miércoles, febrero 13, 2013

Llamada


            Me voy a dormir soñando lágrimas. Me voy a hacer vino blanco de negro desteñido. Amarillo dulce en mis talones. Me voy a dormir con el aliento destemplado.
Esta casa es un sueño vacío. Esta carta fue un sueño despierto. Esta cama es un yo sin los días. Me voy a dormir de vino oscuro. De uvas muertas.
           
            Me voy a dormir sonriendo de lejos.
            Me voy a dormir sonriendo de cerca.
            Me voy a dormir sonriendo de acá.
            Sonriendo de allá.
Una copa de un vino que no existe. No es elixir si no moja las condenas. No es pócima si no alimenta las angustias. Una copa de un vino que no duela.

            Me voy a dormir soñando las gotas que dejan de caer por el vidrio,

            No estoy viendo llover, porque hay un sol amarillo de noche.

            No estoy viendo llover. No estoy viendo.

            Me voy a dormir soñando la espera.

            Me voy a dormir fingiendo la sonrisa.

Para que mañana al despertarme no haya ni parte del sueño que no haya sido en vano.


            Me voy a dormir soñando.

Hubo una vez que no tuve que soñar ninguna causa para este efecto.
Hubo una vez, había.

Hubo una vez en la que no tuve que soñar ninguna casa para este afecto.
Hubo una vez, había.


La libertad tiene a veces el olor a la lluvia. Cae sobre tu cabeza seca, antes de que te moje la tormenta. La libertad sin sol, es una tormenta que no avisa.


Hay que dormirla,

Hay que beberla bien sola para que sepa quien es el que la ha tomado por el cuerpo, y quien la ha dejado respirar sobre este cielo, que no se cansa de llorar.


            Hubo una vez que no tuve ninguna cosa para este defecto.
            Hubo una vez, hubo.

Hay que beberla bien fría para enfermarse de una vez por todas y no despertar más de este sueño que por tonto es pesadilla.

            Me voy a dormir soñando lágrimas. 
Una amistad que suena a escalofrío,
a hermandad intentendida, 
a llamada perdida.




No hay comentarios.: