domingo, enero 27, 2013

Una Mañana, una




             De este silencio me gusta la libertad que no se toca.
Me gusta recordar que no hubo nunca un yo que sirva para esta hora,
Pero que siempre habrá un instante para que se pueda hacer eterno lo que aún no llega.

            De este silencio me gusta el camino que no veo. Las rutas que no adivino, la certidumbre ociosa de un día que no recordaré nunca. Pero que siempre, a fin de cuentas, volveré a vivir siendo yo otro y siendo vos, otra.

            De este silencio me gusta el olfato de lo indestructible, la esperanza que se riega con las migas del pan que no comimos. Pero que a fin del día, habrán sido los restos de la mañana que viviremos, entre tostadas y copas de vino, que si no se fueron, es porque no embriagan, sino que endulzan.

            De este silencio me gusta la confianza, no esperar a nada, no ser nadie, no ser todo. De este silencio me gustan los gritos, que puedo hacer callar con auriculares de mi mismo en tus oídos. Intentando volver a escucharte en cualquier tono, al menos dos palabras, como poco, y al menos un suspiro, como mucho.

            De este silencio me gusta la música que aún no te escribí, la que irradia sonoridades con revoques de vida. Porque la música que yo quiero no es la que suena en la casa, sino la que construye paredes, abre ventanas y te mira a los ojos, cualquier mañana.

            De este silencio me gusta sacar en limpio que escribo como si te acariciara, y aguardo que esta casa, sea, una mañana, el suspiro que hoy, me callo.

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