Desaparece el gris de hombre tras hombre en una palabra.
abraCAdaBRA al urgido pedazo de cielo que le llueve.
SANseacABÓ al ritmo plácido de un despiste. ABREtesesAMO al sol de unos cuantos residuos de cornisas, de auto-sin-parabrisas o de jinetes de gasoil.
Desaparece en la marcha firme de un asfalto soso; volantea el gris acoso, pedalea de memoria, patalea la discordia; hace guiños de mandrake, espejea tras embate, vieja ruta sin perdón.
No conoce al horizonte que lo jala, desaparece gris entre dos ramas: no es niebla de camino ni es hoja si temor.
Desparece y le hace un rasguño al ojo, que lejano tras la foto en otra vida mira huidas. Es una sombra en el espejo perdido de un Ford Rastrojero. Es olvido de un agujero. Es terruño sin tener.
Hasta las otras voces parecen haberlo visto llegar desde donde, y hasta donde, maniobró su fuga.
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