domingo, marzo 26, 2006

palabras.uno

Retomo un texto viejo. Decido no darle más forma que la que la música me deja darle. Trozo de pan entre los labios con lágrimas. Sal eterna y mágica. Retomo el texto y lo
uso para despedirme, por un rato, para hacer de cuenta, para
contar el acto, para deshacer la cuenta para contar el hecho que no hay
texto mas dulce que el sielencio de una lágrima nuestra. La sensación es la de naufragio, naufragio de a varios, sin barco, sin mar, sin cielo raso, sin Mirta, sin sombra, sin vos. Sin luces de colores en la lejania.

jueves, marzo 02, 2006

tres gritos para un solo de cuero

Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé
de "Canto Negro", Nicolás Guillén.
Duelen las manos. Más, aún mas duele el parche. No se bien que cuero es el que le pega a quien, todavía no se si la música sale por detras de mis oídos o si sólamente la tengo en mi mente. Duelen porque hay un canto que no esta dicho, hay una estrofa callada. Duelen porque pegan donde no duele, y al único que le duele es al que pega, porque la palma del parche arde talvez mas que la palma de la mano. ¿Alguien le preguntó al parche si le duele o no? Alguien sabe de ese dolor.
Al parche le dolió todo de una vez cualdo ese animal gritó todos los gritos juntos por última vez. ¿Quién dijo que el cuero ese esta muerto? El dolor del aln imal lo siente ahora esa mano, de a poco, hasta darse cuenta que lo que duele no es la mano, que el dolor está en otro lado.