miércoles, noviembre 21, 2012

Toco mi boca de tormenta



Si mi boca no te toca no existís.
No es un labio abierto el que te hace vivir un día.
Es un labio cerrado el que guarda el recuerdo de lo que no estuvo.

Si mi boca no te besa no sabes que yo existo.
No es una mano abierta la que te palpa la superfice,
Es un puño cerrado el que aprieta el vacío hasta hacerlo nada.

Si mi boca no me toca no existo,
No hay una piel que no sepa de los límites del cuerpo,
Es un órgano olvidado el que encierra, como cáscara la fruta de la lágrima.

Si mi boca no me besa no se que soy.

No hay palabra que no se deje 
escribir en el agua.

miércoles, octubre 31, 2012

Niño Quimera











El niño tiene los ojos de la madre
La cara del padre, la sonrisa del recuerdo,
El niño guarda las facciones de la abuela.

El niño no es un niño.
 El niño es una quimera.

lunes, octubre 08, 2012

Arenas Blancas



No hay ninguna pared de arena,
ni quietud que vuele sola.

No hay sinceridad que detenga la brisa,
ni mentira que se quede inquieta.

Se sabe heroica, ella, la que mira atrás.
Sostiene la nuca con las manos,
detiene vaivenes con dos pasos.

No hay capricho que se parezca a lo que quiero,
Se sabe triste, pero es la hoja que habrá que escribir.

Porque después de tanto dicho,
siempre habrá un hueco en blanco,
para que sea escrito con los dedos.

No hay que escribir en la arena blanca,
porque las paredes de arena son inquietas,
pero no se vuelan si nadie les escribe encima.

domingo, septiembre 23, 2012

Entrevientres



Es un vientre
que de dientes
tiene las puertas anchas.

Es la casa muerta
que se sienta destetada.

No razona los odios
como se piensan los temores.

Es una panza que asfixia,
y es el techo que te tapa
de carne con una sola palabra.

O es la cara que tiene el olvido antes de que te vayas,
Porque no tengo dos odios iguales a tus palabras

O es la brújula que te dice que el enojo no sale nunca,
por donde ya se ha ido.

Esa

La vida que elijo, la que me viene a buscar, la que hurga en mis zapatos por saber por donde he caminado, esa, esa que está a dos minutos de realizarse y después se desparrama como loca por todos lados, esa, la que quiere que la persiga y le pregunte dónde fue que he perdido el destino, o donde estuvo parado el silencio cuando hubo que hablar y decir en voz alta que la vida que elijo, esa, la que me viene a seguir como una sombra, la que sostiene las miradas que he visitado, la que cree que ser vista es estar con los ojos puestos en un espejo, esa, la vida  que elijo, la que viene a decirme que un día tal vez ya no haya ni esto, ni aquello, ni nada mas que decir: porque ya  he dicho todo lo que la vida que elijo quiere escuchar.

domingo, agosto 05, 2012

Mi vida

Me muerde un rato, no me deja que la agarre, con los dedos que tengo y me toma por sorpresa, y me bebe de golpe.
Como si yo fuera ese niño que viene con los años. Devora un niño añejo y me toma por sorpresa y soy presa de ese vaso.
Y me toma y me apoya en su mesa, y se ríe luego, con aliento a mi mismo; entre vapores de mí y alcohol.
Y me vuelca,como derrama vino la vida sobre la mesa,
cuando el codo torpe tropieza.

Porque con sus manos la vida muerde de un labio y de otro, del vidrio del vaso del vino que soy cuando ella me toma.

Yo seré así hasta que al fondo, en cualquier final que deje la ilusión para mañana,
seque mi sangre y se sacie el vida de la sed,
o se duerma, o se emborrache,
o se limpie las gotas que quedan de mi,
entre sus labios,
y me bese un poco,
ya seco yo,
mi vida.

miércoles, agosto 01, 2012

Hábitat

Los que pasaron alguna vez por detrás del silencio, saben como hablarle. Está claro que no usan palabras para ellos, sólo se atreven a hacerle uno o dos gestos, una o dos muecas y esperan. A veces mucho, a veces menos. Se sientan y esperan. A veces años a veces segundos. Si se cansan de esperar, ellos no se paran, una vez que se sentaron nunca se paran. Se quedan sentados, se atan los cordones de los zapatos, ellos. O se peinan el pelo largo ellas. Se arreglan la camisa ellos. Se pintan los labios, ellas. Lo que parecía un lugar inhóspito, un banco solitario de una plaza desconocida, se transforma con la espera, en una habitación enorme, en una casa. Se acostumbran a guiñar un ojo ellos, y a cruzarse de piernas ellas. Hasta que la espera se termina, porque el silencio se rompe  cuando recuperan las palabras. Intercambian una mirada, ella con las piernas cruzadas y la boca roja y el pelo peinado. Él con los cordones atados y la camisa prolija. Todo comienza al olvidarse que llegaron allí para hablar con el silencio.Hábito que tendrán que aprender, cuando esa plaza sea un mar de palabras ajenas.

sábado, julio 28, 2012

Detenido descanso



Si te detuviste a pensar que no hay descanso,
entonces ni descansaste ni te detuviste.
Hubo un sol antes de este y antes de este otro y ninguno es el mismo.
No importa que haya un pasto verde donde caminar descalzo y percibir el rocío,
porque hubo un amanecer antes que éste y otro, y a ninguno le faltó ese sol.

Si te detuviste a caminar por el jardín aún sin saber cual es el sol que hoy hace verde al pasto,
es porque hay un amanecer que no se detiene,
y un descanso que agota.

jueves, julio 05, 2012

La cara

Fracaso de un rostro sin cara,
desmedida frágil de una mueca,
arrebato de un gesto que se nubla,
relieve de una arruga que es una boca,
amor de la piel sin fin,
espejo de las vanidades.
Cuando se calla la cara de la vida,
el rostro invisible vuelve al ruedo.

sábado, junio 30, 2012

Nacimiento


Con ese silencio me fabriqué la palabra que no te digo.
Y la remonto sobre los disfraces,
después la inhalo hasta que se hace hembra
y me la trago como si fuera macho:                              
el día que nazca habrá que oírla gritar y taparle la boca,
desesperadamente tuya.

Cosecha temprana

Sembrar los ojos y cosechar miradas.
Hacer de cuenta que no hay nube que no nuble
y que no hay día que no se duerma el misterio
de lo que quiere ser mirado y no se puede.

viernes, junio 22, 2012

Bomba



La burla se extiende como un reguero de pólvora,
desnuda a su paso tus corazas,
desata los cordones de tus días,
desabrocha los anhelos a tus noches,
y desvive las ganas que caminan por tus piernas

La burla no es cualquier palabra,
es el gesto resentido
y la mueca que se gesta,
es la mano que te hunde.
y la punta de la mecha,
de la bomba que hoy te explota,
ajena.

miércoles, junio 20, 2012

Los deseos




Los deseos no son órdenes.
Son desordenes vivos.
Se amontonan en la fila de los colectivos,
compran comida en un bar,
andan sueltos por el mundo.
Si lo ves, al mío, decile que vuelva
aún no le he dicho
que lo quiero.

jueves, junio 14, 2012

La mirada

Una ventanilla silenciosa se abre
y salen de tu boca, como manos
bien abiertas tus palabras.


No tengo que preguntarte
ni cuanto tiempo has vivido
ni cuantos relojes has roto
antes de marcar la hora
que aún no ha llegado.

Es dolor frecuente la brisa 

de tu olvido a mil por hora.
Cualquier viento en un ahora
cual quier filo en una frase.


Cuando una mirada ajena 
no hace a la tuya, la deshace.





sábado, junio 02, 2012

Puntos cardinales

Un guiño de ojo,
una mueca de boca,
una gesticulación con los brazos.

Una palabra de aliento,
una palmada en la espalda
una sonrisa en los párpados.

Una frase que trajo un viento.
Un perfume que nadó  en los mares-
Una textura que camina lento.

Un sobre sin nombre,
una abeja sin rumbo
un desierto sin norte.

Una manera de ser,
un despedir lo que ha venido,
una tragedia instantánea.

Un par de anteojos de sol,
una brújula de dos puntos,
y un sabor a inocencia,
que se vuelve misterio,
cardinal.


viernes, junio 01, 2012

De madera

Una mano blanca,
de tan blanca ausente,
se hunde en el barro.

Le rebosa de ocre,
la tierra sin vida
que cae y cae
por el propio peso
muerto hacia abajo
y son gotas de lluvia
y son gotas de tierra,
espeza la niebla
resbala por el dedo
cuando se alza manchada
la palma hueca, y convada
que se levanta hacia el cielo.

Una mano negra
de tal negra muerte,
se hunde en tu pecho.

 Le rebosa de sangre
la carne sin vida
que se hunde y hunde
por el propio impulso
vivo hacia adentro
y son gotas de sombra,
y son gotas de frío
Viscosa la carne,
resbala por el cuello
la panza hueca y convexa
se redobla hacia el suelo.

Una mano roja
de tanta paciencia
cierra el hocico de un puño,
rebate las astillas de una tabla.
se queja en un gesto de martillo
cansada de colores en sus uñas.
Harta de rascarse los humores
Quebrada de caer siempre
bajo el mismo suelo
la misma tierra
el mismo,
cuerpo.
de la misma manera.

jueves, mayo 31, 2012

Chin Chin

Tres copas de vino se duermen embebidas.
Las detienen de caerse, estrepitosas al piso y quebrarse en llantos, una mesa y tres manos.

Tres manos de vino se durmen embebidas
Las detienen de caerse, frágiles en baldosas y fracasar en heridas, cuatro patas y tres codos.

Tres codos de vino se apoyan enseguida.
Los sostiene de esconderse , doblados en abrazos y demorarse en flaquezas, esa luz y estos brazos.

Una luz devino y les iluminó los dientes. Chirriaron de brindis, los paladares.

Saborear lo oscuro no es brindar chocando vidrios.
Reirse a las copas no es cumplir deseos.

Tomarse las copas no es tomarse la mano
Chocarse los codos no es chocarse los labios
Brindar por la vida no es brindarla.

Hay que romper los mitos para que los dientes te brinden a la boca lo que los labios partidos de deseos 
no le dicen a las copas que por no tomar de las manos y no dejar que estallen, nunca habrán sido polvo de un vidrio que no has mordido.
Hay que romper los vidrios y brindarse en pedazos, 
para que no haya deseo que no quiera cumplirse,
una vez roto
quien lo contiene.

lunes, mayo 28, 2012

Cielo


A
                        ésta luna le duelen los ojos,
                                   No quiere ni mirarte.
                                   De sus pupilas brotan mares, secos.
                                   A través de sus pestañas maquilladas, se escapan los sollozos.
                                  
                                   Tiene que pintarse de luz los rayos para mirar con cara nueva,
                                   Luna nueva, Luna triste.

                                   A
ésta luna le duelen las manos
                                   No quiere ni agarrarte.
                                   De sus dedos cuelgan hilos, rotos.
                                   A través de sus nudillos de piedra, se escapan los golpes.
                                   Luna llena, Luna bronca.

                                   A
ésta luna le cuelgan los brazos.
                                   No quiere ni abrazarte.
                                   De sus codos suelta remos, solos.
                                   A través de sus hombros alzados, se le cuelgan los botes.

                                   Luna a medias, Luna seca.
                                  
                                   A
                                   ésta luna le sobra alguien,

                                   A
                                   Ésta luna le falta mucho
                                    cielo.

domingo, mayo 27, 2012

So frito



(Detrás de cada nombre, 
siempre hay una gran palabra)



Soy esa palabra zonza que no huelga nunca.
De cualquier nuca a degüello salgo a rastrear un oídp
de cualquier parva de ausencias me arrastro hasta dar con la huella,
de cualquier vida que vivo, de cualquier bolsillo que rasco,
de cualquier libro que rasgo, de cualquier asco que tengo.

Soy esa palabra hueca que calla al nunca.
Desde alguna cicatriz que no es actriz ni diva,
desde alguna carcajada , desde cualquier vida mía,
desde alguna rabia, desde algún modo o de cualquier modo.

Soy esa especie en extinción que se extingue hasta que la vida vuelva,
Hasta que fracase lo que no ha sido, hasta que se evapore el fraude de la risa falsa.
Hasta que venga yo, pero con nadie a cuestas y no cueste escucharme, ni se diga otra cosa.

Hacia donde llego he ido, antes de otro verbo sin imagen, 
Dirijo  la cabeza que piensa, sostengo el horizonte al que no se ha dormido
Voy hacia donde me llamen, no pregunto ni escribo. .

Soy palabra descalza, hueca y esclava.
Sin mas importancia que lo previo que ya ha sido.
Me has leído una y mil veces y si aún no lo has notado:

No soy el adjetivo que le pone posiciones a tus modos,
Nunca fui el sujeto que le sustantiva la patria a la conciencia de otras voces,
a veces quise, para ser según dicen, más mujer 
disfrazarme de artículo que se define por un hombre.
Pero es en vano, a mi nadie me nombra, 
me dicen, si,  pero no vivo en sus bocas.
no soy palabra luz, sino palabra sombra

No soy pro hombre de las frases que se te vienen a la cabeza,
Me siento en los hombros de una cabeza que mira a la palabra desde abajo.
Me subo sola y vuelo ciega
me antepongo hacia cualquier luz que brille,
me posiciono atenta hasta que me mimen.

Sufro un poco del costado ese desde que siempre te alumbro,
no me dirijo a ningún sitio. 

Soy sólo un destino.

Para cuando me busques 
me habré ido a, 
ante,
bajo,
contra,
de,
en, 
desde,
hasta, 
hacia,
para, 
por,
según, 
sin,
so, 
sobre, 
tras, 

tuyo.

Nosotros muchos

"Todos los del pueblo eran así. 
Apenas llegaban y ya estaban pensando en la vuelta."
Haroldo Conti, 
Perdido, 
Con otra gente (1967)

Esta vez me tocó perderme a mí. Hacía rato que no pasaba por esto. Tuve que caminar hasta acá para darme cuenta que no basta con caminar para hallarse. Hay mucha gente acá, tanta gente...:  un hombre de boina, una mujer de anteojos, un pibe con auriculares, un nenito con un globo, que se le escapa de la mano y casi lo pierde, justito. Todos van, uno al lado del otro, disimulando que no saben donde están. Podrían estar en un shopping o en una estación o en parque de diversiones. Pero no están en ninguno de esos lugares. Si les preguntara, me contestarían con certeza. Es decir me darían una respuesta certera, cada uno, una diferente respuesta a la certeza.
¿Pero de que sirve la certeza si se utiliza solo para perder la incertidumbre?

¿De qué sirve la certidumbre si no es más que la costumbre de no buscar más aquello que perdimos? Nosotros y muchos.

sábado, mayo 19, 2012

Lo que cuenta mamá











No supo cómo. El pibe que le guiñó el ojo en el asalto del otro día ese día estaba sacandosé los pantalones y ella le miraba el culo blanco en el espejo de la pieza de atrás. Su mamá estaba de viaje y su papá no estaba en casa. El pibe que se dejaba los bigotitos para parecer más grande tenía la nariz bien fea. Debería tener el bigote más grande para que no se le note lo fea que era. La camisa no estaba mal. Era más blanca que la piel. Era escuálido. Cualquier romanticismo que ella hubiera esperado de aquella tarde había desaparecido ya hacía dos botones. 
El tipo la fue a buscar con pose de James Dean, y se tropezó con la cómoda porque se había sacado los lentes y no veía nada. Terminó en el piso con la pata partida por la pata de la cómoda. Ella, incómoda le fue a agarrar la rodilla para ver si le sangraba. Lo incómodo fue darse cuenta de que era lo que había agarrado. Porque estaba medio oscuro. Y no fue sangre lo que salió de la hinchazón y no fue la pata de la cómoda lo que su mano aferraba y no podía largar. No era su nariz tan fea ahora que estaba tirado el pibe, pobre el pibe. Pobre no, fue de dolor que gritaba él. Eso cuenta mamá cuando le preguntas si duele, nena, vas a ver, preguntale.



















sábado, mayo 05, 2012

Pérdida


              Una guía Filcar toda mamarracheada le indicó que ése cuadradito relleno era una plaza. La avenida se veía geométricamente dispuesta, terminando en ventanitas que se asemejaban a ladrillos a la vista. La geografía del cielo no puede ser descrita con líneas rectas. Se sentó y observó que la luna todavía no se había ido o que recién había llegado. Era la tarde que le seguía a una mañana común y corriente. Había caminado horas sin decir una palabra. Atravesó parques, glorietas y puentes.

           Redescubrió pasajes, arboledas y pasos a nivel. Cada trazo de la hoja era volver a dibujarse. Cada huella que se perdía era garabatear y dar de nuevo. La geografía de mi tierra no puede ser entendida en una hoja. Necesito  toda una vida para escribirla.

martes, mayo 01, 2012

Hiede



«Ni siquiera durante los últimos meses de mamá  cambiaron las costumbres, aunque poca importancia tuvieran ya.»
La salud de los enfermos, Julio Cortázar.



Huele el repugnante aroma a la carne cruda a punto de pudrirse. Huele bien, hay que dejar que se te escape ni una gota de aire por orificios que no sean tus narices. Huélelo  bien y disfrútalo. Si en algún momento de debilidad, o de distracción, sobrevienen las náuseas, no vomites. Huelelo bien por todo hueco que se precie.
Así olerás cuando nada más te importe.

lunes, abril 23, 2012

Mi vida alborde


"¿Tengo que romperle los oídos para que escuchen por los ojos?"
F. Nieztche

No tengo perdón. No hace falta gritar para que me escuchen los que no pueden. No hace falta regalarme nada para que saber que estoy acá, callado. No hace falta perdón para no gritar lo que regalo. No es el regalo de la vida lo que necesita ser gritado, ni gritarle a la vida para que escuche mas, ni envolverme el cuerpo con cinta de embajaje para que al final de la encomienda encuentres un grito por respuesta a todo destino. Es imperdonable haber roto un oído antes que el embalaje, porque no se trata del contenido sino de las formas, y las formas son los bordes de las cosas. Si grito al borde de las cosas me caigo o me escucho yo solo, porque no tengo perdón, acá en el borde estamos todos locos, claro. Al borde de las cosas no se le grita porque se rompe. Se regala el paquete sin romper el envoltorio. Se abre cuando volvés. Y no hace falta gritarlo, Federico!:  Se hace tarde y sale tren hacia la frontera. - ¿Venís? No, ya esta acá mi vida.

domingo, abril 22, 2012

Escribir-nada-más

"¿Es culpa del frío que haga frío?"
Anthony Burguess


Si llegué hasta acá, a la suerte de varios otoños mugrosos, es porque quizás tuve intenciones de quedarme en silencio varias primaveras y pude imaginarme un futuro bien sobrio, anudado en la vida. 



Si llegué hasta allá, a la dejadez de un par de anhelos que escupo, es porque quizás he hecho invenciones sin más pretexto que invocar los mundos que vendrán de ahora en más, ataditos a esta espalda.


Si llegué a vivir un instante en los ojos tristes de quién mira atento lo que estoy por decir,  es porque quizás han habido pretextos y textos entre sextos sentidos. O es porque han dormido lentos los mil y un  destinos, que sólo conoce aquel que nunca llega a ningún lado. O es porque he parado mil y un verso sin dejar rastro desde dónde he huido. O porque quizás haya vislumbrado dos palabras huecas y las haya llenado con instantes vacíos, hace ya tanto, que no lo he sentido.



Si llegué a decir lo que no he dicho, repito, no es porque no haya querido saber de donde vino. Ni de dónde parte aquello que ya no es mío. Si llegué a algún destino no lo he visto. Si llegué a decir algo no lo quise, si llegué hasta acá arriba de mi mismo, no es porque haya querido conocerme. O, no se : tal vez sí. Porque ya lo he dicho. Si llegué a decir lo que los ojos me dicen que digo, ya lo habré dicho todo sin escribir nada más que lo que yo  ya he leído :
¿Es culpa de los ojos que la boca sonría?




viernes, abril 20, 2012

Mi vida milonga


"Hay un aromo nacido en la grieta de una piedra (...)
pero hay que (d)ir y fijarse como lo estruja la piedra
(...) eso habían de envidiarle los otros si lo supieran
que no teniendo alegría se hace flores de sus penas."

El aromo, Atahualpa Yupanqui

Hay una poesía que daña. Hay una palabra que cura. Hay una sonrisa que engaña y hay una miseria que ayuda. No se trata de escribir lo que daña para curar la sonrisa, ni se trata de decir las palabras que a penas ayudan. Tengo mi(s) serias dudas  que exista poesía que al final de aquel día te levante los brazos, tengo mis serios rechazos de que cuando engañe al que daña me vuelva un descargo en tono de ira. Tengo la cura del sueño. Tengo la cara de un día. Hay una vida que daña. No hay una rabia que siga, porque a palabra no dicha, canción que termina. Mi vida no rima,  mi vida.

domingo, abril 15, 2012

Hasta los Codos

Todos son iguales. Un codo no es distinto a otro. No es como una mano que palmea o un pie que pisa, ni siquiera es como un brazo que mide la distancia entre un cuerpo y otro. Los codos, los que doblan y redoblan, son todos iguales. A ellos los cubren pullovers finos o camisas a cuadros, y hasta algunos pretenden dejar verse al descoser los dobleces de un género tejido que se angosta sobre tu brazo y descansa en una mesa, mientras tomás un mate o simplemente esperás que tu cabeza pueda levantarse después de agacharla una tarde de cualquier especie, y es el codo de la vida el que te sostiene y no es Atlas ni atalante o mito el que sujeta cuando cabeceás de incógnito y todos iguales los codos no palmean ni te miden ni te pisan, se arremangan y sostienen lo que de un momento a otro ya se ha caído; mi vida.

viernes, abril 13, 2012

Voz en silencio

«Porque tiene derecho al grito.
Entonces yo grito.
Grito puro que no pide limosna»
Clarice Lispector, La hora de la estrella.



Vos sos un silencio. Yo soy un abrigo sucio. La otra cara de los días son las humedades bajo los ojos. Te diría que hay para decir muchas palabras, pero es una mentira. Yo soy un silencio y vos son un abrigo. A falta de soles buenos son los llantos, porque además de salir de fuga por tus narices y verse acomodados en nuestros dedos, los llantos brillan un poco cuando los miman los que saben. Vos sabés de mimar llantos y yo sé de lo que lloro. Porque no hace falta abrir los otros para romper el cuerpo o tajear la noche para hacerla desamparo. Vos es el silencio y te respeto, yo soy el llanto y te acompaño.


martes, abril 10, 2012

Abrir los rotos

Era insoportable escuchar el ruidito. Se convertía en pedazo de aire que brotaba hasta mi oreja cuando apagaba la luz y daba vuelta la cabeza y miraba hacia el otro lado y no se trataba de cualquier insecto ni yo ni ella ni era desesperante saber que una vez amanecido pasaría mas tiempo rascandome que recocordando el zumbido de mi muerte

Qué escribir

Estoy escribiendo para que oigan los que miran fijo. Resumo trizas de repente para que huelan los miopes de la boca. Fricciono los contornos en colores con el pequeño fin de que vuelvan los que se han ido a quien sabe que sonido. En esas tres acciones hay una esperanza, quizás la única que entiendo, de que al fin revuelvas esta basura de colores que te devuelve a tus casas, te deposita en tus vidas, te revuelve la lágrima y suele encontrarte sin coraza una mañana en forma de pregunta.

viernes, abril 06, 2012

Yacimiento


Un nacimiento es nacer al sol, desnudo o desnuda con los huesos frágiles pero no irrompibles
Un yacimiento es yacer al sol, desnudo o desnuda los huesos rotos apelmazados hijos de tanta historia.
No soy hoy la pala que levantahuesos ni el desnudo que los deja ver,
Ni siquiera soy el que nace y se parte de risa y de llanto y se retuerce, fragil de lo que lo toca.
Soy ese o esa que quiere que seas un hueso inencontranble en yacimiento, infracturable en nacimiento, impracticable en sentimiento, indescifrable en documentos.
No soy el que excavará ninguno de los canales, no hay parto ni cuadrícula, ni forceps ni pincita ni pincel de cerdas gruesas que sirva para yacer hoy desnudo al sol y ser yo el que nace sólo solo en esta niebla llamada siesta

sábado, marzo 31, 2012

Apagáte, che!


Levantarse a mitad de la noche, con una baba y media entre los dientes y el corazón (latiendo) en la boca, levantar el teléfono que cuando sueña desde el sonido, se percibe distorsionado. No fue ni un ring ni un tone, pero hubo un raje sin alegría. Reprocharse durante unos segundos que tal vez, atender sea, entrar en un mundo del que no se sale, porque es claro que él (a quien la cabeza le hormigueaba y aún no podía comprender si era cierto todo o no) se había acostado en su cama, en su lado de la cama tirado como cayó, cuando había llegado de la calle como hace dos horas, demoledor el día y demolido en cuerpo, con las piernas que le dolían de haber mudado a Bagdag entera hasta su casa, tres pisos sin ascensor, con olor a casa nueva. Le dolían las piernas, pero era algo que le hubiera pasado aunque no hubiera mudado ni movido ningún mueble ni armado ninguna cama. Era un fin de semana y era el cuerpo el que se había mudado de estado y él no quería darse cuenta. Cuando el teléfono sonó, lo encontró transpirado, con la cabeza apoyada en la almohada babosa, un jean medio sucio vestía, con las piernas saliendo del borde de un cubrecamas que no lo había aún tapado. La ventana de la pieza de su casa todavía exibía un cielo tan negro de noche tan noche, que Rogelio tuvo la idea de que la persiana blanca habia sido bajada, y que no había nada allá afuera. Cuando la luz prendió y el reloj le mostró numerales, divisó la persiana de noche que le cerraba la visión hacia afuera. Rogelio creyó que aún era de día, porque cuando su cuerpo en demolición cayó rendido en la mitad de la cama; pues del otro lado aún convivian cosas que habían sido usadas en el día, un sol triste de Sábado sin prisa lo revocaba desde el cielo. Pero se durmió con él el sol y cuando el teléfono hizo su gracia, y relojeó a ver si había amanecido, se dio cuenta que no eran mas de las nueve de la noche y aún no entendía cómo había llegado hasta allí.

Al atender, no escuchó nada, o casi nada, y no le quedó otra que cortar. El reloj le arrojó numeros que no coincidían con el color del cielo, y llegó a pensar que se había cortado la luz o la luz se había ido antes de tiempo. No entendió la diferencia y prefirió volver a su almohada mientras su gatita merodeaba y se acostaba. Ni bien puso la cabeza en la almohada húmeda, cerró los ojos y pensó en mañana.

Apagarse de repente el mundo, de luces de colores para ver pantallas, de turbinas que mueven circunstancias, de usinas que calientan recuerdos en televisiones lejanas, se percibe distorsionado. Con los años entendió que ese cielo que se apagó antes, ese despertarse antes, ese corazón en la boca, era la hora del planeta a la cual se había apagado todo, un instante, incluso su sensación de estar vivo. Lo habían llamado y no había escuchado porque, claro, cuando se apaga el mundo se prende una percepción que tardaremos vidas en comprender y no hay reloj que nos diga cuanto tiempo ha pasado, porque cuando se detiene el mundo se apagan los oídos, y se trata de percibir distorsionado un corazón que late pero que no bombea sangre ni inyecta vida. La hora del planeta, es una debil muerte a los ojos; es una debil vida a los otros, los que mañana quieren corazones en la boca, con sangre y todo: sin inyecciones.

Casa Pintada III



El griterío llegó  a una cuadra de casa. Había niños que disimulaban una reunión en la vereda. Los juntaría las ganas de ser ellos mismos allí afuera. Desde las casas, algunos de los vecinos, miraban desde las ventanas esperando entender o esperando que se fueran. Cuando los ojos de los vecinos se quedaron pegados en otras ventanas vidriadas para mirar. Los niños, se habían esfumado. No sin antes dejar en la pared un berrinche o una frase o una declaración de principios con olor a aerosol, y chorreando al sol.

Casa Pintada II



Giró en derredor aquel hombre mediano. Vió que los taburetes de la sala esperaban que alguno se sentase. Todos se habían ido. Era la hora de la tarde en que los alumnos salían a fumar o emborracharse en la plaza. Sintió un vacío que se completaba con cuadritos en atriles o esculturitas en las mesas o dibujos en papeles. Tinteros medio secos, en vidrios se desperezaban por sentir el cuchillo clavado de una pluma de ganso, para que despues pueda la tinta negra y sangrante, desparramar líneas hacia otros horizontes, y construir la belleza de las caras y lo horrible de los cuerpos, ya muertos, de los estudios de anatomía, tan prohibidos. Tan oscuros, como la tinta que los dibuja. El vacío le dio la pista, y la ventana que llevaba a la plaza de una Florencia con olor a mujer y a aceite, le impregnó en sus retinas de artista una imagen imborrable.
El cuchillazo de la punta de la pluma clavó la calma del tintero. Rayones azabaches llenaron el vacío del papel amarillento. Lineas, puntos y contra frentes aparecieron de la nada. Hubo una geometría que respetar, la de la ciudad fugada. Hubo un infinito que retratar, hubo un vacío que llenar. Se había llenado el taller de pronto : aquella ciudad (con sus voces y todo) entraron por la ventana. Había redibujado el mundo, el hombre mediano. Había inventado la perspectiva. No hubo mas excusa en esa casa, él lo había visto todo.

Casa pintada



La piedra tuvo un reflejo. Todavía el alba le acariciaba las aristas y había pasado una noche desnuda ante las brisas. Bestias y otras bestias olfateaban el olor a hombre desde la lejanía. La humedad de la cueva, la cercanía del río, la desértica estepa eran refugios que la piedra ocre y mineral vida dejaban prendida a la tierra, agarrada al paisaje. No era solo un techo la piedra, era la consecuencia de la unión de la manada de bestias que de vez en cuando en ella moraban. De especies diversas e instintos primitivos, hubo bestias de todos los colores y sonidos que pasaron por esas sombras. Líquidos diversos las bañaron, en rituales ancestrales de marcar un territorio con orin, o de rascarse el lomo con sudores. Todos ellos, salidos de mil cuerpos fueron por años invisibles testimonios de que la piedra no era solo un resguardo.
Tuvieron que pasar miles de bestias de pelos enormes. Aquellas bestias trajeron del río orines de colores, rompieron mil arcillas de barros ajenos, tuvieron la virtud de hacer de la piedra una casa, eran hombres de pocas palabras esos hombres, eran bestias de pocas letras esas bestias, pintaban como los dioses a sus hombres sus casas, dejaron testimonio de tinte en la piedra. No imitaban su sangre ni retrataron su caza. Impregnaron su cuerpo, y marcaron su historia, hubo un cuerpo con manos, habían inventado todo. Habían dicho, aqui estuvimos, esta es nuestra casa, estos somos nosotros, bestias.

viernes, marzo 30, 2012

La noche de los tiempos III

"Hacé de cuenta que estuve navegando,
es casi lo mismo solo cambia el paisaje
abajo el mar que nunca se ve
arriba el cielo el cielo raso..."
Mirta de Regreso.


Guiaban a los viajeros dos estrellas pálidas y mil otras sombras depositadas en el cielo. No había otra cosa que los agarrara a la tierra mas que tres miseros puntitos desperdigados en la infinitud y tal vez (solo talvez) un intrumento que les daba sentido a los puntos, dando sentido y dirección a su viaje. No había luna que los regara de cielo bajo ninguno de los miles de horizontes que ante sus ojos despegaban. No estaban perdidos, llegarían algún dia a algun destino.  Mientras tanto, no había derrotero que les enseñara que rostro verían mañana cuando hayan encallado en tierras incognitas. No había certidumbre alguna sobre esa tierra cercana, sólo de los puntos que desde el infinito eran sus soles de noche.

La noche de los tiempos II

...los enigmas del vino le acarician los ojos...
El gordo triste, Horacio Ferrer

Ohh Dulce Dios...
Steppenwolf, Herman Hesse

Iban a buscar los otros, un poco de vino hasta unos pasos. Los que quedaron bajo las nubes de miedo a tormenta y olor a lluvia desnuda, comentaron dos palabras acerca de los beneficios del fuego. El invierno arreciaba claridades sobre los dedos, y escarchas de durezas en las palmas. La caza había sido mala. A falta de carne, las uvas borrachas son el espíritu de un sol que no aparecerá hasta dentro de unas horas. Y cuando lo haga, habrá que enfrentarse al triste ritual de la matanza, de la sangre contra los ojos, de las cuchilladas y bramidos. O de la muerte por la vida.
Hasta que no aclare, y mientras los niños duermen, hay un dios que les recupera el aliento y les deja la impronta de vides sobre vidas en los labios. Pintados los dientes de la sangre de un viento que huele a humedades. Hay un espiritu con olor a dulce, con gustito a dios en la boca. Les esperaba una larga noche. Porsubires de valentía en las venas.

La noche de los tiempos I



La inmensidad de un bosque tiene cara de noche azul, ocaso de los ojos claros.
Aparecieron dos hombres a la luz de una luna rota en dos pedazos inservibles.
Pisaron los pastos y las hojas antes de emitir sonidos. Treparon a un cedro antiguo que chirriaba de viento.
Hubo que frenarlos para que no siguieran trepando al infinito cielo, pues sus manos peludas les permitieron asirse de todo obstaculo que yo pudiera haber encontrado.
Yo escribo esto. Ellos han trepado. Inmensos y se quedaron nuestros, en la noche de los tiempos.

jueves, marzo 29, 2012

Invisibles




Una imagen sin memoria ni tacto destella entre un arco iris y una gota de sal,
guia su camino uno de los tantos ojos que admiran sonreir de luna (nueva)
No necesitemos hacer caer el retrato de madera blanca que nos muestra ciegos,
para ver que no hay que andar perdido de maneras simples, sin seguir en estos suelos.
Juguemos a que no existe nada mas que un vos y un yo al desnudo, una imagen
sin tacto que destella entre un arco y una gota de estar.
Quizas sea madera de otro árbol, cuchilla de otra astilla.
No necesitemos cortar los rostros de maneras blandas para ver que no hay que andar jugando a ciegos, que quieren ver lo invisible.

martes, marzo 20, 2012

zamba para una sola flor

Guijarro de una sola asa, se redondea hasta hacerse orilla y al fondo de la curva es la concavidad la que es oscura y precipita.
Retoño de una sola flor, se hace verde de querer salirse y al fin de la hoja herida es la inmensidad la que la alumbra y necesita.

sábado, marzo 17, 2012



...llegar hasta allá para ver lo que fué,
                         romper escaleras de ojos que ven,
                          Ahora él entiende que el tiempo lo tiente con vidrios pequeños y pies...

aguantar los trapos



Un trapo flamea en la silla de la casa de Beatriz. Una vez, recordaría ella, aquellos trapos  sucios habían servido para quitar la mugre que dia a dia se depositaba en las mesas y en las mesadas. Ahora ese trapo seco, al sol que olía a la humedad de patio antiguo, ya no limpiaba mas una mugre que no fuera la que Beatriz había producido.
Se trataba de agarrar el olvido con un escarbadientes y sacarse de entre los dientes que todo lo han mordido, los jirones de realidad que tan dificil había sido masticar. Se trataba de agarrar los trapos y aguantarlos un rato para hacer mañana banderas, que ayer limpiaron mierda.

martes, marzo 13, 2012

Desnudo


Sólo en la escritura, en su más íntima esencia, en la obra de arte verbal bien construida en cuanto a la relación entre creación y sociedad, podemos encontrar las claves íntimas del escritor.

En un reciente artículo cuyo enlace he extraviado, me encontré la cita que dejo ahi arriba. No es mi opinion, y si es mi opinión. La traigo acá porque, sin animos de extenderme en ensayos que no llevarán a ningun lado, me pregunto acerca de su veracidad y si no es cierto tambien que en otro orden de cosas, este intercambio posible, maravilloso imposible de escritor desnudo (figura metafórica que tomo de la nota que invito a leer cuando la encuentren) no es sino otra herramienta que los escritores (de barrio) de nuestra generación no tenemos que aprender a utilizar. Hablo de la desnudez como herramienta y de la mascara como instrumento para mostrar voces y escucharlas, quizás en el momento. Me pregunto sin animos de entrar en teorías, si la escritura de estos barrios (los blogs) y el rumor de los que leen,  no es otra cosa que una bohemia enmascarada, en pantallas lejanas, en la soledad ahora del que deja de escribir para esperar lo inesperado. La lectura y una devuelta..


lunes, marzo 12, 2012

La otra vejez

Este territorio es bien antiguo, lo pueblan osamentas recubiertas de moho recalcitrante. Por encima de ellas, y también por debajo, entre pastos que por los años entran en ciclo de secarse y reverdecer, se secan y reverdecen ellos, los pastos de este territorio llamado pampa, estepa o soledad; de acuerdo a quien lo mire. Este territorio es bien antiguo, lo viven poblando pisadas de mártires presas que correteando en silente recuerdo ahora veo pasar como si fueran mi vida. Porque, claro, desde acá abajo, retumba y reverbera todo un poco mas, y una escena de caza de quimeras andantes perseguidas por bucefalos de caras triples y dentaduras con olor a hierro hijo del óxido; chorreante y medieval; parece repetirse con el paso de los siglos cuando de pronto hay lanzas o bolas con manija que se clavan en tierra luego de maniatar bestias aladas que no vuelan, monstruos hijos de los reptiles mas antiguos que me han poblado. En otra escena reciente son las pisadas de bestias metálicas, barbadas y sucias, que se comunican con la lengua antigua de mares lejanos y que piden, ante no se que deidad porque aqui la única soy yo, sumisión. Y ellos, cazadores antiguos tanto como este territorio que ahora habla por boca de entierro, porque lo han pisado miles de años y aún, es joven, este territorio, que es bien antiguo.


...este escritor de blogs subterraneos, se ha dado cuenta hoy, revisando los requisitos de certámen literario, que hace tiempo que ha dejado de ser jóven; estas ficciones de tierra adentro, me dejan ver que antiguedad y juventud son dos estados compatibles que se niegan a perecer...

Chau


Hola. No es esperar. Ni es leer. Ni es que nadie que lee lo que aparece acá, espere verse en espejitos. En todo caso, sabélo (si a mi mismo te hablo) que el espejito espejito dime tu quien en el reino la mas linda (guitarra) dime tu, espejito espejito (que pum que pam) terrome espejito (que pum) bajá. Que espejito dime de quien en este reino es elmas tontos(terrome terrome) y quien por el puente (martin pescador, pasará pasará) pasa el o pasayo, ni pasa el ni ninguno dos (o la pelota o el jugador) los dos no. Que era sentarse a mirar en un espejo a ver si de ese pelo largo que crece y seguirá por que, va a caballo (a caballo vamo pal monte, a cabayo vamo) caballo porteño cabayo al fin. Cahualo tehuelche, cahualo al fin. Ni es desperar tampoco (que noestamoslocos que sa-bemosloquequeque-queremos...) vivir la vida igual, igual, igual, que si, que si, che que si, fuera un sueño. Pero que nunca termine (porquela noche es tan larga, tateti) igual que si fuera un sueño, pero que no se te entiende, igual que si fuera un sueño, pero que no se termine (porque la noche es tan larga, guitarra ehh) igual que si fuera un sueño.
Y hay de esto, y de aquello, y esto, queridos, no es ni de esto ni de aquello. Es de eso que queda cuando pasa el caballo y ya te has subido (mi caballo mi cabayo) y a pelo (palmonté) se sube espejo e infancia y-a-mirar- a ver- que -pasa y el caballo (cruzó la tierra) no espera (con luna) ni desdensilla solo (cruzó los valles) relincha en brincos (mi) y a pelo largo, espejito espejito (te estoy nombrando). No es de leer. Ni es que nadie que lea lo que aparece acá sepa que se cuenta, porque no se cuenta se vive mientras se cuenta (quien de este reino es la mas bonita). No es de saltar y no hace falta que a fin de hora uno de esos retratos de unas monedas con marco bonito para darme una foto mia (si queres te la traigo, pero no hace falta porque vos tenes varias, guardadas)  y no hace falta (oscuro) esperar a estar bien cerca para estar allá en el vicio del silencio. Porque se han muerto los vivos que me hablaron sin saberlo. y No Hace. ni falta ni nada de ganas que faltan que te de una foto en la que (espejito espejito) se está rompiendo el cristal y a cabayo me voy de pelo largo milonga, de ojos oscuros, como la noche, como la noche, milonga que me comprende y me mima (y no hace falta chorearle a chiarloDino su milonga de pelo largo, porque mi espejo está roto, mi guitarra no dice, mi alazán no me nombra y aún aún no ha venido ese sueño de mierdas, tapado hasta de sudor apenas, que dispara en espejo, rompe un orden de sombras, se acomoda en mi cama, me hace piedra la boca y me espera sentado, ojoalpiojo la boca, igual que si fuera un sueño (pero que nunca termine). Que si, chau.

sábado, marzo 10, 2012

Creer (letra sin música)

"y despertar al sol acariciandolo...
y darte cuenta que hoy, es todo lo que hay"
Minimal, Hoy, Hoy, Pez



Nadie va a dejarte ir, 
ahora que aqui has venido.
La verdad, siempre fue
saltar hacia los oidos.
y decir que no hay que hacer
las cosas otra vez.
y saltar, saltar sin red
pudriendote después.
un motor sin arrancar
rio de lo que has vivido
un cajón de irrealidad,
que te despertará.
no salir a ver llover,
si no pudiste ser
uno mas de los que ayer
se hartaron de creer.

viernes, marzo 09, 2012

Los Regresos


Regreso I


Cada vez que sonaba el teléfono y él, pequeño como se sentía, y agarraba, el tubo y ponía en auricular en su oreja, apoyando rápidito para escuchar la primera palabra que escucharía desde el otro lado de la ciudad, que le dijera -Hola ¿Cómo estas?- y comenzara así una conversación de unos minutos, en la que ella (la que en un rato dirá : - Cuidate, llamame ¿si? -) preguntaría por su esposa, preguntaría por él, preguntaría por sus cosas y él contestaría sin pausas, a cada una, de las preguntas, y ella le preguntará si tiene algo que contarle -Nunca me contás nada- y el le dirá algo que a fin de cuentas, es lo de siempre e irá preguntando él ahora a ella por su esposo y por sus cosas y cuando él la escuche contarle brevemente alguna noticia del pueblo - ¿Te conté que se cayó el nogal? -, y cuando la escucha, se da cuenta que escucha una voz lejana, que lo asusta, pero que lo asusta mucho, porque claro, cada vez que sonaba el teléfono y él, pequeño como era sabía que habia del otro lado un regreso de una vida que ya no era.

Regreso II
 
"...y ya veras las sombras que alli estuvieron no estaran...,
...ya va a volver al barrio que a sanlorenzo lo vio nacer..."
Dale alegria a mi corazón, Fito Paez/Canto de cancha, Anónimo Popular, 2012

 
Se reencontraron un día cualquiera, no importa. Ella regresaba al barrio por corto tiempo luego de haber vivido pequeñas vidas de novela en la ciudad de Tilcara. Aquel día cualquiera, él aún no había dejado el barrio que lo vio nacer. Ahora, que escucha él ese canto de hinchada que viene de la ventana, a coro con afinado abrazo de hinchada de miles, le llega desde el ensueño de día triste,  un recuerdo añejo, de día alegre. Ella, pasó por el barrio a saludar, pues se iría de nuevo a Tilcara en cuestión de horas. Hacia años que no se veían, no se cuantos, los suficientes como para que la palabra años tenga sentido. No habian sido ni amores, ni amantes, ni siquiera hermanos, tal vez amigos sea la palabra, pero a la distancia del recuerdo, ahora en una ventana que mira a la Avenida Rivadavia al fondo y a años de haberse ido de ese barrio, la palabra amigos guarda otro significado. Tal vez hayan sido amigos, y ese dia cualquiera, cuando la muchacha bajó del auto de su novio, cerquita del puente  y lo vió a él - al que ahora entresueña un cantito de hinchada que abraza - se soprendió del tiempo, y de verlo, y se sorprendió tambien al verse vista, por él, que, caminando distraido con walkman de un  Páez de fondo, le puso stop a la cinta y caminó, directo hacia donde ella y su novio estaban. Se hablaron a los gritos a unos metros, con los saludos del caso. Fueron presentados los dos hombres, en un cálido apretón de manos sinceras, era la primera vez que se veían. Pero existía entre ellos una familiaridad hija del aprecio. Se charló rápido a falta de mates y por la prisa de ambos: se habló de ellos. Se preguntó también por aquellos amigos antiguos que el barrio se había tragado o escupido, quien sabe que, a otros barrios,  quien sabe quien, a otros amigos. Se contestó sobre los viajes y los éxodos de casi todos. Se pusieron al día en materia del tiempo, que pasa volando - claro - y no te espera ni una ronda de mate. Recordaron el pasado sin hablar de él, hablaban del presente, de qué era de cada uno de aquellos militantes de la bohemia, con los que se compartieron unos años, que ya no era  una unidad de tiempo. En fin, se pusieron al día, alegres. Los de los viajes y de los otros, los que no vuelven. Se hicieron el gesto breve de que habia que partir (si hubieran tenido el mate en la mano, se hubieran dicho gracias). Aquel novio de ella se había hecho parte de la ronda y cebaba cada tanto comentarios presentes sobre aquellos jóvenes de los cuales se trataba mas que nada esa mateada y lo hacía desde ya, desde su ventanita de aquel momento en la cual aquellos amigos, también sus amigos algunos de ellos, eran presentes. No habitaban en sus mates, el olor añejo de la ausencia o de la vida en otro lado, sino mas bien, los traía vivos, a la ronda, que era una ronda con mate de fondo. Los traía vivos a los mates y con ellos a ellos, que para los otros dos reencontrados, se habían pegado al recuerdo. Curioso el recuerdo de ambos, porque era posible traerlos de vuelta del todo, al menos no con palabras, al menos no con muy rico. No le importan ahora, a él que desde su ventana aprecia el silencio, ya no ese canto callejero de Rivadavia de fondo, sino de autos lejanos que doblan esquinas y van hacia puentes para llegar a perderse en un barrio. No le importan, piensa, los nombres de aquellos amigos, que si enumerarlos quisiera, le llevaría tal vez unos años, que ya no es una unidad de tiempo, sino una medida del abrazo. Si enumerarlos quisiera, llenaría una cancha, de tribunas vocingleras. Una cancha como aquella que se fué para otro barrio, y que ahora quiere volver, y la escucha volver desde la calle, que es por donde vuelven los autos, los amigos y  los recuerdos.
El auto tenía el motor encendido y el novio de ella con la paciencia nerviosa del apuro - habían quedado, ya, tenían que estar en otro lado, hace rato- fue hacia el baúl a revisar algo, levantó el baúl y sin ya verlo, él y ella se dieron un abrazo fuerte. Ya habían charlado todo lo que había y ya habían traido todo lo que hubo. Fue un gracias de mate humeante aquel abrazo, que duró años, que ya no es una medida de abrazo sino de fuerza.  Fue casi eterno aquel abrazo, por fuerza, ternura y misterio. Habían traído a aquella ronda, lo que las palabras no pueden, un día cualquiera, en un abrazo eterno. Al bajar escuchar el  ruido del baúl bajar, los fugaces abrazados se intentaron separar, en un gesto por centímetros, que ya no es medida de distancia sino de existencia. -Quedate un rato más, es importante- escuchó él que su novio le decía a ella, mientras se alegraba pues se dio cuenta ella tenía, a su lado ahora, alguien que la quería. Lo que siguió fue darse cuenta que en ese abrazo, mas que los dos, estaban allí también aquellos amigos que desde esta noche de Rivadavia de fondo, él escucha y no quiere nombrar. Ella subió al auto, él saludó a su novio, con un apretón de mano y una mirada a los ojos, ya con el motor encendido, movieron las manos con un gesto típico de cualquier estación, un día cualquiera.
Habían partido. El nunca mas volvería a ver, sabrá de ella rumores que trae la calle. Guardará ahora un recuerdo nuevo que vivirá en un abrazo futuro, un día cualquiera, cuando esta ficción regrese de las sombras.
 
Regreso III

"...hay en la casa un hondo y cruel silencio huraño..."
La casita de mis viejos,

Hubo una casa un día, escrita-maravilla de libro sin fín, que, al recorrido de siglos fueron ladrillos de papel arrugado, donde en sus paredes blancas habitaron seres de papel sin tinta, quienes se preguntan desde el fondo de un baúl o arcón antiguo, apelmazados como están ahora ellos que ya vivieron y dieron vida a la casa, cuando arden las paredes por el paso del tiempo, y cuando ella ya no habita ya mas a nadie, donde estará la dueña, vieja ahora, ya ciega, Doña Mercedes, y donde están sus hijos, que no regresan.

al recuerdo de Mercedes Guevara (personaje robado de otra ficción),
que regresa eternamente,  sin haber vivido nunca esta vida tan breve.

.
 


sábado, marzo 03, 2012

El imaginador de Claudia


Levantó su cabeza, y creyó (sólo creyó por un instante) que alguien la imaginaba. Que alguna persona, tal vez de su propia ciudad, estaba pensando lo que ella haría. Prefirió por un segundo imaginarlo de sexo masculino. Viejo, barbudo, de tez pálida, con lentes. Lo imaginó triste. Mi imaginador me llena el tiempo con bobadas, se dijo a si misma Claudia. La voz de Esteban, del otro lado de la pared la detuvo de seguir hablando sola. El café ya estaba listo. En breve iría a servir a la mesa, sonreiría con ojos burlones y tal y como su imaginador lo imaginaba, se sentaría y quedaría callado durante unos segundos esperando que alguien le preguntara algo a Claudia.



Al día siguiente Claudia le preguntó a Esteban como había estado todo en el trabajo ese día y Esteban le contó detalladamente que su compañera Marta, había faltado otra vez a causa de su embarazo. En breve dejaría de asistir y muchas de todo el laburo recaería sobre Esteban. Claudia permaneció en silencio, acomodaba unos libros que había estado usando en la repisa, y su atención se dividia entre los lomos de los tomos que acomodaba y la conversación con Esteban. Puso cara de preocupada, pero ni ella se misma se creyó que lo estuviera.

Escuchó minuciosamente todo lo que Esteban le dijo pero no tuvo nada para decir más que medio monosílabo cada ojos. El bajó la vista y le aclaró (interpretando tal vez que no Claudia no habia entendido su problema) que iba a estar mas ocupado los próximos meses.



Claudia pensó hacia adentro (no lo dijo) que Esteban era muy afortunado ya que estaría ocupado mucho tiempo, de esa manera no malgastaría el tiempo pensando que hacer con ella. Haría lo que tenía que hacer, como una rutina, sin tener que imaginar demasiadoo. Pensó en decirlo mientras acomodaba un libro de Melville, pero cuando sus ojos se desplazaron desde las letras MOBY hasta el rostro de Esteban, casi casi como una sola cosa, se dio cuenta que no era una buena idea. Esteban quería ese trabajo, pero estaba cansado ya.



- Quizás contraten a otra persona ¿No te parece? – No. Nada de eso. No contrararían a nadie más y Esteban haría el trabajo de Marta en las horas extras. O en algún fin de semana. Claudia lo sabía y si bien eso no la alegraba, mentía un poco al mostrar su preocupación.





Mi imaginador me imagina ahora desnuda. Tirada, en una cama, pensando que decirle a Esteban. Me imagina y estoy segura de eso y nadie me lo saca de la cabeza y medito en un instante si sería creíble contarle toda esta historia a el, que es el tipo, hoy por hoy en el que más. ¿Cómo se lo contarías? ¿Hay uno que me dice que hacer? ¿Hay un tipo que sabe lo que yo hago? ¿Hay uno que de barba y lentes que escribe sobre mi y sobre vos? Y lo que es peor, que lo que el escribe es lo nos que pasa. No Claudia, me digo y pienso, él (tu imaginador) no lo sabe, no entendés sólo lo imagina. Claro, me había pasado por alto que imaginar y saber no es lo mismo. Él (tu imaginador) no está seguro, no es un erudito, tu vida no le llega como una verdad revelada. La imagina de la misma forma que en un sueño, solo que lo hace despierto, pero se sienta y escribe, o quizas, la imagina sólo cuando escribe. Una, viste, no sabe de los sueños de otras personas; aunque te los cuenten, viste, no los sabés, los de los otros los imaginás. Tu imaginador sólo sabe los suyos, y a veces los olvida, pero tu vida, Claudia, tu vida la imagina. Claudia pensaba en silencio. Tenía miedo de empezar todo ese diálogo en su cabeza en voz alta.



Decidió no contar nada. No contarle nada, ni a Esteban ni a nadie. Por un tiempo se olvidaría de su imaginador, o al menos dejaría de nombrarlo y de imaginarselo como alguien vivo. En cambio, decidió retratarlo. En sus cuadros, hombres de barba y lentes, pálidos y viejos emergieron de repente: sólo lo retrataría. Haría de cuenta que Claudia imagina a alguien y escribiría sobre el para sentirse menos demente. Se convenció en un instante. Un llamado de Esteban la amedrentó. Sonó el teléfono y el atendió dudando que diría, cambió el tono de voz, lo saludó alegremente. Hablaron un rato y cuando Esteban le preguntó que hacía, ella dudó. No estaba haciendo nada malo, simplemente le costaba decirle qué era lo que estaba pasando con su imaginación.

La doble vida de X


             Cubría su rostro con el desgano enorme de la luz que penetraba sus pupílas. Pálido, casi reseco por un rato; sintiendo la mixtura de ruidos, gritos y chirridos que venían de afuera abrió sus ojos al viento polvoriento cuando el tren se detuvo en su destino. Aún acurrucado entre sus ropas de días enteros sin ser cambiadas, con la cabeza pesada reposada grávida sobre los hombros, babebeando de entre-sueños con los dientes apretados, X se dió cuenta que debía bajar de ese tren. El grito del guarda nombró su lugar de destino. Indefinido hace horas, definitivo ahora. 

            Como una premonición oscura, digna de novelesca estirpe, X supo que debía despertarse lo suficientemente rápido como para tomar el equipaje que traía con sigo y salír a pasoo ligero por el pasillo del tren, poblado de cabezas entusiasmadas que miraban hacia las ventanas.

domingo, febrero 26, 2012

Sobre puentes fantasmas





"Pisamos descalzos esta certeza absoluta de puente y risa
de que te vas a meter en mi ombligo para inventarme prisas
vendrás a poblarme el cuerpo y a robar mi noche"
Eva, Ser Puentes,




             Caminabamos mirando las piedras molestas interrumpir nuestras pisadas. Un pedregullo de granitos y basaltos huérfanos desperdigados por entre la mata de pastos, coirones y otros yuyos. Mirabamos hacia abajo para no extraviarnos en las pisadas y para no dejar que la huella dejada por nuestras suelas o nuestros cuerpos, sigan su propio camino. No queríamos, ninguno de nosotros, extraviar nuestra propia huella. La planicie nos llevó a un claro, y luego a un río correntoso, grisáceo y rumoroso.
-Mirá el río- escuché. Ese río no está en el mapa a esta altura del camino, dijo.
            Efectivamente, nos  habíamos extraviado. El viento soplaba desde el oeste, y desde la la lejanía podía observarse la nublada y excelsa espina dorsal de América. Algo teníamos claro, tan lejos no nos habíamos ido.

           Los relatos de los baqueanos, y pobladores antiquisimos, retornan a la memoria en circunstancias del viaje en las que a veces sospecho de si no es el mismo camino el que las rememora junto con nosotros. Sin pretender burlar la historia con solo una intuición, recordé lo que viejos viajeros de aquellas montañas mencionaron alguna vez acerca del cruce del río Picheuta.  Un viejo puente del siglo XVIII, encorvado en medio punto, primitivo monolito como de la edad de piedra, rehecho de rocas redondeadas  y argamasa, endeble y medieval, se disponía de una orilla a la otra del correntoso río, que en los veranos de deshielo acusaba alturas y caudales propios de bajantes cordilleranas a velocidades que voltearían al mas caballo de los soldados. Ruta de paso obligado hacia el Anti, el puente fue alguna vez una solución para problema de muchos.He escuchado que el nombre del río, significa ombligo en alguna lengua. Hay quien ha dicho que el General Don José de San Martin utilizó esa construcción para cruzar con su ejercito. Cerca de ese puente ha ocurrido una batalla, cuyo nombre se lo ha dado ese río que el puente cruza. Otras versiones aseguran que el cruce de ese río por parte de las tropas del Libertador, fue realizada por un puente que estaría mas al norte, en un punto donde el terreno permitía asentar bien las maderas y sogas con las cuales dicha construccion fuera erguida.
           Ese puente de madera nunca fue encontrado. Si uno camina mucho mas rio arriba, es posible cruzar el río, pero son leguas y leguas y uno se aleja de su derrotero, y luego, para llegar nuevamente al camino deseado, debe descender, desandando el camino hecho hacia arriba, esta vez hacia abajo, esta vez si, desde la otra margen. Curiosamente, no faltan las anecdotas que mencionan que la utilización de estos nuevos puentes hizo que los viajeros hacia el Anti, llegaran más rápido, pero al desviar sus caminos evitaban los recorridos habituales. Entre estos recorridos era posible que los viajantes se encontraran con pobladores del lugar, intercambiaran mercancias, un saludo, costumbres, amistad, amoríos, noticias. Se dice que los habitantes originario de aquellos desolados pagos precordilleranos, a quienes las visitas amistosas les eran sumamente bienvenidas, se fueron aislando cada vez más, ya que los viajantes no utilizaban ya el recorrido antiguo, cambiando con su propio cambio de hábito, los hábitos de los que río arriba esperaban las noticias que nunca llegarían.

        Caminabamos charlando sobre este puente ya  inexistente, y embelezados en el discurrir del diálogo, sin saberlo, ya estabamos del otro lado. Habíamos cruzado, inconscientes del hábito qur dejamos de lado para lograr tal hazaña.

jueves, febrero 16, 2012

Invención I


Una estepa sin soles deshabita los verdes en las lejanias. No hay infinito si ni hay borde en mil y un montañas que cercan el baldìo que poblamos a nuestros pasos.
Rumbeamos serenos la mansa curtiembre de los pies rendidos, atravesamos la abulia, desatornillamos el frio, y nos sentamos con el culo mojado en la piedra vistosa de aristas tenues. Descubrimos uno de tantos cielos. No hemos inventado nada.

domingo, febrero 12, 2012

aparición

Desaparece el gris de hombre tras hombre en una palabra.
abraCAdaBRA al urgido pedazo de cielo que le llueve.
SANseacABÓ al ritmo plácido de un despiste. ABREtesesAMO al sol de unos cuantos residuos de cornisas, de auto-sin-parabrisas o de jinetes de gasoil.
Desaparece en la marcha firme de un asfalto soso; volantea el gris acoso, pedalea de memoria, patalea la discordia; hace guiños de mandrake, espejea tras embate, vieja ruta sin perdón.
No conoce al horizonte que lo jala, desaparece gris entre dos ramas: no es niebla de camino ni es hoja si temor.
Desparece y le hace un rasguño al ojo, que lejano tras la foto en otra vida mira huidas. Es una sombra en el espejo perdido de un Ford Rastrojero. Es olvido de un agujero. Es terruño sin tener.
Hasta las otras voces parecen haberlo visto llegar desde donde, y hasta donde, maniobró su fuga.

martes, febrero 07, 2012

Persecusión

Buenos Aires 1850

-  Me seguían, dijo, gritando. Unos hombres me seguían. Se lo digo. Usted me metió en esto.Yo no sabía nada hasta que usted empezó a decirme.
-Calmesé, hombre. Que se calme, aquí está seguro, cuentenós. Sientesé, tome agua, aquí tiene.

Le serví un vaso con agua recién sacada del pozo, al instante comenzó a hablar. Todavía la tierra estaba flotando sobre el agua; la polvareda levantada durante la corrida, todavía estaba flotando en el aire. Los faroles de las calles de la ciudad recién habían sido prendidos. Todavía se escuchaban la voz del farolero al otro lado de la plaza. El reloj de la torre daría ya las campanadas de las ocho. La oscuridad del atardecer daba paso libre a la imaginación por aquellas calles. Ya no se escuchaban los alegres ruidos de la feria desde la plaza, de este lado de la calle vivían herreros adonde sus talleres, algunos vendedores de feria.Los últimos en entrar de su paseo de la feria a su rancho  fueron mis vecinos. Ellos, ellos venden en la feria. Trajeron mercadería para guardar.
Justo un rato después Marcos entró corriendo, desesperado.Esa noche nos contó a oscuras lo que había sucedido.

Ahora lo recuerdo bien. Me dijo que estaba en la feria en la plaza, comprando frutas. Preguntaba, curioso, por la procedencia de las frutas. Minutos antes le había parecido que unos hombres lo habían estado mirando demás; y lo seguían a pasos de distancia. Suficiente distancia como para escuchar bien lo que él hablaba.

¿Eso en que año había sido, recuerda?

No sería mucho mas allá de 1850, fue antes de la batalla(1). Marcos todavía vivía, y Marquitos moriría dias despues de la batalla, en el 52. Debería haber sido un invierno, porque hacía frío y se sentía. Ahora uno tiene gas, pero la leña de entonces a veces se acababa. Había que esperar que la trajeran del Chaco.

¿Entonces a Marcos no lo cuelgan? ¿Muere en la batalla ?

Unos dias después, por las heridas. Creo que el hubiera querido morirse ahi. Aguantó unos días el pobre. Igual, después de Cepeda, él ya no era el mismo.

domingo, enero 08, 2012

Crónicas felinas



-Ay si pudieras hablar- vociferó el pequeño. Su mano tibia, tersa repasaba el pelaje coloreado. Un motor de mil tiempos y siete vidas se había prendido en el regazo de Tomás. De repente  la bestia levantó la vista a sacudones, hirguiendo las narices y abriendo los ojos como lunas, pegó un salto y desapareció.
-Vení, che, te digo. No había caso, ningún caso. El minino coloreado ya estaba en su proxima aventura: debajo del aparador de metal, un pequeño movimiento imperceptible lo fascinó y su guante oscuro no podía evitar castigar al pequeño terrón que de ser un insecto alado, ya estaría muerto a mamporrazos.

Ya nada de eso era una novedad para Tomás ni para ninguno de los otros habitantes del departamento de la calle triunvirato. Sin embargo sorprendía.

Cuando Nora Vazques atravesaba la puerta, con alguna bolsa entre las manos, era inevitable verlo desplazarse rápidamente por entre sus talones rebotando como la pelotita de un pinball. Hasta que Nora se detenía, y extendiendole alguna de sus manos recibía un cabezazo bienintencionado seguido de un maullido tímido. No había manera de sacarlo de ahí, salvo las veces en que Tomás venía corriendo a todo galope por el pasillito, emocionado y el pobre animal sin poder comprender la finalidad de dicha estrepitósa corrida, decidía cambiar de refugio e iba a dar de dos zancadas a la parte inferior del aparador que sería por un rato la trinchera, donde emboscaría cualquier pié humano, vestido o desvestido.  Si Tomás no aparecía, porque no estaba en casa o porque estaba entretenido en su cuarto, la emboscada no era necesaria, y la bestia permanecía a los pies de Nora un buen rato, tal vez hasta que de alguna bolsa salga algún elemento masticable, no necesariamente comestible. Pero en general Tomás, alegre y afectuoso como era, salía a recibir a su madre. Moro, incondicional, tendría el mismo habito hasta los últimos días de sus vidas. Hasta cuando una noble ceguera lo mantenía afectado ya adulto. Ya abuela Nora, ya adulto Tomás, Moro seguiria fiel a sus incomprendidos sentidos químicos, y saldría, no con la velocidad que tuvo de niño, sino con la prestancia de los ancianos de galera y bastón de aquellas películas que, hace añares había quedadose viendo con Nora, en noches de cine frente al televisor, cuando aún las cataratas no lo habían sumergido en la niebla del eterno recuerdo. Porque el recuerda, claro.

Moro era un gatito tirando a egipcio. Si uno tuviera que acertar una raza o una marca, como  decía Tomasito, diría que es un egipcio. El nombre surgió en un  momento de bromas en la familia; no siendo fanáticos de las hagiografías, causaba curiosidad que se hubiera escogido aquel nombre, que más que adjetivo era un apellido. Pero, pienso ahora,  ni por la más remota casualidad de Aquino no es nombre de gato. Respondiera o no a ese nombre, Moro iba bien con su nombre. O talvez parafraseando otro gato porteño, así como no hay una música para una ciudad sino una ciudad para una música; el nombre hace al gato y no al revés. Ocurrencias de un viejo ciego, que va a hacer.