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Hace diez años, meses más, meses menos, emprendí el curioso camino de abrir este blog. A través de los años fue mutando en los género habitan y en los lectores que lo fueron visitando. En los últimos años ha sido, principalmente un blog dedicado a la exploración de la poesía, la prosa poética y la microficción. Lo han habitado también intentos de una narrativa mas extensa. Hoy me voy a escribir a otros lugares, porque todo arrabal se va desvaneciendo bajo la sombra del progreso, y bajo el asombro de los pobladores viejos; y este arrabal no es la excepción.
Antes de este blog, antes de que existieran los blogs, hubo uno muy primitivo, llamado Mercado de Pulgas.
Mañana vendrá otro, que me permitirá seguir explorando nuevos Mercados de Pulgas, nuevos Arrabales Virtuales, o nuevos Territorios sin Historia.
El blog permanecerá abierto por unos meses más, el tiempo sufuciente que me demore en revisar las casi quinientas entradas entre publicadas, borradores y tras bambalinas que fueron surgiendo en estos diez años.
Despues de ese lapso, este blog se autodestruirá,
y sólo quedará de él,
el recuerdo.

Hasta otro siempre.
Salut,
Arrabal.

Se va la Murga del Arrabal - Retirada 2014

Hoy se va el Arrabal, se va a donde las letras no lo alcanzarán.
Se va a buscarse otros lugares. Otros destinos que no sabe nombrar.

Hoy se va el Arrabal, como una murga en carnaval,
se despide a los gritos, con el silencio sin llorar.

Hoy se va el Arrabal, diez años de caminar,
de subirse a los tablados del recuerdo,
para escribirse, y recitar.

Hoy se va el Arrabal, esto no es un adiós,
ni un hasta luego, no es un tal vez, ni un bye bye.

Se baja el telón y no volveremos
ninguno de nostros a pernoctar,
en palabras que se hacen agua,
en canciones que se hacen sal.

Se baja el telón y la murga gira,
da tres volteretas, y con las máscaras del vino
te viene a saludar.

A vos que alguna vez, pasaste a visitar,
las frases de este cielo,
los rincones de este estar.

Hoy se va el Arrabal,
se va,
se va,
se fue.

No es un Adiós.
ni un hasta luego.

En todo caso, la poesía no entiende de no estar,
porque está siempre al lado mío.

Ni un Adiós.
Ni un Hasta luego.

Se va la murga,
se fué el Juglar.

Hoy se va el Arrabal,
ya se bajó el telón,
de este payaso reo, no queda niel disfraz.

Porque habrá que pintar el cielo,
y hacer de vino el mar,

Para que tanto vuelo,
vuelva a naufragar.

Se va, se va el Arrabal, se cierra un sitio.
Diez años nada más.

Se va, se fué, ya todos vieron.
Se fué febrero.
Se termina,
 carnaval.

Rebelión en la granja

Chancho que se enoja es comida.
Cocodrilo que duerme es cartera.
Mas vale pájaro en mano que cien volando.
A caballo regalado no se le miran los dientes.
La curiosidad mató al gato.
Perro que ladra no muerde.
Ojo por ojo, diente por diente.
La araña que salvaste, te picó, que vas a hacer.

Cocodrilo que se enoja no muerde.
Chancho que se enoja, no se le miran los dientes.
A caballo regalado diente por diente.
Perro que duerme, mató al gato,
La araña en mano te picó que vas a hacer.

Color Azul hilo

El hilo azul se desprendía 

de su blusa a medio poner

La baba ronca de un viaje

hacia las pezuñas de tu ombligo

arremetia como el fuego que llora.

El hilo azul de baba tenue,

es la palabra que sangra

en placer sin ropa.

*

Hay un olor a tiempo perdido,
un aroma a distancia  que no explota
una caricia que brota por el suelo y se hace hoja verde cerca.

Por las paredes de este tiempo no crece el verdín soleado ni la sombra marchita.
Por las veredas no pasan los pasos de nadie,
y no hablo de silencio.
No hablo de vacío.
Digo que ese olor a óxido del olvido puede parecernos viejo.

Pero es la calle que viene la que huele a nadie.
Porque no hay casa inhabitable, ni habitante de los techos de la vida
que no pueda escaparse del aroma a la herida.

Hay un olor a tiempo perdido,
lo repito,
porque lo que se huele por las ansias
se escupe por el tiempo.
Hay un olor a tiempo muerto:

hoy viene a buscarnos la ausencia,
con su fragancia a deseo roto.

Justo

Justo el olvido que necesito,
la osadìa que desvivo,
el deseo que despierto.
Justo el anhelo,
la mano desplegada en un cielo.
Justo lo que viene,
lo que se parece a lo que ha sido.
Justo lo que tiene que ser y que no ha visto la hora.

Justo el silencio,
justo las risas
y esa endemoniada manera de saber que
hoy es la excusa para que la felicidad
se haga mañana.
Justo hoy
la noche se acaba.

Tuvo una vida para saber quien era, como olía, de que se trataba eso que algunos le llaman cariño. La tuvo toda entera entre las manos. De tanto en tanto se la llevaba a la boca y la olía con las narices bien abiertas, como una fruta que todavía no está lista para ser comida, por verde o por dura. Por poco apetecible que parezca, se la guardó entre manos un rato. Tuvo la sensación de que el momento nunca llegaría. No se animó a  hincar el diente luego de oler la vida, como fruta podrida.