Fragmento de un cuento inspirado en la vida del bandoneonista Eduardo Arolas "El tigre del Bandoneón"
El tigre manso1 Magdalena Gutierrez
jueves, febrero 10, 2011
martes, febrero 08, 2011
Las cortinas
Detrás de una cortina con olor a perro (sucio) ,se escondía ella los
martes a la tardecita, después de volver del trabajo, cuando el sol de
enero aún se le metí en las pupilas y cuando aquella casa, repleta de
libros, aún no era su casa. Llegado el caso, después de mirar por la
ventana hacia la calle, pasaba un rato con el rostro pegado a la
cortina. Ya no percibía el amargor entrándo por sus fosas nasales. Lo
que la llevaba a refugiarse en su escondite era mas poderoso que ese
olor.
Los martes, a esa hora de la tarde mas o menos, pasaba Braulio por la
casa. Tocaba la puerta, y sinó insistía por el timbre llegado el caso
de que nadien le respondiera, aplaudía, chiflaba, y vociferaba, en ese
orden. Eso sí, de la puerta no se iba. Alguien debìa abrirle, y la que
lo hacìa, era siempre mamà. Tardaba porque querìa acomodarse un poco,
ella tambi÷en llegaba de trabajar mas o menos por esa hora, venìa con
ese espantoso uniforme del trabajo, y llegaba tan desplomada que no
tenìa ni fuerzas para cambiarse. Ahora sì, al primer toctoc, ya estaba
cambiandose la camisa, y para cuando llegaban los chiflidos, él
peinado sabìa que no pod÷ia pasar de los gritos, porque Braulio se
irìa, entonces toda la labor quedabasinsentido. Al primer esbozo de
grito, Berta abrìa la puerta, y ahì estaba, sentadito, vestido de
traje y corbata, Braulio.
martes a la tardecita, después de volver del trabajo, cuando el sol de
enero aún se le metí en las pupilas y cuando aquella casa, repleta de
libros, aún no era su casa. Llegado el caso, después de mirar por la
ventana hacia la calle, pasaba un rato con el rostro pegado a la
cortina. Ya no percibía el amargor entrándo por sus fosas nasales. Lo
que la llevaba a refugiarse en su escondite era mas poderoso que ese
olor.
Los martes, a esa hora de la tarde mas o menos, pasaba Braulio por la
casa. Tocaba la puerta, y sinó insistía por el timbre llegado el caso
de que nadien le respondiera, aplaudía, chiflaba, y vociferaba, en ese
orden. Eso sí, de la puerta no se iba. Alguien debìa abrirle, y la que
lo hacìa, era siempre mamà. Tardaba porque querìa acomodarse un poco,
ella tambi÷en llegaba de trabajar mas o menos por esa hora, venìa con
ese espantoso uniforme del trabajo, y llegaba tan desplomada que no
tenìa ni fuerzas para cambiarse. Ahora sì, al primer toctoc, ya estaba
cambiandose la camisa, y para cuando llegaban los chiflidos, él
peinado sabìa que no pod÷ia pasar de los gritos, porque Braulio se
irìa, entonces toda la labor quedabasinsentido. Al primer esbozo de
grito, Berta abrìa la puerta, y ahì estaba, sentadito, vestido de
traje y corbata, Braulio.
Pero la muchacha que, todo lo oìa desde el otro lado de la casa, no
querìa oir nada mas y por eso se refugiaba en la cortina.
sábado, febrero 05, 2011
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