jueves, julio 08, 2010

Tres fracasos sin respirar

Ayer el día cálido de verano, ese que puedo recordar mas en la piel que en la memoria, parecía irse. Recuerdo los viajes en tren a cualquier lado, los fogones interminables y la renuncia de la vida. Pero ayer, ese día se fue. Terminó hace tiempo, claro, pero nunca se había ido del todo. Siempre volvía a vuelo de pájaro, ese dia, digo a recordarme que estaba vivo, pues si estaba vivo el recuerdo, estoy vivo yo. Pero ayer, ese día, digo, se fue. Y con el, yo.
Solo hay tres fracasos dignos de mención cuando ese día que a veces vuelve ya no lo hace mas. El primero, haber sido alguna vez ese dia que brillaba; el segundo, haber dejardo de serlo; y el tercero y último, seguir deseandolo cuando se sabe imposible.
Los tres fracasos al mismo tiempo. Pero se demoran en hacer presentes, se regodean con sus pezuñas y me miran de reojo desde esa taza de café, rabia de espuma vaporosa, mientras espero que el futuro llegue en forma de otra vida a esta vida que ha fracasado sin respirar.

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