domingo, agosto 14, 2005
Como siempre, una imagen me devuelve a estas palabras. Me tienden una trampa infalible porque me hacen creer que las conozco al dedillo, que conozco su orden como si estuvieran dispuestas en un tablero y como si pudiera ir moviendo y cambiando de posicion y transcribirlas a la imagen que las parió. Pero no. Inevitablemente caigo en una celda de grafemas, morfemas y termino saliendo por fianza, atravezado con la pena de haber pagado con migajas la a la mas horrible de las libertades. La de no saber que hacer con tanta imagen, y la de creerme libre, la de no saberme preso de mi propio lenguaje. Pero no termina el ciclo, a veces salen nubes y toman formas erráticas y me doy cuenta que nombralas las hace dejar de ser nubes, y que esa palabra ya no me apresa a mi sólo, sino que tambien a la nube, a la forma, al cacho de cielo que le es fondo, a la lluvia en la que devendrá el tiempo, al rocío que me despertará en mi rostro una mañana en una celda, preso más de la palabra preso que de la prisión, preso más que nada de la palabra celda, que de la celda misma, preso de la palabra palabra. Palabra de la palabra preso. Palabra de la preso palabra. Como siempre. Una imagen me devuelve a la celda, y una palabra me saca, bajo fianza. Por migajas. Y me creo palabra.
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