domingo, agosto 29, 2010

Brasas

El niño esperaba que le pongan un alma en la mano. Una de esas que al calor de las brasas airean el rojo oxigenando los carbones que se niegan a apagarse. Como un fuelle para avivar braseros, las manos del pibe agarran un fuelle que en vez de oxigenar brasas, abraza al aire con sonidos que chispean. Son otros aires los que queman cuando suena y se quiebra la brasa que abraza al oido y hace respirar al alma con todo el fuego. Son otros aires los que suenan. Son otros, ellos. Los tangos.

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