Era insoportable escuchar el ruidito. Se convertía en pedazo de aire que brotaba hasta mi oreja cuando apagaba la luz y daba vuelta la cabeza y miraba hacia el otro lado y no se trataba de cualquier insecto ni yo ni ella ni era desesperante saber que una vez amanecido pasaría mas tiempo rascandome que recocordando el zumbido de mi muerte
No hay comentarios.:
Publicar un comentario