jueves, marzo 31, 2005

Blanco (1998)

(a la memoria de W.Kandinsky)
"...amarillo,
pincel cuchillo"
Rafael Alberti


Un silencio lo rodeaba ambiguamente, las punzantes peripecias del color emiten su ruidoso chirrido. Los verdes se alucinan como sombras no asumidas, y los rojos van limitandose al estrellato que los amarillos le otorgan. Retrocede un poco, aquel hombre absorto del color que tras el silencio se limita a disparar espíritus. El hombre entonces cierra sus ojos; busca con fuerza imágenes internas que apacigüen la desazón del color sin fondo.
Sin creerlo, o sin creerse, algo encuentra. Una serie de panfletos arrugados de antiguas elecciones del adentro, arrojados a las calles que no se transitran desde hace tiempo. Miles de papelitos de tamaño infinito. Arman y desarman formas impensadas en el medio de la calle; los colores despintan actitudes en remolinos de celulosa imaginaria. Las letras de los afiches se desintegran y vuelven a integrarse en lengujes punzantes que solo el ánima entiende
.
Involuntariamente, los ojos se le abren al confuso hombre y su vision es otra. Los colores rebozantes de aquella tela en la pared, le hablan en otro idioma. Y le cuentan misterios de los que nunca antes habia escuchado.
Ya algo mas contento el hombre víctima explora con su vista cada uno de los rincones de aquella tela que si bien es pequeña parece infinita por instantes. “Como nosotros..” piensa. “ Infinitos por instantes pequeños y pequeños por instantes infinitos ( que han dejado de ser instantes sólo por su extension) ”. La tela lo abriga entonces con respuestas, que si bien no se jactan de ser muy profundas, desconocen cualquier idea de profundidad, por lo cual persisten en respuestas que mientras sean coherentes, son aceptables.

La vista comienza a digerir infinitas dimensiones en un plano que ya no es tal y comienza a hacerse cargo de planos propios, que ya no son tales. El diálogo es entonces entre mundos de infinitas dimensiones cada uno, y cada dimensón que resurge de la otra, arma una nueva en el otro. La negación de tales cosas se van transformando en destrucciones sucesivas de las dimensiones creadas; al punto tal que no hay nada atractivo en aquel plano, pintarrajeado (por brochas y azares).
Algun mecanismo siniestro le deja aquel hombre quedarse frente a ese objeto y le permite plantearse una búsqueda y algún territorio, conocido o no.
El hombre parecia contento ahora con la dimensión a la cual había arribado; una dimension repleta de planos sinsentido y de colores esparcidos al azar y sin ninguna lógica que el pudiera ver, pero que sin embargo a él, lo dejaban contento.
Las ilusiones internas y los universos propios se potencian entonces en un abrir y cerrar de ojos. “Tanto para comprender un mensaje que no existe (al menos no como lo conocemos), tanto o mas es el esfuerzo que hacemos para descubrirnos a nosotros mismos”, piensa.
Contento, él continuaba visitando los rincones de aquel plano invisible, mientras los planos invisibles le convidaban de su olor a él mismo que continuaban deslumbrandose con la cantidad nueva de objetos que aparecían. Al desvestirse de prejuicios que lo hacian no ver nada más que lo que quería ver : “Un cuadro abstracto”.
Le interesaba seguir explorando telas, pero le aterrorizaba el hecho de salir de aquel plano, al que tanto le había costado entrar y tan alegre lo habia hecho. Temía, por sobre todo, no poder entrar en otra tela de la misma forma. En otras palabras, temia encontrarse con un hombrecito distinto en los sucesivos cuadros. Como si eso no fuera demasiado cierto, temía quedarse pegado a mirarse siempre de la misma forma.
Cerró los ojos nuevamente, camino unos pasos a su derecha y los volvio a abrir; temeroso hasta de su sombra, perseguido por cualquier imagen que allí apareciera, o por cualquier viaje que allí se planteara. Abrió uno a uno los infinitos pares de ojos, de los infinitos planos que el mundo anterior le habia formado y se deslumbró ante un plano inmensamente blanco. Blanco sin textura, Blanco sin brillos. Sin pinceladas sin ataduras, sin tela sin elementos, sin mensajes aplastados, sin nostalgias,sin locura. Un cuadro blanco. Tan lleno de blanco, que no lo dejaba explorar. Los infinitos cuadros de aquella galería, parecían para el nimio hombrecito, infinitos enigmas pararesolver. Infinitas ecuaciones en lenguajes dispares que se aprisionaban y gritaban desde distintos planos que convergían en su persona.

El blanco le disparaba silencios demasiado incompatibles como para ser inentendibles. Se le borroneaban sus universos, sus mundos, sus márgenes, en el blanco que nacía. Se
Desesperaba lentamente por no poder encontrarse en aquella forma que nacía. Bajó la vista entonces y huyó de aquel lugar sumergiendose nuevamente en el lugar de donde provenía sin entender demasiado lo que habitaba en sus colores. Sin trabajar demasiado tiempo más en los lenguajes que lo habitaban.

Luciano Galizia 2000

Tierra negra, mano blanca (2002)


(a Homero Manzi)

"..una pampa pampa.."
“vamos..al son de tu tranco lerdo..”
“Yunta oscura flotando en la noche,
latigazo de alarde burlón”
"..un desierto desierto..."

Tierra negra.
Desperaje. Una triste aurora entre los pasos aturdidos. Corazón. Como de cambio. Un pucho corrido entre una cosa y otra. Un caminar en dos. Un ser en tres. Desde sombrero con ala de volar mucho, hasta camisa a rayas de secar estruendos, con los ojos.
Tierra entre los tamangos apresurados. Llegaba tarde al escolazo el tipo. Daga en la cinta que se llama historia. Daga en el trueno que se llamamuerte. Y el tipo corre. Con la misma tertulia de contar terruños con los ascos. Campitos en los ojos. Tranco lerdo para él. Apurado de la timba. De apostarse la sordina entre los fueyes escuchados. De apostarse en una mano las rositas y mujeres. De sentirse arrebatado por las vides silenciosas de los soles. Sentirse perdido por los fasos. Y se hacia lento el tranco de llegar a hora a la apuesta que es siempre la misma. Con matungos arreados sin ganas, anteojeras de las viejas y manitos escabiadas de recuerdos, nada mas. Las vides resueñan, ya no embriagan Tierra negra. Tierra. Y si se le escapa un verso, es porque apuesta una sombra a las manos bravas de la noche. Y se hace tarde para apostarse a sí mismo, y es lento el tranco, y lerdo el tipo.

Es lerdo el tranco.

LCGalizia, Buenos Aires 2002

Sones de América, Morena


-¡ Simón , que allá viene el guardia,
con su palo y su revolver,
y con el odio en la cara
porque ya te oyó cantar
y te va a dar por la espalda,
cantador de sones viejos
marido de tu guitarra...!
(Simón se queda callado)

Balada de Simon Caraballo, Nicolas Guillén

Primero un dedo. Un cielo raso con musiquita de cuna, un jazz escupido entre el candombre de esta vida y una esquina que se niega a envejecer. Luego otro dedo, una caricia al borde de la culpa, una democracia de querer el vicio de necesitarla otra vez cuando la tela enorme que me cubre los rostros se hace chiquitita y no sé con que más taparme. Ni con que taparte, basta. Cuando era verano el sol nos comia los pies caminando por las playitas hermosas del sur, cuando era invierno el sol nos comia los sueños de ese verano que vendría. Cuando llegó ese último verano nunca hubo playita ni tela, ni tercer dedo para tocarte la historia como un zarpazo de guitarra muerta. Ni cuarta estrofa para decirte que los errores son grandes pero mas grandes los desamores o los destierros. Ni quinta, ni afán, ni descanso entre escalones al bajarla desnuda o al mirarla de pie parado en frente a mi, sin ropas. Ni vacación del espíritu para darse cuenta que tu musiquita viene de muy lejos. Ni minga de mis recreos eternos. Minga de sombras solitas.Minga de voz.
Después, la página abierta en la mitad del capítulo. Jorge se ríe, mientras la mina que tiene al lado parece escaparse por una puertecita pequeñita a la búsqueda de una pava, o de cambiar el disco, o de esperar que Jorgito culmine su molesto capítulo que lee hace rato, madrugada.
-“Sabés que nunca me interesó tu pasado, ni tu Cuba, ni tus canciones”, escuchó ella desde la cocina, mientras cerraba la ventanita de arriba de la bacha, agarraba una taza rojita de terracota con una igriega en la base, unos yuyos de un paquete amarillito o más bien pardo de arriba de la mesita de madera al lado de la cocinita.
-“No te escucho, Jor.¿Qué dijiste?”-gritó ella, casi sorda.
Jorge se levantó como quien ha visto una espera del otro lado de la ventana, la camisa beige se le cruzaba entre un par de lápices que se cayeron al levantarse.
-“Que pasa conmigo?”- continuó ella, desde la cocina.
-“Nada. No pasa nada. Nada más te extrañé.”-

Nunca saber. Un dedo primero. Una llamada. Jorge nunca dice lo que dice. Espera, se sienta. Hace calor. No se anima a entrar a la cocina. Huele a yuyos. ¿Que quema ésta?. Che, no tenés un ventilador. Nunca entender. Porque uno no se escapa de Buenos Aires tan facil. Nunca, nunca.
- Viste que viene el tío mañana-
-No te creo, nunca viene.
- Creeme, esta vez te juro que viene. Me lo dijo él mismo- Asegura Jorge, paradito en frente de la cocina, sin animarse a entrar.Se queda Parado enfrente de la biblioteca que tiene fotitos pegadas, al lado de la pared.
La trae, la lleva, la sueña mientras juguetea con libritos del tamaño de adornos adentro de espejos, del tamaño de figuritas, de ventanitas en un cuadrito de Munch.¿Quien vivirá ahi adentro?. La trae, la agarra con una décima de Alfredo, cambia el disco, vuelve con su camisa desabrochada, le arma una historia de la libertad que no se entiende sino en un par de segundos.
Jorge mira, se sienta, vuelve a su página. Relee y se lee. Y se ríe.
-¿Vás a ir a verlo, si viene?-
-No creo, no tengo ganas. El tío no es lo que era antes, ya no tiene el mismo sentido. Cuando la gente se queda acá, no tiene sentido tenerlas, sabés. Lo que a mi me acerca es la distancia. No me dan ganas de ir a verlo.-
No creo que puedas saber cuanto tiempo pasó desde aquel llamado, ayer desde Montevideo. Discar, hablar, decir, volver a discar, equivocado, una nada del otro lado, pitidos en la, quejidos en mi, frituras del sol. No creo que pueda saber que nunca supe con quien hablaba cuando Jorge perdía miradas alrededor de las ventanitas de la casa de América. No sé con quien se habla cunado no se recuerda el rostro que nos nos nombra, uno escucha, dialoga se pierde, se convence de que lo escuchan, cuenta, propone, deja frases, agarra frases, pero no sabe nunca quién escucha.Esa distancia hace que uno no sepa con quien habla, esa distancia esla que me acerca, sábes?
-Yo no nací ayer, Jor, sé que te tira la Dieciocho de Julio. Sé que la Cuba no te empuja tanto como tu paisito, me querés decir por que te quedaste en baires, hasta poder volverte para Montevideo.Acá no tenés a nadie mas que a mí-
Jorge se rie, sabe que América siempre le tira la justa, se le tiñen los ojos de tablado, de tambores, una vena parda se le hace parche y cuero entre los puños y manotea con la palma abierta un pedazo de pan de la mesita de al lado de la cama, mira triste a ningún lado, vuelve a mirar al espejo que ahora está vacío, le pega a la mesa que casi la quiebra con la palma pà-pa-paum-pa pá. Que casi la quiebra con la mano, abierta.
América aparece morena en el espejo de vuelta sorbiendo un te de yuyitos de algún lado, y lo mira fijo a Jorge que se quedó releyendo desde hace dos décadas la misma página de su librito.
Creo que no se ríe, América abre la puerta del patio que amanece mientras lo riega, se pone un pulover, guarda el quinto dedo entre un abrigo frio y manso que duerme en el piso como duerme ella, le recita para adentro un tonada de Matanzas, una vidala de Apóstoles, un Triste olvidado de Tacuarembó. América cierra la puera haciendo un ruido bárbaro, le besa la frente en un rapto de miedo. Le cierra el libro en su cara, y se mofa de que su buenos aires ya no existe, mientras jorge palmetea en clave su almita arropada entre el espejo y una ventana, y una cocina, que como su América, nunca será suya.

Luciano LCGalizia, Buenos Aires 2002

Noticias del pasado (1999)



Me desordenaba. Me desordenaba el sol. Me desordenaba solo y me decia triste. Arropado, con las penúltimas vidas que iba viviendo. Fingiendo estar completo y ordenadito. Fingía gobernar cada uno de los sueños que tenia y me creia que podia no soñar lo que no podria lograr. Las ultimas monedas que se resbalaron por mi boca terminaron construyendome casi casi como lo que soy ahora, un niño frustrado al que le pincharon la pelota en la cara, al que le desinflaron el alma de campeón con un cuchillito mucho mas chiquitito que el odio que lo maneja. Me desordeno, pieza a pieza, los rompecabezas extraños que fabríca uno mismo; con la idea de ordenarlos y hacerlos de algún modo, canción. Me miro las manos que mueven las diminutas partes del juego. Se crea solo. Se arma y se desarma por si solo. Los granitos de arena que se enriedan en los sueños , se convierten en esfinges sagradas, al hacerlos juego

Los cristales de sus ojos se iban haciendo unicos e irrepetebles. Cuando me miraba, podía predecir que era lo que iba a pensar. Ardía de rabia all saber que yo sabia lo que lla pensaba. Un par de veces me tiro una botella por la cabeza. No soportaba que yo le dijera que era lo que tenia que pensar. Se quejaba de mis creencias en cuanto a cuantos seres podian esptar haceiendo la misma cosa en el mismo momento. No creo que no sea cierto, ni que me mientas en cuanto a lo que podes pensar, pero es sencillamente que no entiendo que forma tenes de acercarte a loque en realidad estas pensando.
¿Como te surgen las ideas que no contas con los ojos si ni siquera te das cuenta en que momento toman forma.?
¿De donde te crees que surgen las pabras que usas para decirme lo que te crees que estas pensando?

Los cristales de sus ojos no dejan de decirme que las estupideces que digo con la boca salen a borbotones por los ojos .
Y yo me lo creo. Yo me creo que sus ojos dicen las cosas que dicen sus paslabras de la misma forma que me creo que mis ojo hablan las mismas idioteces que las palabras que ella usa. Y me creo ademas que ella piensa que yo no pienso lo que le digo que pienso. Y me convenzo de que soy igual de idiota que ella por no poder desprenderme de lo que digo, o de lo que pienso.

En medio de la quietud , los marineros fantasmales surgen de disfraces, y se dan a conocer por su valentia. Se hacen reyes, al menos por un instante, y se coronan con su razones de héroes sin tiempo. En medio de la quietud, se van alzando las copas dificiles de las victorias puras. Son unas cuantas las cosas que me pasan por la cabeza cuando los horizontes se me van achicando y el velerito diminuto en el que navego, llega a su meta. Un puerto inmenso donde las miradas no tienen direccion recta, y pueden doblar la esquina, un puerto dondo uno siepmpre sale de los labrerintos, pero nunca recuerda haber en trado en ellos; pero sin embargo tiene la sensacion de haber luchado para poder salir de el. Una de esas ciudades en las que la gente nunca termina o por convencerse de que vive e n la ciudad que se cree que vive. El futuro se me hacía extraño al pensar en el pasado, y por el contrario, el pasado se me hacia claro si pensaba en el futuro. Despues de todo las noticias del pasado son las que persisten en ese futuro que me resulta extraño. Tiro la moneda resbalosa, húmeda. y...seca.

Relatos breves de madrugadas eternas

De a Ratos

De a ratos, solo de a ratos las sonrisas ajenas se aparecen como extraños,
De a ratos, solo de a ratos aquella libertad que abrazamos parece derramarse en un cuartucho que nos alberga, pero que no nos abriga, y mucho menos nos tiende la mano.


Algunos encuentros, algunos despertares, algunos amaneceres....
No solo suceden sino que brotan del recuerdo....
Algunos recorridos por senderos queridos, algunos caminos desencontrados, alguna imagen de desenfadado,
No solos suceden los inviernos ,los ventarrones y las jaulas,
Las sonrisas a veces desaparecen de nuestro rostro cansado, pero nunca se borran.. siempre estan en algun encuentro esperandonos para abrazarnos con su olor a felicidad. De a ratos parecen fusionarse con otros


Demonios Grises
Demonios grises de los que viven solos en sus casas propias, ajenos a la búsqueda del oro y las emancipaciones eruditas. La melancolía es un puntito detrás de la que bailan los ojos del llanto. Y se le nubla la vista al periodico tiempo cuando no acierta en el blanco errante de la memoria.


Me siento


Me siento, despacio, escucho unas voces, por alla, no importa donde...
Hago un breve silencio (de esos que enmudecen hasta las ruidos mas secretos), hay algunas cosas, alli afuera, algunas cosas que no entiendo... Algunos disfraces algunas palabras, alunos gestos, algunos fines que no entiendo. Sigo sentado aún pero ahora camino por sobre mi mirada, aun soy conciente de que algunas cosas suceden inexplicables.

Migajas

Las migajas de las costumbres se iban aturdiendo con cada esbozo de pasado que me atrevia a revolver. Las estadias erraticas en casas ajenas, repletas de rostros que no recuerdo. Los paseos kilométricos por los paredones de los silencios, las caminatas ausentes por los parques que nunca fueron demasiado mios. Una y otra vez anduve entretejiendo las fauces de la historia con recuerdos que no se evocan sino a ellos mismos. La soledad que castiga, se vislumbra de golpe entre el murmullo extraño de los que son felices. Sus gorros pequeños, moviéndose de aquí para allá. Sus voces seguras sus roncas palabras. Su griterío. La tarde que se niega a caer reparte tristezas varias sobre la placita austera. Poca gente queda ya en los alrededores. La poca que persiste en disfrutar está acompañada. El griterio se hace insoportable para un ser que como yo lo aturden hasta las migajas de lo que no recuerda.
Lentamente las personas de su alrededor se fueron dispersando, y la oscuridad le lamio la cara. Era ya de Noche. LA soledad era total ahora. ¿A quién iba a echrle la culpa si me encontraba tan solo?

Chucherias
chucherias/ uno es debil y eso se sabe, para que ir a buscar a la muerte si viene tan seguido?, para comprobar que huye si la amedrentamos con la busqueda?, para corroborar el infalible hecho que nos delata con la angustia de la soledad al no encontrar ni siquiera la muerte?.Uno es debil y eso se sabe.
No sera esa debilidad la que nos impregna de lucha al desvanecer al infinito por propositos desconocidos?. Uno es debil y la lucha por dejar de de serlo es lo que vale.y eso se sabe./chucherias

Nada
Nada le costaba acercarse donde todos estaban, nada le impedia a aquel sujeto extaraño ser parte de aqeul grupo. Nadie comprendia demasiado bien que lo motivaba a separarse y a quedar expuesto a tal incomprensión de una forma tan frágil. De todos modos, era el el que quedaba pegado a la imagen que daba, no resultaba nada sencillo seguir el juego sin dejar de ser parte de el. No se podria decir que temiera tal situacion; se lo veía distante; ajeno, pero seguro, y conforme. Podia verselo deambular por el recinto como un perfecto extraño al que le interesa poco y nada dejar de serlo. Andaba siempre con su vasito lleno de algo violeta, que parecia bastante rico. A eso de las doce aparecia en la casa sin que nadie lo llamara, sin que nadie le hiciese saber que queria verlo (aunque en realidad lo quisiera) . llegaba y se las arreglaba para no tener que tocar la puerta el mismo, por lo que generalmente se metia detrás de algun grupo de gente..
Poco se sabe acerca de su procedencia, solo se sabe que aparecio tiempo atrás enalguna reunion de las que hacemos a diario y cómo nadie se atrevio a echarlo; él se fue quedando, en los alrededores del grupo.


Un faro oculto


Un faro oculto. Tras las montañas verdes. El mar desierto de marineros sólidos, tenaces. Un faro ausente, que ilumina de a cachos desde el rincón del mundo que puede. Que le dejan,.. Que guia a seres que se pierden en si mismos. En los mares que ellos mismos llevan. Seres como todos que no se acostumbran demasiado a ser, pero tampoco se niegan a serlo. Necesitados de luces que nos ubiquen entre puntos, que nos digan donde esta la costa, donde se puede embarcar. Seres vagabundos, de tierras prometidas, que nadan por sus mares como si fueran ellos. Me pregunto por el farero?, que diminuta sustancia lo hará guiarme desde el interior de la nada, noche a noche, a cada presunto amarradero. Estará solo aquel hombre, barbudo quizá, en tan inmenso edificio??

Me dijeron que lo vieron, cierta noche Bajar de su torre. Vestido de azul, con la barrba gastada, con el pelo revuelto, con la mirada abierta. Se dirigia al valle gritando insultándose a si mismo, quizá. Tardo cierto tiempo en volver, mientras tanto la luz permanecia apagada. Seguramente estaba cansado de que no le hagan caso con sus señales, el hombre. Tal vez Nadie le entendía los códigos y andaba frustrado por ello. Según dijeron reaparecio como a la hora, se lo veia cansado y cargando cosas. Solitario como siempre.

Quién sabe que palabras

“Puente de fierro sobre el pajonal,
creciente como en el mar,
la bajante lo encontraba mirando,
y dele fumar”

El loco Antonio,
Alfredo Zitarrosa,


Alguna vez, algun dia, recordaré ciertas palabras antiguas, cuando cruce algun oxidado puente con mis pies cansados, polvorientas reliquias bajo mis pies, de sudores y de sueños. Recordare palabras sutiles, ceremonias tercas, arroyos sin creces, recordare las caras tibias de la gente tarde o temprano, al cruzar aquel puente.

Ha amanecido detrás de los arboles verdes del horizonte, un olor a rosal se replega de golpe en la esquina añorada, un silencio de zorzales matutinos desconfia de nuevo al inicio de la jornada. Una ilusion, aterradora, te anda mirando de lejos, desde el almacén, o desde la despensa de la otra cuadra, los ojos cansados de la matrona agudizan la hora, sin pensar siquiera en que la madrugada despunta vicios que la aurora tarde o temprano le otorga.

Iba caminando despacio el hombre de rostro parco, con su sombrero grisáceo y sus botas mansas, andaba con las manos sueltas como librándose de culpa extraña al pasar del viento. Canturreaba para sus adentros el hombre, con la idea fija de volverse canto. Miraba con recelo a cada parroquiano que salía de aquel boliche que aun estaba lejos. El trinar sutil de las ocho, le daban a la jornada un aire de los raros, Un jornalero cabrón sacude las ropas en la esquina lejana, y el silbido extenuado de los que cargan bolsas se abriga de su canto. Una vez mas miró la tierra, el hombre, con botas polvorientas con silencios en los ojos con ires de humildad, Camino confiado hasta el boliche, divisando en el horizonte aquel antiguo puente, que llevaba a quien sabe donde. De golpè se paro, y con el los chingolos alegres, y con ellos los alamos gastados, y con ellos se paro el mismo viento, la mismita brisa que acaricia la cara de la mañana. Miró fijo adelante, a donde continuaba el camino, a donde comenzaba el puente, miro el opaco metal que poco y nada brillaba ante el sol, miro su mano, humeda ya por el sudor de la mañana, miro una vez mas la tierra, y cerro los ojos.
Canturreo entonces el hombre de cara parca, alguna copla de adentro de esas que entiende el alma, Canturreo y miro contento, Cerrando los ojos pardos, canturreo al compas del viento, que acompañaba sus pasos.
No faltó tiempo para que se hiciera canto aquel hombre de cara parca, acodado en los mostradores de los boliches, sentado en los almacene silbando palabras mansas,
No falto tiempo para que su canto cruzara el puente, oxidado de tiempo, y cansado de pasos, y llegara a quien sabe donde, y recordando quien sabe que palabras.

La mirada azul


La mirada azul se tomó de la mano, se rió con las ganas que tienen las sombras de escaparse y asaltó el vacío con fuerza descomunal. Recorrió caminos impensados llegó hasta horizontes infinitos y acarició utopias que se le resbalaban entre las manos. Visitó lugares, rincones, escotes, viajó instantaneamente por todo el recinto riéndose mudamente de todo lo que a duras penas palpaba. Rebotó en las texturas extráñas de la incomprensión y de golpe se alojó sola en aquel juguete. Chilló unpoco el niño que jugaba al sentirse visitado tan punzantemente por aquella mirada colorinche. Pareció acostumbrarse, al rato se calló.

Ninguna mentira

Ninguna mentira era inútil en ese momento. Las cosas no estaban claras y de un instante a otro se transformarian, la nostalgia de la niñez reaparece en brotes de llanto. Aparece ante mi vista aquel mundo extraviado de la noche pude nunca pude conocer, el rostro de mi madre quejosa al escucharme preguntarle cosas, aparecen los temores de la adolescencia, cuando no sabia donde terminaría todo. Aparece el enojo de un mundo que no entendia, Aparece el encierro, aparecen las búsquedas frustradas de un entendemiento sincero. Vuelvo a ver cierto llanto cubrirme el rostro. Desaparecen los circunstanciales amigos que merodeaban mi vida. Las ideas de persecución eran cobardes imágenes que aparecian ante mi vista, necesitaba salir de aquel encierro extraño de aquella reclusión sin tiempo, que me obligaba a pensarme inutil. Decidí salir de aquella habitación oscura. Decidí salir de esa rutina aperiodica de no hacer mas que pensar en como pensar. Salí de allí. Encontré a Adela.

Luciano Galizia (2000-2001)

Instancias


Detrás de las miradas, de las ausencias,
las ilusiones debaten sobre si mismas.
Detrás de los aciertos, de los desganos,
Las soledades ganan su vuelta eterna.

Ya no hay algun lugar.
Ya no hay un ser igual.

Ya las medusas de la noche,
Me han baboseado lo suficiente.

Ya el silencio.
Ya la derrota.

Ya los confines del abismo,
me aseguran que he perdido,
que me has perdido.

Detrás de ciertos gestos, las venganzas son nada....
Detrás de aquel desierto,

Entierro las palabras...
Los ojos y los tiempos,
las maltas y las dagas,
se afilan por si solas...
Se aman, me aman..

Detrás de cierto encuentro,
encuentro que no hay nada.
Arritmia entre los dedos.

El corazon que escampa.
Detrás de lo que somos.
Detrás de lo que somos...

Se agotan las palabras,
y faltan las miradas...
Y sobran como siempre...

las ausencias....

Luciano Galizia, Buenos Aires IX-III-MM.

La casa (1999)

Las niñeces extraviadas de temores, provistas de dedos entre los dientes, para morder el tacto extraño que se hace invisible. Los juegos con los chicos, los otros nenes que como yo andaban por mundos extravaviados creyendo estar perdido en el mismo mundo. Las inútiles pautas de unos maestros si lengua y sin pulgas, las consignas intrepidas de los creativos de siempre, la gente la familia, los amigos que nunca fueron, Las ideas del mañana, ( que es ahora), las libertades que no son. A veces parece simple volver a todo eso, tarde o temprano me doy cuenta que eso en verdad no existe y que uno nunca fue lo que se cree que fue. La casa me esperaba.

Algunas cosas parecen confundirse solamente, entre si al pensar en ellas. Los atardeceres rodeados de gente, los mediodías entre parques solitarios, las noches que sin sentido se iban haciendo desiertas. Algunas costumbres se me pierden de vista , ensoñando las cuestiones futuras con anhelos de vida. Nunca logro recordar demasiado precisamente cuando fue que conoci a aquella gente, que hoy estaba alrededor, las fechas parecen calles recorridas que nunca se cruzan, calles paralelas sin esquinas; los dias remotos, se vuelven ansiados, las cosas viejas parecen no llegar nunca. Algunas de esas tardes las canciones se vuelven nada, escritas en las paredes aledaneas a mi vida. Los rostros que solia extrañar ahora parecen ser lugares comunes que me extrañan demasiado. Pretendo de vez en cuando comenzar a ver como puedo mirar mas atrás de lo que recuerdo. Ver todo como era antes de que yo sea asi. Los habitos de siempre se me nublan con las cuestiones actuales, pereciera que nunca sabré que era yo antes de ser esto que soy ahora, esto en lo que me han transformado, sin querer.

Se acercaba despacio, ella, con su sombrero estrafalario y su serie de palabras de siempre. Yo estaba sentado, mirando los papeles extraños que solia guardar hace tiempo. Estaba concentrado, tratando de ver en cada papel una imagen nueva de lo que habia sido, (de lo que nunca fui). Habia inscripciones, dibujos, rayas, textos reconocibles, nombres reconocibles, cosas antiguas, todas cosas antiguas que acontecieron sin recelos. La vi venir a ella, con sus pasos con estirpe de la locura envidiable. Oli su perfume sereno a mi lado.
-Seguís con eso- me preguntó de repente.
No le rspondí, la miré por sobre los papeles que cubrian casi toda mi vista, y seguí buscando nombres en aquellos papeles extraños.
-Te llamaron- , me dijo resignada.Te llamaron para que vayas a buscar tus cosas a no se que lugar, de no se que institución. Te llamaron varias veces, pero quieren hablar con vos, no dejaron datos, no dejaron nada. Algun día me vas a explicar algo?-

- No se, no se, probablemente nunca entiendas demasiado de que se trata todo esto, no se si vale la pena que te explique que es lo que estoy buscando; tampoco se si quiero que lo sepas o no- le contesté sin sacar los ojos de encima de los papeles. ¿Qué dijeron además de eso, dijeron algo de la casa?
-Dijeron...lo que ya te dije.Ya te dije, dijeron que podias pasar a buscar las cosas por ese lugar. No hablaron de ninguna casa, no se quién era, no entiendo nada. Vos no aclarás demasiado las cosas como para que yo entienda, Tampoco no?”

La miré, la miré fijo, las cosas eran dificiles para mi, al parecer se habia cansado de no entender que era lo que pasaba, pense en el moodo de explicarle, cuan confusa era la realidad para mi, cuantas cosas habian ocurrido en el medio de los viajes, cuantas habitaciones vacias existían en realidad; sin embargo, no encontre las palabras para explicarle el fin de mi busqueda incansable. Seguía mirandola y admirando su torpe paciencia para conmigo. Empezé a rastrear los lugares donde habia avistado aquella razon que me hacia no perderla, empeze a buscar en sus ojos, los lugares que mis recuerdos no me daban, pero no los encontre, no los encontre. Una vez mas me rendía ante la costumbre de no entender que era lo que pasaba. No podia ni siquiera pedir explicaciones, la mujer que tenia enfrente, entendia menos que yo, y quizás huya si sabe que yo no entiendo.,
Baje la vista, fingiendo que leía, se me nublaron los ojos de golpe, por dentro me chorreaba la sensacion de que nadie entendería nunca que era lo que yo estaba buscando.
“Ya vas a entender, le dije, en voz baja “ya vas a entender, cuando sea el momento, entenderas sin que yo te explique nada.” La escuche suspirar, y se fue yendo por donde vino, golpeando en cada paso la frustracion de los dias inexplicables. Mañana la vere de vuelta, mañana hablaremos de nuevo.


Obviamente aquellos papeles no aportaban nada a mi busqueda. Hacía horas que me hallaba en aquel lugar intentando recopilar imágenes, pero no podía siquiera ser consciente de que habia ocurrido ayer. Junté los papeles entonces y salí de aquel lugar, tenia ganas de aclararle a ella algunas cosas, pero no sabia por donde empezar.La casa es un buen sitio, pensé. La casa me esperaba, vacía, ajena.Suya.

Luciano Galizia, Buenos Aires, milnovescientosnoventaitantos





miércoles, marzo 30, 2005

Trochita Posted by Hello

Poné Jazz mi blues, viejo (Cuento)



"No, no me había parecido.
En alguna parte muy próxima
resonaron tres golpes recios,
violentos.
Tres golpes indudables"
Hector G. Oesterheld, El Eternauta



Casi siempre sueño lo mismo, o casi. Un escenario, luces bajas, el cuchicheo de la gente sentada en sus mesas, el ruido de las copas. Las luces tenues apuntan a las sombras de los instrumentos que quedaron en el escenario. Una mujer, de cabellos oscuros, de lentes translúcidos, sentada en una de esas mesas redondas de la punta, iluminada por el foco que también ilumina el centro del escenario, se ríe sola mientras bebe una copa. Por detrás un caballero de traje le acaricia el hombro y le susurra algo al oido. Ella se rie, no la oigo, pero su cabeza dispara hacia adelante en una risa complice y escupe un poco de lo que segundos antes había tomado.En realidad, no lo escupe, lo arrroja desde la garganta hasta la lengua y se llena el buche e infla los blancos cachetes esperando que la boca cerrada disimule que se ha tentado. El hombre que la acompaña se rie con ella mientras le besa el cuello, y esconde su cabeza en el cuello de su blusa como un vampiro, y la abraza mas fuerte, con las dos manos. Aquel brazo fue solo hacia las ondas azabaches y a esos surcos tan vivos y cae, de repente (Shh) y se apagan las luces y empieza la música.

Después, me despierto, temblando. Con algo de frío. Como si no hubiera dormido bien. Y lo único que recuerdo es el escenario vacío. Sorbo un vaso hasta la mitad, todo de un trago de agua que me lubrica la garganta reseca. Recién despues me acuerdo de la mujer de ese sueño, y su quietud para no escupir el líquido, y su recato para hacerse la zorra, y su rodete negro y sus anteojos ridículos. Miro al costado, una ventana que muestra una O de neón, purpura, y de fondo una ciudad dormida, desconocida.

Repaso en mi cabeza la melodía, o el fantasma de la melodía de una canción mientras me doy cuenta que se me parte la cabeza. Una frazada me cubre el cuerpo. Debo tener fiebre. El fantasma de la melodía lo recuerdo tal cual. Nota a nota, intacta la cadencia, asombrosa la rítmica, la precisa. Salto, o mas bien mi cabeza salta, la melodía salta a un disco, ese elepe azabache y lustroso con microsurcos, que llegó a mis manos casi por casualidad. Lo veo en mis manos, incógnita de los codigos que esconden los surcos, asombro de los poderes oculltos de las púas. Para mi que viene de otro mundo, pensé (no se si ahora o en ese momento). Ni bien me animé a desembalar el vinilo, lo miré con entusiasmo, abri la tapa del tocadiscos, le limpié el polvo, Auto: bajar el brazo, como quien deja caer cualquier sorpresa o como quien baja la guardia como para atacar. Aquel brazo fue solo hacia las ondas azabaches y tan vivas y cae.( Shh). Tres golpes rompieron el silencio. Negra, negra, negra, silencio de otra negra, en el tambor. Y se apagan las luces, y empieza la musica.


A Leonorè (asi le decían cariñosamente) poco le importaba si el músico era o no virtuoso, si demostraba escalar entre las escalas diatónicas u octavaba sin cesár hasta enmudecer el caño. A ella le importaba sólo el abrazo en esa noche, dejar caer sus dedos en la mesa, o en el brazo o en la silla. El juego rítmico de vacilar las falanges lúdicas en el antebrazo de Johnatan, quien a su vez cada compás que pasa, le estampa un manotón cariñoso, una palma ya sudada y arrugada que cachetea la blusa blue (como ella le dice nostálgicamente). Cada golpe, una nota, en su cabeza. El divertimento es mutuo, porque aunque Johnatan espera tres silencios de negra de la palma de su mano para que su hermosa negra vueva a chocarse contra su brazo, ella espera casi una blanca nota para pensar que quizás en ese momento debería abrazarlo un poco mas fuerte y dejarse seducir sin mas remedio que saber que aquella melodía la lleva sin darse cuenta y en un abrir y cerrar de tapas de piano, a aquella noche en el JazzBar del centro.

Fumaba un cigarrillo con el pelo atado con un rodete mientras un cafe la esperaba caliente y vaporoso al otro lado de sus labios. Un café que habría pedido casi cinco minutos antes cuando se entero que Francis estaría esa noche en el bar y prefirio tomar el riesgo de verlo y que sin embargo todavia no se animaba a tomar. No puedo dejar de olvidarme las veces que este guacho me dejó plantada, piensa ella, mientras se anima a tomar un sorbo. Todavía esta caliente, piensa. Seguro, seguro que está caliente.
-¿Y que hacemos acá che, si vos no te lo bancas?
¿Sabes que pasa Magda? A veces nocesito sentir que me arriesgo por algo, que se yo.
Claro porque a veces en esa cosa inutil de sentir que se hace algo por el propio asombro a Magda tambien le parece que la música la lleva a algun lugar del pasado, que incognita mediante, nunca recuerda si pasó o no. Claro que a mi, viste no me pasa tan seguido como a vos, porque siempre tengo una o dos melodías, o fantasmas o narraciones oscuras que saltan de susco en surco, ni bien golpean a esa puerta, en ese hotel donde ahora duermo unas noches hasta que el cuarteto de Francis se vaya a otra ciudad, a otro mundo, acá donde duermo, donde me despierto, en esta habitacion mientras trago el último sorbo, miro la ventana, el viento recorre mi cara, la O se apaga, la ciudad de fondo se despierta lenta, desconocida, surco a surco, salto a salto. No, no me había parecido, en alguna parte sonaron tres golpes. En la puerta.Me busca el brazo, levanto la cabeza de la almohada, las crines azabaches pegadas a la sábana polvorienta. Levanto la cabeza con la complicidad de la risa, dormida, el brazo me alcanza, uña por pua, se enrieda en mis surcos negros, el brazo baja hasta la bluesa, me río complice, empujo la cabeza hasta adelante, tres golpes sobre el cuero. Aquel brazo fue solo hacia las ondas azabaches y tan vivas y cae. (Shh). Tres golpes rompieron el silencio. Negra, negra, negra, silencio de otras negras, en el cuero. Y se apagan las luces, y empieza la música. Jazz mi blues,viejo. Casi siempre escucho lo mismo. O casi.



Luciano Galizia 2005

martes, marzo 29, 2005

www.LETRArio.blogspot.com

Amigos lectores del arrabal, les cuento que estoy agrandando la serie de blogs que circundan al arrabal, y empecé a armar un sitio expresamente dedicado a las lenguas romances. En Letrario; letras romances, podrán encontrar fragmentos que he eligido de escritores de todos los géneros de la escritura (desde la narrativa, la poética hasta el texto expositivo, o el ensayo), de muhcas lenguas romances (algunas con traducción y otras no).
Iré rescatando de apoco escriteros catalánes, gallegos, andaluces, provenzales, castellanos, rioplatenses y de cualquier dialecto derivado de las lenguas romances de todas las epocas.
Desde ya, están mas que invitados a entrar

domingo, marzo 20, 2005

La Sombra Sorda

Una sombra camina sin respuestas a sus pregunas. Levanta un papel en el medio de la calle. Lo mira. trata de leerlo. No lo entiende. Un montón de cosas se le ocurren sobre ese papel. Una historia de amor lejana, un asesinato, una historia de una familia sin amor. Un padre solo que perdió a su hijo en un accidente ferroviario y así. Muchas cosas. Ninguna cierta. Ninguna tan cierta como el camino que esa sombra recorre. El manoteo a plena luz del día para no marearse, la naúsea sin sentido. La corrida. Todo parece aparecer mientras esa sombra sombra camina. En el medio de la calle. Sola. De aratos le gritan cosas. Un viejo amigo la llama por su nombre, le dice que la quiere, le pregunata como está, la persigue. No la alcanza. Ella huye, esa sombra acurrucada en una pared, tiembla. Manotea futuro, huele a otras sombras. Aminora el paso en el cielo radiante, flota sin quererlo. Sube sin quererlo. Pero no oye. Le gritan varias veces desde la esqueina de enfrente pero ella no oye. Cruza la avenida, mira hacia los costados. Espera a que el tráfico se reanude y sigue caminando sola metiendose en la bocacalle. Una una nube le tapa el sol a esa sombra que se sienta en un bar a mitad dea cuadra mientras mira llover por la ventana y ve las gotitas raleando en el vidrio. Mira también a los que se sientan en su mesa, a los quese le sientan encima, a los que leen los periódics, a los que charlasn entre sí, a todos los mira. No los oye. Los ve gesticulando con sus manos y se anima a imitarlos en el reflejo de la ventana, cuando ellos mueven sus brazos, ella mueve sus brazos, cuando ellos mueven su cabeza en tono de risa, espásticamente, ella se mueve espásticamente echando halo con forma de cabeza hacia atrás hascta que el movimiento cesa. Cuando alguno se levanta ella lo sigue, por adelante o por atras. lo sigue hsta el cansancio. Se moja el espiritu con esa persona a la que imita. La persigue, la vigila.No la oye. Puede verla transitar por toda la ciudad en un omnibus de cualquier color, puede sentarse a su lado, puede mirar el libro que lee,puede meterse en su casa cuando entra. puede acostarse con el en su cama y puede desvanecerse sólo cuando el apaga la luz y cierra las persianas. Es ahí cuando la sombra no oye ni ve ni nada y decide irse, hacia otra casa, hacia otro bar hacia otra almohada con alguna luz. Buscando alguien que lea por la noche, que le de elgo de luz de noche, que le de la calma de esa luna al otro lado de la nada para poder beberla sin saberlo. La sombra sorda se cansa y vuela sin saberlo hacia la calle. sin descanso, sin herida. buscando quizas un dueño que le diga algo a pesar de su sordera inevitable. La sombra no habla ni huele ni oye. Solo ve y anda, y busca.La sombra es sorda y busca, dueño quizas, dueño busca. Esta Sorda no tiene dueño. LA habran dejado sola tiritando en un baldío, en una cama, su dueño se fugó de madrugada sin aviso, haciendo ruido, y ella dormida, pero ciega. O la habrán encandilado una mañana abriendo las cortinas de par en par, en esa vieja casona de Caballito. O la habrán herido, o la habrán maltrecho. O la tiraron por el inhodono una noche, ¿habrá sido quizas aquel tipo de San Telmo con un bañito chiquitito que s cansó de tenerla escondida en un armario y la tiro por el inhodoro?. Ella no lo sabe. Tampoco quiere saberlo. Quiere reírse un poco de los que se ríen y entristecesse de losque se entristecen. Quiere saber que su dueño le sera fiel. No quizá fiel como un amo, no quizas sentirse una cierva una esclava. Quizá quiere sentir que escucha la sombra sorda. Quizas quiere sentir que escucha lo que puede ver.


Luciano Galizia 2001

Beatriz, la isla (Fragmento Luciano Galizia 2003)


“ Y él que antes había sido como un hermano mayor
después fue como un tio soltero para ellas ,
o como un padrino de un lejano bautismo ya olvidado”

Marco Denevi




Una ternura que se abre sin desprecio a los ojos. Enumeración de cosas. Una patria lejana, un vínculo, una estrofa muerta, una invención , un intento por sufrir menos el hambre, un pueblo cansado, una reiteración de la confianza, una puerta abierta, una mirada vieja, un amor torcido, un noseque lejano, un discurso político en la radio, un himno, una espera, despues un café en cualquier lado y de vuelta la ternura sin ojos ni futuro. No tengo ni un abrazo para vos, ni un abrazo para ellos, ni un abrazo para nadie, no tengo nada. Sólo una culpa grande metida entre la botamanga de la sorpresa y el cordón de la astucia (las astucia del exilio, quizas). Una culpa hecha de mimbre y viento, hecha de vidrios viejos, hecha de adobe, hecha de chapa, una culpa sóla desnudita ella y al servicio de no se cuantos rufianes que la violan seguido, con palabrotas de desgano e improperios de perdones. No tengo nada mas que dos ilusiones hechas trizas contra la culpa, y sólo me queda una vieja ternura que no llego a mirar bien. De mirarla, se habrá muerto de frío; de tocarla se habra muerto de pena.
Otra patria lejana, un frio en las calles desconocidas, una tierra de lengua ajena, una lengua de boca ajena, una boca de etnia ajena, una etnia de vida ajena, enumeración, un después de razón ajena, una mano que agarra el papel, y que mira a las tres de la mañana por la callecita angosta, un letrero en declive, un par de olvidos en esas palabras, una voz que me dice que no me vaya, un abrazo, ni una sombra.

Y si hubiera creído que de saber la verdad de lo que tarde o temprano vendria, esta muerte, esta cosa llamada vida aqui, esta sonrisa de estomagos desiertos, esta manifestacion de desaciertos hartos de nada, esta. Si hubiera creido que de saberlo, no recordaria los ojos de la tierra como una ventana vieja y clausurada en una habiataciòn de hotel, no creo que fuera otra vez la desición de volver a mirarme algunos años atras en mi pieza del sur, rezongando contra el olvido que yo mimo me daba.


“Ahora, que en los proximos días regresa a su patria...”

La voz de la periodista en la radio, sonaba tibia, temerosa de preguntar tal cosa de tal manera, de indagar por las galerias de un pasado acurrucado en cobijas atolondradas de mugre ajena, de vidrios rotos como recuerdos en orfanato de amores desabridos, sosos. Ni bien me levanté de la cama apagué la radio, no lo soportaba. Me quede pensando en la respuesta del entrevistado, cuya voz nunca escuché hasta entonces. Puse mi propia respuesta en su boca con la radio apagada. Seguìa con miedo porque Beatriz había viajado lejos, y todavía no había llamado, y ya debería haber llegado a su destino. En la isla estaría haciendo bastante frío- pensé. No llegué a asustarme. Volví a prender la radio. Ya no hablaban. Una canción ahora retrinaba y saturaba el parlantito de la Spika que mi viejo me regaló. Una radiecita que ya tendrìa sus años de transmisión, sun goles cantados, sus memorias hechas cancion, y aún seguia sonando bien, algo gastados los agudos, pero bien. La canción recien empezaba. Debe hacer frio en la isla, ahora que anochecerìa allá. Acá todavía es de día, y hay algo de sol, pero no sé, en la isla Beatriz debe andar anudando recuerdos como cortinas y arroparse en frazadas, y prendiendo el hogar y matandose a mates hirviendo para sosegar el frio inerme que se aventa cuando el viento aflora desde el sur de la Isla.

Un niño ama a su madre con los ojos, no le habla la adora con las manos que no usa, le revienta los oidos con palabras que no se entienden y con cariños sordos. Una pena ama a su penar con las palabras viejas que se repiten, se repiten y se repiten, cortinas que cierran ventanas, ventanas que cierran vidrios, esparadrapos de algo pesado en las narices. Una vela, no hay leña, la tarde cayò rapido y la lancha tardo en llegar a la isla. Beatriz agarra su saco impermeable oscuro de su bolso de mano, lo pone sobre sus hombros, prende un cigarro al reparo de la lluvia, fuma dos pitadas, lo escupe, se vuelve a sentar, se amordaza de palabras con los fulgores del viento que no soplan, prende otro, no lo fuma, se para y lo tira, mira el oleaje con los ojos azules, el oleaje de el rio sobre la costa, de la lancha que se ido. No recuerda cuando bajó pero ya está parada sobre el muelle con su saco puesto, una capucha improvidasa con bolsas, el cabello húmedo, las botas de cuero negro mojadas, el pelo molesto en la cara y la valija de mano en la mano, y el cigarro de su boca en su boca, y los ojos de sus ojos en la isla. Ya no llovía, pero ella ni cuenta se dio porque su piel estaba cubierta de ropajes y lejos, muy lejos, porque sus ojos estaban enceguecuidos por la brisa nubosa de la isla, y porque sus oídos estaban buscando una cancion para cantarle al silencio de ese lugar.


Años antes cuando su padre vivia, ella estaría haciéndole alguna comida cuando llegaba y él estaría tirado en su silla allía fuera, espernádola un rato a la noche, la última lancha con los anteojos puestos, sabiendo que venia por ese silencio de motor que ataca a veces los oidos. Su padre estaría esperando muchos años antes quizá haciendo un asado, mientras su madre le sevia un Merlot en su copita de Jerez, o su Borgoña en su vaso de vidrio.
No puede dejar de pensar que Beatriz no lo llama, perno lo llama alguien lo distrae por un rato. Se hunde en una lectura mordida por la sensación de alejarse otro y otra vez de aquel relato que viene reconstruyendo hace rato. No pierde el tiempo, ni se imagina como puede perder el tiempo, releyendo ese otro ensayo que tiene al borde de su cama. - Será porque no es fácil- piensa- apartarse de la isla. La Isla ha tenido siempre un misterio, un pathos irreconciliable para cualquiera que la visite, la casa, el parque las maderas rebotando en el muellecito. No sé, me parece que desaparece, que Bea se vuelve sombra sóla y rauda en esa isla, sabés, me da la sensación de que ya no vuelve, de que si puedo perderla en el siglo doce conquistada por su feudo, discriminada por su familia, releída por sus encantos, me parece que la pierdo, que la isla se la chupa, se la traga. Y no me vengas con las metáforas y las cosas que se dicen y las que no se dicen, y que volver es para los que nunca se han ido. Me parece que Beatriz estavez se queda allí. Ya la veo, acurrucada contra el muelle imaginandosé a su viejo, allí, muerto, vivo, cocinando algo, sentado en su silla esperando que la lancha se detenga para ir a abrazarla.El Borgoña nunca llegó, Don carlos se queja un poco, porque dice que un asado sin vino no es un asado, y por alguna otra cosa más. Que los aires de la isla y el viento no dejan escuchar.

sábado, marzo 19, 2005

Blogplosión- articulo en la malla

Blogplosión

La febre dels weblogs, els llocs personals on internautes de tot el món aboquen els seus pensaments, arrela a tot el món. I Espanya i Llatinoamèrica no són cap excepció. Segons el Blogómetro, un projecte que té com a objectiu portar un cens de les bitàcoles hispanes i les seves actualitzacions, actualment hi ha gairebé 19.500 blogs hispans a Internet, una xifra que multiplica per sis la que s’enregistrava ara fa un any. Tot i això, un dels responsables del projecte, Fernando Tricas, assegura que els resultats “segueixen sense correspondre’s amb el número de parlants, ni amb el nostre nivell econòmic ni cultural”.

Me resulta sumamente grato leer en catalán esta nota, quizas como una forma de aprendizaje.

Azul Ambar, cuento 2003


“Y bajarás los peldaños
de dos en dos de tres en tres...”
J.M.Serrat

Una linea. Luego otra. Luego, las otras, después las mismas. Una repetición cobarde de sombras sobre los papeles. Una alegoría de esbozo, con pretensión de dibujo. Una mancha, luego, la cobardía. El espejo de la punta del cuarto, incentiva con voces y burlas. Con naranjas que aparecen entre una mirada, y azules que desbordan el vidrio y la imagen. La tensión se detiene, como se detiene una narrativa cuando pasa a otro capítulo. Del II al III. LA tensión en verdad no ha cesado, simplemente se posterga como una forma más de mirar las cosas, otra linea, otra mancha, otro espacio. El color no existe en esa tensión, no existe en ese papel, pero abunda en todo lo que rodea a la mano de Ambar, eléctrica entre lineas de grafito y rastros de visiones, detenida en una escena que traspasa el espejo y que trasciende la imagen. Ambar sueña, rie, levanta la vista, se acomoda el pelo triste, relojea por el rabillo del encánto su tremendo safarrancho hecho de papel y ausencias, y vuelve a mirar con ojos de víctima aquel derredor implacable, que fomenta la búsqueda y no muestra derroteros.

Se levanta Ambar de su taburete gastado de pino. Y se vuelve hacia la ventana, cerrada, toca con su mano el vidrio, y siente el frío sobrio entre sus pieles. El pulover que lleva puesto, es algo grueso y los fríos, no le llegan hasta los corazones. Tiene Ambar ojos de tiempo gastado, y con el gris de los ojos, pierde su mirada en las lineas del horizonte, como quien mira las letras de un libro fuera de foco, mitad por cansancio, otro poco por cierta gula visual que aparece con las lineas que se miran. Ambar vuelve a reir, e instantáneamente saca la mano del vidrio. Su mano ahora está fría. Su mano izquierda está fría, se mete en el bolsillo como con vida propia, Ambar vuelve a mirar el dibujo en su mesa, pero esta vez no se sienta, se aleja unos pasos de la silla, y tropieza torpemente con una serie de objetos, que no recordaba que estában allí, una lámpara de pie que ya no se usa al menos no para iluminar, mas que nada Ambar le cuelga ropa, carteras, y cualquier otro tipo de cosas que estorban en el piso de la pieza. La lámpara no se cae, pero la ropa termina en el suelo de repente, y Ambar se asombra por un instante de no haberse dado cuenta del safarrancho a sus pies, seguía con los ojos en el dibujito, toma un par de apuntes en su libretita de colores, la cierra y la arroja sobre la mesa. No tiene tiempo para dibujar las ideas, las piensa de repente, y las bocetea en forma de palabras en su libretita, con esa suguridad ingenua de poder entender las palabras como lineas, como objetos de un dibujo. Pero la falta de tiempo, la obligan a Ambar, a pensar los dibujos en palabras, las historias en lineas y las ganas de hacer cosas en motivos para hacerlas. No tenía tiempo, pero tenía ideas, las músicas como rítmicas, los amigos como mímicas de ella misma; su novio la esperaba abajo. Habían arreglado hace un rato encontrarse en la esquina de su casa, a eso de las ocho, para salir a comer algo por ahí, y para terminar de charlar cosas pendientes, víctimas del tiempo, o de los motivos.
Joaquin no tocó timbre, ni nada, simplemente se limitó a esperarla, en la esquina, como habían arreglado, y ella aparecería de un momento a otro, dando vuelta la calle, con la figurita de siempre quebrando la linea del horizonte, hacíendose cada vez mas grande al llegar hasta él, y se abrazarían casi eternamente, y se dirían algo en ese paralinguaja hermosa de los que se entregan al amor, mientras mueren en ese abrazo que no termina, entre graznidos de flamenco, mugidos de tormenta, berrinches de oso, o abrazo de los astros. Y se dirían cosas, incoherentes en cualquier otro tiempo y lugar, pero escenciales para saber como está cada uno de los dos. Y caminarían, luego, abrazados de los ojos, por esas callecitas simpáticas que tienen el olor del barrio y la imagen de los dos. Y se sentarían luego en una mesita aislada, en el barcito de a veces, de los sábados a la noche, de mesitas chiquititas e iluminación austera, donde no se ven así mismos los ojos, pero se los imaginan, y se pierden en palabras propias y ajenas, y se conocen como se conocen las manos, y se desconocen como se desconocen los labios, y se hacen una historia con dos tragedias, una mágica comedia que sale de las carcajadas y los chin-chines y se mete en las risotadas puras de las tragedias que se llevan a cuestas. Y se quedarían durmiendo hasta el otro día en hombros prestados, y sobre confianzas ganadas. Y volverían al rato, a sus visiones de siempre, en ese domingo de uno a la mañana y la perfidia espantosa de recurrir a las lineas de grafito para salvarse al menos un día más. Ambar soñaría con un Joaquin en blanco y negro, que se pierde entre las lineas sólidas y grafismos de medio pelo. Joaquin, la rearmaría un poco entre maquetas de ciudades absurdas y preludios de viviendas para ilusiones que no pagan alquiler ni renta. La miraría desde su ventana un domingo al mediodía, escuchando una radio que no le dice más que lo que le dice, jugueteando entre los caseríos absurdos de madera balsa, cartón y pegamento; la miraría desde ese instante frágil que tiene la duda, y le haría de repente monumentos, habitáculos, y construcciones, donde quizás habitarán sus tragedias futuras, y sus comedias presentes.
Ambar volvió a la ventana y miró hacia afuera, el inmutable horizonte con el caserío de simpre se repetía hasta el infinito. Una ciudad Joaquín que se extndía hacia los arrabales de su propia confianza. Todavía tenía un mate cocido que se hizo hace un rato, y lo miraba desde esos trazos cobardes que no llegan a ser amores ni sombras, que se hacen de grafito, pero vienen de una materia un poco mas viva que ese grafito estéril, que no sueña si no lo sueñan, ni dice si no le dicen. Lo miraba porque algo humeante cerca del espejo de su cuarto le desviava los ojos, las formitas del vapor se le metían en los ojos, y veía pasar Ambar el tiempo en forma de caos, perdiéndose entre la mirada pasada y futura, volviendo con su mano a buscar las llaves en el bolsillo, saliendo como una ráfaga sin abrigo, por esa puerta rauda que se abre sola, por las escaleras costumbre que bajan y bajan, con la desesperación rotunda de las horas noche, con la mirada perdida en los adoquines viejos, del barrio viejo, con el jade propio de la corrida entre las calles, levantando la vista, y mirando la nada ámbar en una esquina, en una ciudad Joaquin que no existia.
Joaquín no vendría.

Luciano Galizia
2003

La isla suya- Fragmento de La isla (Luciano Galizia 2003)

La isla suya

Quizás no sea dificil imaginarse una isla. Repleta. Tal vez no sea arriesgado salir del sol que nos pudre un poco. No es cuestión de que sepamos a ciencia cierta si aquel sol que miramos es el que nos sufre. Ni el que nos llora. Ni el que nos evita. Quizas no sea ni imposible ni terrible saber cómo sabemos sobre nosotros mismos. No es nada trivial saber quienes somos nosotros. La literatura moderna nos cita como parte de ella, como hacedores de letras muertas y de propuestas sordas. Nuestra virtud es el silencio. Hemos nacido de un par de huesos cansados y de otros tantos corazones simpáticos sin rey ni sombra bonita.No, no sé, no.
No me alcanzan esos cuentos solitarios en las plazoletas del Tigre, ni los temores que me surgen cuando me caminan al lado un par de corazones que respiran infiernos. No hay rocio ni escarcha ni mariposa negra que no me envuelva cuando la isla de siempre se hace hornalla, y los horizontes arboles, y esa linea cielo, y los vacíos nubes, y las risotadas juncos, y las jangadas diminutos cuerpecitos blandos que caminan frágiles por la costa. Diminutas costas que caminan frágiles por las pisadas. Amarra. Existe.

La parte que quiero contar de la historia que nunca escribiré, no es la que he relatado. Creo que ni si quiera puedo contar la historia que quiero contar. Escribiré la que pueda realmente, la parte de la isla que se llena de imagenes cuando por la mañana hay un señor de sombrero relojeando un par de señoritas viejas hechas estropajo contra su sol.
-El tipo piensa que ese es su sol - se escucha en el murmullo.
-Llegaste tarde a la reunión- dice la morocha de ojos verdes, agarrando una remera y cobriendose los hombros.
-Nunca llegué- responde José.
-No hace falta llegar a tiempo para llegar-
-No estoy seguro de eso, ¿me cebás un mate?-insiste José
-Sí. Mirá, si has llegado, tarde, estas en el lugar, pero todavía hay gente, llegaste, pero la reunión está empezada, entonces llegaste tarde, tomá mate-
-Gracias, está fria la cosa- se queja José, mira para arriba, agarra un ramillete de espigas de un arbolito bajito, y se lo pone en la frente a Leonor, entre el medio de sus cortos cabellos renegridos.
-Es fácil- insiste él- no se trata de llegar ni de quedarse, se trata de saber que cuando uno salió de su lugar de partida, la velada ya había empezado.
-No entendés, es el primero, siempre es así, el que llega último a la isla, llega tarde- dijo suspirando Leonor.
Una de las cosa mágicas de la isla, no es quedarse allí por siempre, ni subsistir entre los horizontes, ni asediarse con cuestionamientos críticos de lo que nos pasa por los ojos, es simplemente saber que uno la mira permanentemente y que es imposible alejar la vista de ella. Que cualquier asombro que parezca contradicción no es mas que paradoja en la isla, y que cualquier revelación que parezca profecía no es mas que sentido común.
Leonor había venido hace un tiempo con nosotros traida por Enrique, o por Jorge, o por Lucila, no me acuerdo, a quien le importa. Le insistieron un par de veces que su vida estaba destinada a la Isla, y que no había manera de escapar de la red de asombros que allí había.

Evidentemente no me daba lo mismo verla que no verla. No es que sea facil darse cuenta. Pero la isla tenía ese sindrome de la apariencia remota donde cualquier barrilete acuático, o cualquier ensoñación alertadora era capaz de hacerme creer que ella ya no me miraba. Evidentemente lo que la había hecho unirse a nosotros en este terreno lleno de cosas, no era ni yo ni mis asombros, ni mis fugas, ni mi intención de creerme suficiente cosa como para quererla y adivinarle los pasos antes de que el amanecer le cubra los ojos con un manto de lejanías. No me da lo mismo verla que no, de otro modo no podría asegurar que la isla navega a mi alredor.
-Y quedaba gente cuando llegaste, ves ahí el agua se entibió un poco, y ya no hay tantos yuyos- se justificó Leonor.
-Está fria y hay cosas acá adentro, y el viento levanta polvareda, ¿si vamos adentro?
-Dále- gritó entusiasmada.
-Quedaba gente, poca, el resto se había ido recién intimado por el frío y el sueño, quedaba un poco de gente aún y bastante cacho de fiesta.-admitió Jose, mientras caminaba y se iba sentando cerquita de la cocinita pequeña en la sala.
-¿Y? ¿Fué al final? Preguntó con voz de sombra y un mate tibio entre las manos, como calentándose las palmas y los cantos.
-Fué.Como casi siempre. No se dejaba ver, no se dejaba encontrar, pero fué. Me dijo que estaba muy bien ahí, que había conocido gente macanuda en la isla. Que alguna que otra cara le resultaba conocida, y se le iluminaba la cara cuando pensaba en la gente de la isla.
-Apareció!, ¿quien lo hubiera dicho?..a vos solo te pasa ehh.
-¿Ya estará el agua?
-No no hierve, además vos sabes que mirar el agua no es mirar a la isla, ni mirar los arboles ni mirar el rio. Mirar el agua es distinto.

La miré en la fiesta, islita de horas y ocres, arboledas de ramas y ramblas, amores de errores y flores. No me miró. Por una vez creí que era lo último que iba a hacer. Pero no. No mirarla es casi imposible, vivir en ella, utópico. Ella naufraga cuando naufraga el que la habita, se hace invisble al que la navegue con los ojos. Me puso alegre saber que nunca podría habitarla, que Leonor me insistiera tanto con que la lejanía no era de la isla sino propia, me hizo pensar que José nunca vería su vena histriónica en tantas palabras. Su azulejo del baño en la cocina, su perfume de orquideas en las manos. Su casita del tigre derrumbada. Su islita perdida en pesadillas.

Quizas diga Leonor que sea imposible imaginarse aquella isla cuando nadie la ha visto y cuando el que la habita no mira ni cuenta. Seguramente alguno de los muchos que contaremos la historia de la isla nunca sepamos que nadie pueda habitarla. Quizas escribirla sea la forma que algunos de nosotros tenemos de contar esta historia que nadie nos cuenta, y al escribirla, habitar la isla invisible que alguna vez me animé a mirar. Leonor nunca sabrá que su sol no es su sol, y su mate se le enfria, y su agua no es su agua, y su isla no es su isla. La isla es de quien la escribe. La isla es de las letras. La literatura no dice que estamos adentro de la literatura. La isla no es de la literatura. Quizas diga Leonor que nunca ha visto la isla y le digan que la fiesta ha terminado antes de empezar. Repleta. La Isla es Nuestra. Quizas no sea dificil imaginarse un isla, mirarla que nos mire que nos habite y habitarla y no dejarla huir por los rios que la trajeron.En una de esas ya la hemos visto tanto, que no basta la mirada para mirarla de veras, quizas haya que agarrarla para verla. Quizas haya que olvidarla para terminar indefectiblemente en la isla ajena, la de nosotros.La isla suya.
Definitivamente no me da lo mismo mirarla y saber que allí está que no hacerlo. Pese a que su habitante de siempre, su morador inconcluso, la habite sin mirarla. La habite sin saberla.

Eán Z. Krafgnear 196?

viernes, marzo 18, 2005

La otra flecha

(a aquellas flechas que conozco tanto, que prefiero desconocer)

No hay interrogación, ni pausa (sobre los parrafos que has escrito)
Sólo me quedan por pensar algunas cosas más,
cerrar la puerta, caminar lento, mirar el aire.

Ir tejiendo estas letras en el pasar de la tarde,
seguirme preguntando si los recuerdos son míos
andar imaginándo tu viejo abrazo frente al mío
Para seguir caminando, sin saber si he cantado.

Hoy vi que veias algo, detras de las nubes
lo mirabas con bronca, con espanto, con anhelo
y en una frase tuya resumiste como sólo tu resumes
que mirabas aquel cielo, con tiempo de deseo.

La interrogación es ahora absurda,
la exclamación escabrosa
Aquella caminata es lenta, deshecha
La duda es un horizonte que burla
la indagación sabrosa
Aquella información es tonta, maltrecha.
La Presunción es ahora vana,
la premonición estrecha,
La cosa no se amarra, no se arma,
la mirada de esa tarde
es la otra flecha.

No hay interrogación ni pausa sobra lo que escribiste
es claro como es claro que te decidiste
es claro como yo que soy quien ya no existe
es claro como es claro
que con tu frases fuiste.

Solo me quedan por pensar un par de cosas mas
cerrar la puerta
caminar lento
mirar el aire

Solo me quedan por pensar un par de cosas mas
mirar tus frases
correr jadeante
romper la puerta
romper tus frases

Solo me quedan por pensar un par...(la otra flecha)

viernes, marzo 11, 2005

Cuchillo ajeno (verso libre)

Ajeno…
un camino ajeno..
que se jacta de servir de algo....
y que
no sirve.
Un terreno sin memoria
.
Oxidado.
Desahuciado.
que se evade,
que se pierde,
que no estalla
que no sangra,
que no acude,
que no existe.
Que no pide que no lastima
que no encierra que no figura que no llora,
que no existe,
que no vibra
que no siente
que (no) es.
que no muere
que no ladra,
que no llora
que no deja de ser él.
Un camino.
un camino
Comino
Un.
U
Luciano Galizia, Buenos Aires Septiembre 2000

jueves, marzo 10, 2005

Comienzos

Dejé de sentir tu piel, tus ojos blancos. Hacía firío, claro. Siempre frío. Y detrás del frío, te escuchaba reirte. Con miedo. Y pensaba. Una pitada en el medio del espanto. Tranquila vida. No, después. Ahora abrazame que hace rato que no te huelo los párpados cansados. No, claro, vos sabés. Hace frío. La soledad tiene sus vueltas, sus contramarchas. Si a veces me parece caminar por las puertas de los zaguanes como si fuera un pibe, peinado a la gomina, camisa y cortos, olor a almizcle. Bodegón, viste? Tinto en lo de Cholo. Damajuana. Si hasta a veces me parece escucharte cantar desde la ducha. La voz suavecita de la Edith Piaf de Almagro Oeste, barrio silosay. Rubia. Seguro que rubia ella, y vos escuchando la risa muerta de mi madrugada. Porque caminar en voz baja. Porque caminar con vos, alta. De la mano vieja, del brazo de la noche.
Dejé de saber si te quedáste sola escuchando unos viejos discos, encerrada en tu casita. Cuando me avisaron, cuando me contaron, me dijeron me insinuaron que vaya a verte, me quedé pálido, sólido.
Lo que pasa es que la primavera no es mi juego (eso deberían saberlo los que me llamaron). No pasa más de una noche sin que la vista se me haga invierno, los párpados, los pies.
Me dijiste algo. Caminábamos, ni se de que hablámos. A quien le importa. El lenguje verbal es secundario cuando el corporal te aprieta el espíritu y te lo hace trizas.Me apretás la espalda con tu mano chiquita, chiquita. Por la espalda un tipo grita, te das vuelta. Girás la cabeza. Lo mirás. Bocanada tuya, muy tuya. Me decís algo, (no entiendo y te miro) que te suena el tipo de sombrero. ¿De donde? Ni idea che. Mi cabeza no es un cenicero. No guardo cenizas de recuerdos por todos lados. ¿La tuya? No sé. ¿de que estás hablando? Hace frío. No importa.Te quedás pensando. En una de esas, la noche se acorta y amanecemos sólos, cada uno en su olvido mutuo. Cada uno en su silencio oscuro.

Lo que pasó con Clara va y viene. Pasa con Clara, con Sofía. Con sorna. Pasa. De última, no es todo lo mismo? ¿que le vas a decir? Que te confundiste el nombre? Para qué? Habitación-colchón-almohada.Una sonrisa que araña el asco de la baba y después a esperar el domingo porque la pesadilla no sabe de interrupciones que duren mas que la conquista y la repulsa.
¿Porque terminar solo después de estar solo?
El tipo me mira. De algún lado lo tengo. Vuelvo a casa a escribir como un bestia. No me escapo. Escribo. Me escribo Me cuento que no estuve.Que la película se termina, que la chicana es la de siempre. Me cuento en la Rémington las rítmicas apócrifas de la lengua castellana.-tacatatacatacatacata-. Y no encuentro nada.-tacatacatacataca Nada.tacatá
Porque a fin de cuentas se trata de rebucear en algun recuerdo que me escupa de golpe hacia mi casa natal, hacia mi vieja, hacia María, hacia mis primos del sur, hacia mi norte, hacia mi barrio. Como no dejar de ser yo mismo si me abalanzo sobre la Rémington negra de mi viejo cuando no quiero pensar en ella. Y de la cosa blanca y muerta me traslado a la madera y al metal del tic tic sobrio de la ventana de Nuñez, al lado del taller de mi viejo. Y dale que te dale. Y todo se aclara.- tacatacatata-tacatá
¿que me importa cuando carajo me mudé a Tigre? No me acuerdo. Ni me interesa. Te das vuelta. La madrugada se hace espía de la nostalgia y gatilla el gesto puro de la sombra, de la ojera infame de la trasnoche sabia. Y destroza, pesadilla a fuerza de fueye negro muerto. Y trasnocha tu noche sola tu noche sola.Caminás y a mitad de cuadra de vuelta el tipo. Puta madre!, de nuevo el tipo. Recién salido del boliche. Meneás la cabeza deslizando tu boca suave por mi hombro. Tenés sueño: no decis nada: no decís. No me animo a decirte tu nombre porque no me acuerdo. Vá y viene, va y viene. De golpe me acuerdo. Aparece tu cara blanca en el medio de la nada. Bocinazo. Adoquines.¿querés sentarte a tomar una café, Clara?Claro, dijiste.
Ahí empezó todo.

(2005)

martes, marzo 08, 2005

Una tipa hermosa

(a la belleza de las mujeres nuestras...y no tanto)


¿Sobre una gota larga y hermosa descansa una bella tipa?
Es inutil, piensa el tipo
inutil es buscarle encanto
a una sombra que se esconde
¿Es cierto que no tengo mirada detras de la suya?
Sobre una gota larga y hermosa descansa ella.
No la escucho.
Lo que pasa es que a veces, de noche, o cuando le place, el tipo sale a visitar otras gotas y bebe manjares desconocidos, y se queda durmiendo entre almejas de un mar que no es propio.
Es cierto que no tengo mirada detras de la suya, piensa el tipo.
Es inutil dice. Es inutil.
es inutil entender que la gota que lamo es mia un rato.
como es inutil saber de la certeza
de la corteza, de la raiz, de la flor,
de la belleza, de esa tipa.
El tipo sabe, que la tipa no es suya.
Péro la tipa, le deja una flor.
Hermosa, con una gota,
de néctar.
Galizia 2005

domingo, marzo 06, 2005

Capitulo 7- Rayuela


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola comosi saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera,y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacercada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en lacara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mípara dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no buscocomprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de laque mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más decerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca ynuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y loscíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran yluchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lenguaen los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y vienecon un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirseen tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nosbesamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, demovimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor esdulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo delaliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y unsolo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.
Julio Cortázar, Rayuela, 1962

sábado, marzo 05, 2005

La guapeza (Poema)

(a la belleza de las soledades sólo nuestras)

La guapeza no espera que la llamen,
ni se sienta a ecuchar sorpresas
mas bien devora de la mesa
los manjares plácidos que achura
y sin contar (que) todo me tortura
esa mujer guapa anda de a pie
por las calles del insomnio que me cura
y derriba su trastorno de traspie.

La mas guapa de la sombra de la via
la mas mia mas terrible de las mias
hija única triste de este asunto
la mas guapa, la guapa de mis mundos.
La guapeza no espera que la busquen,
la descubres, la desarmas y mas tarde quizas,
solo quizás,
(la besas).

Luciano Galizia, Buenos Aires 2005