viernes, junio 24, 2005

Alguna vez, algun silencio imprevisto, viajó de golpe por aquellos laberintos esotéricos de las dudas. Alguna vez estuve seguro de que aquellos echos solitarios, no estaban desvinculados de mi vvida, ni de mi suerte. Algun recuerdo siempre llega de golpe, sin aviso, Para enfrentarnos a los irremediables encuentros con la indesicion. Tres dias talvez, o mas, es demasiado tiempompara enfrentarse continuamente a la incertidumbre de saber exactamente que esta haciendo uno en tal o cuaal momento. Los vidrios de la calle. Los pasos tristes por los derredores diurnos. Los encontronazos de siempre con la hgentuza que nunca, nunca, es la misma. Desde los balcones aridos de la tarde, o bien desde el humedo instante de la cama propia, las sorpresas caen como afiladas esquirlas de felicidad que no se entiende.

Alguna aventura descabellada aparece ante mis ojos pálidos, cuando el viento de las circunstancias me deja. Alguna palabra callada, algun gesto entre la niebla perfida, algun encanto de los que se intuyoen, siempre vuelve a molestarme.
Las ineficaces formas que tengo de entenderme o bien las irremediables razones que tengo para no hacerlo, gravitan entre las infinitas muertes a las cuales me entrego cada instante que pasa, cada palabra no dicha, cada silencio unisono de tiempo extraño.
Sin embargo, Las inconfundibles historias que me hacen todo el tiempo, no merecen ser añejadas en papiros obsoletos de causas, ni en pergaminos santos de la memoria. Incontables auroras en que despierto entre la profunda quietud de no saberme propio, arruyan el desengaño primero con su inocente derrumbe.

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