Este blog, este lugar para mi casi mágico (no por la magia de la tecnología, sino por la de la comunicación), fue apareciendo de a poco. Lo abandoné unos años, lo regue con letras por otro, siempre al ritmo de tener algo para decir. Tuvo la dicha de poseer lectores aguzados que me hicieron comentarios pertinaces sobre loque o como escribía. Esos recuerdos me los llevo yo pero documento de eso son muchos comentarios en algunos de los posteos.
Ahora que lo volví a agarrar entre mis manos (y notese lo raro, esta es la primera vez en casi siete años que la primera persona que uso es la mía y que las manos a las que me refiero son a las del autor de este blog y no a la de un personaje), me di cuenta de que han pasado mas de seis años desde la primera publicación, quizás un poco mas.
Recién ahora me doy cuenta del número, es decir soy consciente del número.Seis al lado de la palabra años, es muy distinto a Seis, delante de la palabra Palabras. Digamos. Y pesa. Pesa bien, no mal.
Pesa bien porque hay seis años, de palabras escritas, de ficciones creadas, de fantasías transmitidas.
Los personajes no siempre son claros o definidos, pero yo se que allí estan. Al menos estoy seguro de que cuando ellos lean lo que su autor ha escrito sobre ellos, se sentiran un poquito identificados.
Creo que es por ellos que este blog sigue vivo y colea a veces con olor a tristeza o a catarsis, porque los personajes por ahi andan, seguros de que despuès de la última curva, siempre viene otra y esto cambiará de Forma pero nunca se termina.
Me siento contento de que este blog siga adelante, a su marcha a su tiempo y agradezco a aquellos lectores y lectoras que pacientes pusieron su espìritu y su mente para leer y escribir (me) sobre lo que leían. Gracias a muchos de ellos (hoy ausentes de la blogosfera pero presentes en otra esfera) este blog ocupa este lugar para mi.
Simplemente, este.
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