Voy a llorarte los pies,
las raíces a los pedacitos de tres árboles,
las preguntas a los retoños de dos sílabas
las quietudes a los pocos dias que hay para vos.
Voy a llorarte los pies,
No puedo preguntarte nada que no puedas contestarte
No puedo agradecerte ser nadie que no sepas saberte.
Ni puedo creerme la frase que voy a decirte,
cuando haya sido un llanto todo lo que ha sido.
Voy a llorarte los pies, porque las manos las tengo llenas con las arrugas de mi cara.
Voy a llorarte sin la sombra de una palabra,
que por frutos dan raíces,
y por hojas tienen la costumbre de escribirte solas.
Voy a llorarte los párpados, las preguntas calladas, las sílabas únicas. Voy a llorarte los llantos.
Voy a llorarte los pies, porque los ojos los tengo quietos de no mirar lo que ya es mío.
Voy a llorarte sin la sombra de las quietudes,
que por quietas se quedan
solas, y por solas
se mueren tuyas.
Voy a llorarte los pies,
las raíces a pedacitos de preguntas que no se hacen, rehechas de madera tierna, de brotes echados en hachas que huelen al hambre oxidado.
Voy a llorarte los pies,
para que camines sin los talones cortados,
la costra de los días,
la corteza de las pieles.
Voy a llorarte los pies para que el agua
se haga camino y
la sal espera,
y mi vida,
tuya.
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