El cielo claro de horas de la tarde remolonéa sobre su pelo gris. Lleva puestas sobre sus narices unas gafas oscuras de marcos anchos. Los haces de luz rebotan por el aire y pegan giros inesperados hacia sus ojos escondidos tras el vidrio. Los días buenos tras los rayos opacos en el vidrio guardan el recuerdo de las sombras sobre el recuerdo.
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