domingo, agosto 28, 2005

Nadie para despertar

No tengo reflejo. En tus ojos ya no tengo reflejo. Ni siquiera en mis ojos tengo reflejo (aunque no los vea siempre). Lo que si guardo son algunas formas de decir algunas cosas, que son casi un reflejo instantáneo muchas veces de hábitos antiguos, guardados en placares y metidos en cajones. Me quedan esos reflejos inservibles en la punta de los dedos. Esos de acariciar a la nada para que la nada me acaricie, esos de tantear en la oscuridad una boca de madrugada, y encontrar la tela de la almohada, repleta de baba. Ese de cebar dos mates por ronda para uno solo, y dar vuelta la bombilla y darme cuenta que ese mate ya no se lo toma nadie, y nadie dice gracias, aunque no tome más. Lo que si guardo son nombre que nunca uso, apodos que no tienen sentido. No se si alguno de esos reflejos se ajuste a la óptica precisa, a la lupa mágica que me fui haciendo para mirarte, pero detrás de la imagen seguro hay un músculo inquieto, un tendón alerta. No hacer ruido al entrar a casa, para no despertarla.

No reflejo lo que quiero, reflejo lo que puedo. Soy lo que puedo. No tengo reflejos que me sirvan, los reflejos que tengo son míos, los que me sirven, los tuyos. Digo tuyos como sí, por reflejo (la insistencia en la repetición de la palabra es pura burla a haber dejado de tenerlos) te escribiera directamente a vos. Por un rato me olvido con quien hablo cuando hablo así, porque esa cercanía por alguna razón me genera disctancia, y por el contrario la otra distancia me genera cercanía. Es extraño, pero decir "los suyos" al escribirlo suena mas cercano que al leerlos un rato después. Decir "los tuyos" los acerca un poco mas cuando los leo que cuando los escribo. Es inutil, no puedo escribir esos reflejos que no tengo. No tengo los tuyos ni los suyos, ni los de nadie. En realidad no tengo los de nadie.
Ahora que es de noche y que pensé un rato largo mientras volvía en el subte que me llevaba hasta la redacción, porque decidí irme de casa y venirme a la redacción a escribir un poco para pensar un poco mejor, ahora que anocheció en este domingo que se muere solo (o acaso lo estoy matando sin querer?), ahora comienzan los temblores en las manos. Ni bien abro la puerta, ni bien lo saludo al sereno, me doy cuenta que no hay caso y que no puedo manejar las cosas que llevo en la cabeza, que si no las digo revientan. Que son muchs las imágenes que se juntan todas juntas. Y que no me las banco. ¿No es mejor ir a un bar?, me pregunto.
Ahí me di cuenta, al rato estaba afuera de vuelta buscando uno de esos bares de las esquinas que a veces se ven en Buenos Aires. Evidentemente no quería pensar más. Solo quería que todo pasara rápido, automáticamente. Mal o bien, que pasara.
Necesito dormir- pensé, creo en voz alta, cuando ví a la moza tratando de no reirse mientras me dejaba la carta en la mesita cuadrada.
Yo también- me confesó, pero... hay que trabajar.
Si, hay que trabajar, en algo hay que trabajar, es una gran verdad. Por guita o no, hay que trabajar.
Se volvió a reir.
Simpática, pensé. Se ve que espera que le haga el pedido, porque se quedó parada mientras yo empecé a relojear la carta.
Vuelvo en un rato, dijo. Tengo cosas que hacer. (En el bar estaba yo solo), dijo.
No claro, lo que pasa es que ando con sueño y no me llega el agua al tanque, no me acordaba que venía por un café, y me quedé mirando la carta como un gil.
¿Me traés un café?
Pensé que necesitaba dormir, bromeó.
Al rato trajo el café. Lo tomé de un sorbo, como de compromiso, pagué, propina, me fuí.
Me subi al primer bondo que paso por la avenida hacia casa.
Ni bien llegué me acosté. Hice mucho ruido al entrar, no tengo a nadie para despertar.

Luciano Galizia 2005

4 comentarios:

Eva dijo...

Me mató tu última frase y te la rebato, no tienes a nadie quien despertar??? deberías empezar a pensar en vos mismo...

Como siempre te agradezco tus bellísimos y atinados comentarios

Luc Arrabal dijo...

media verónica,
literatura es literatura, pues claro que me tengo a mi para despertarme, pero es cierto que a veces me olvido, de todos modos no me el narrador no se refería a eso, al menos no hasta ahora.
gracias por pasar y por escribir tan atentamente.
Es un placer escribir cuando hay que.
Cuidate.

Enigma dijo...

Sin duda alguna, la ultima frase es apoteosica, ya que refleja el contenido del escrito, pero esta frase, a la mitad del mismo:

"No reflejo lo que quiero, reflejo lo que puedo" es abasalladora ya que desarma los canones del pensamiento del lector ante la obra.

Saludos, muy buen escrito.

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Luc Arrabal dijo...

hola enigma,
ante todo gracias por andar por ahí, por leer y hacer leer (escribir es una de las formas de hacer leer, enseñar a leer es otra). Agradezco tus comentarios.
De todos modos me sorprende un poco lo de "apoteósico". Es cierto que es una frase fuerte, y que releyndolo se hace mas grande la soledad del personaje. Pero no llego a entender bien lo de apoteósico.Gracias de todos modos.
¿desarma los canones del pensamiento del lector ante la obra? NO se si soy yo, pero no entiendo mucho a que te refieres. Cuales te parecen que son los cánones y porque te parece que los desarma?¿ Es por el juego de palabras de las acepciones de reflejo?
Bueno, no se si quieres/puedes aclararmeló en algun momento porque estaría bueno entender que quieres decir.
Si quieres aqui o si gustas por mail.
gracias de nuevo,
Un saludo