y llegara a quien sabe donde, y recordando quien sabe que palabras.

La mirada azul


La mirada azul se tomó de la mano, se rió con las ganas que tienen las sombras de escaparse y asaltó el vacío con fuerza descomunal. Recorrió caminos impensados llegó hasta horizontes infinitos y acarició utopias que se le resbalaban entre las manos. Visitó lugares, rincones, escotes, viajó instantaneamente por todo el recinto riéndose mudamente de todo lo que a duras penas palpaba. Rebotó en las texturas extráñas de la incomprensión y de golpe se alojó sola en aquel juguete. Chilló unpoco el niño que jugaba al sentirse visitado tan punzantemente por aquella mirada colorinche. Pareció acostumbrarse, al rato se calló.

Ninguna mentira

Ninguna mentira era inútil en ese momento. Las cosas no estaban claras y de un instante a otro se transformarian, la nostalgia de la niñez reaparece en brotes de llanto. Aparece ante mi vista aquel mundo extraviado de la noche pude nunca pude conocer, el rostro de mi madre quejosa al escucharme preguntarle cosas, aparecen los temores de la adolescencia, cuando no sabia donde terminaría todo. Aparece el enojo de un mundo que no entendia, Aparece el encierro, aparecen las búsquedas frustradas de un entendemiento sincero. Vuelvo a ver cierto llanto cubrirme el rostro. Desaparecen los circunstanciales amigos que merodeaban mi vida. Las ideas de persecución eran cobardes imágenes que aparecian ante mi vista, necesitaba salir de aquel encierro extraño de aquella reclusión sin tiempo, que me obligaba a pensarme inutil. Decidí salir de aquella habitación oscura. Decidí salir de esa rutina aperiodica de no hacer mas que pensar en como pensar. Salí de allí. Encontré a Adela.

Luciano Galizia (2000-2001)