viernes, marzo 30, 2012

La noche de los tiempos II

...los enigmas del vino le acarician los ojos...
El gordo triste, Horacio Ferrer

Ohh Dulce Dios...
Steppenwolf, Herman Hesse

Iban a buscar los otros, un poco de vino hasta unos pasos. Los que quedaron bajo las nubes de miedo a tormenta y olor a lluvia desnuda, comentaron dos palabras acerca de los beneficios del fuego. El invierno arreciaba claridades sobre los dedos, y escarchas de durezas en las palmas. La caza había sido mala. A falta de carne, las uvas borrachas son el espíritu de un sol que no aparecerá hasta dentro de unas horas. Y cuando lo haga, habrá que enfrentarse al triste ritual de la matanza, de la sangre contra los ojos, de las cuchilladas y bramidos. O de la muerte por la vida.
Hasta que no aclare, y mientras los niños duermen, hay un dios que les recupera el aliento y les deja la impronta de vides sobre vidas en los labios. Pintados los dientes de la sangre de un viento que huele a humedades. Hay un espiritu con olor a dulce, con gustito a dios en la boca. Les esperaba una larga noche. Porsubires de valentía en las venas.

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