Las aventuras del otro
El otro está suelto.
A veces se cree que puede con su genio y devora soledades como quien escupe un silencio con la garganta emplumanda. Sigue solo porque nadie le dice nada, ni el escritor que le escribe los guiones, ni la mamá que lo parió, ni el perro que le ladra. Nadie le dice ni lo que tiene que hacer ni lo que no.
El uno mira.
2 comentarios:
Me gustó lo que leí.
Saludos
Gracias Vera.
Pues pásate cuando te plazca,
siempre habrá algo.
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