Imagine.
Sólo hay una forma de naufragar luego de haber llegado a la costa. Volver a lanzarse a las aguas. Podés elegir. Siempre (o casi) podés elegir. Aferrarte a la costa o volver a brazear.
No hay ninguna otra manera de conocer el naufragio que no sea desconocer la certidumbre de pisar suelo firme al menos un rato. Al menos una certidumbre que sea útil para mirar mas alla de la costa y darse cuenta que no toda tierra firme es tierra ni es firme.Ni hablar de que no todo naufragio es la no certimbre de estar sobre tierra. El agua que protege tambien ahora. La misma cavidad acuática en la que estuvimos flotando por un año lunar, no es muy distinta del recipiente inmenso en el cual decidimos ponernos a prueba al menos por un rato en cuanto dejamos la costa. Podemos flotar, claro. No por siempre. No hay manera de flotar por siempre. Hay que brazear. El año lunar termino hace rato y los pulmones ya no respiran la misma sustancia. Hay un líquido espeso detras de todos nosotros. HAy un fluido que nos envuelve y aunque lo neguemos, naufragamos en el hasta que tocamos costa. Porque no hace falta estar en el líquido para naufragar. El aire tambien confunde, desorienta, maréa. No hace falta la marea para perderse en las aguas profundas y perder de vista la costa. No sólo marea la marea. Este aire que me rodea tambien marea. Tambien soy naufrago en este aire, cuando la costa desaparece.
Imagine. O mejor, respire, y maréese. Hasta que la costa de este aire infinito sea invisible y pierda la noción y gane una noción.
Hay peor naufragio que el inesperado: EL que nunca se comete.
El mejor naufragio aparece cuando despues de dar vueltas, volvemos a la costa, nos aferramos a la superficie y podemos contarlo.
El peor en cambio es el que es invocado y nunca sucede. No se produce. No existe.
Claro, dira usted con toda la razón posible: Si no existe , no es naufragio, será otra cosa.
La peor cosa entonces es (imagine) un naufragio inesperado que nunca llega, porque no podemos dejar la costa.
viernes, octubre 12, 2007
miércoles, octubre 10, 2007
No es la única
Hace un rato que mira una y otra vez a los dos lados de la calle esperando cruzar de una vez para llegar rápido a la otra esquina y de ahi a su casa a encontrarse con todo lo que la espera en su lugar. Los mismos libros arrinconados en la misma biblioteca con los mismos cuadros colgando en la pared que deja ver la ventana que mira al techo de lo de la vecina que la saluda cuando entra haciendo ruido con los zapatos porque esta apurada por llegar rapido para prender la radio lo antes posible para escuchar el mismo programa de la tarde mientras el vecino de arriba se queja del volumen y le pega un grito golpeando el piso y la despierta de su duermevela en el mismo sillon de siempre, contra la pared, recubierto de almohadones, junto a la puerta. No cruza. No pasan autos, ni bicis, ni nada a motor. Sin embargo, no cruza. No llega ni a la esquina ni a la puerta, ni al sillon ni a la radio, ni busca libros en su biblioteca ni mira por la ventana ni se refugia en las cuatro paredes con cuadros. Quizas si cruzar no significara estar siempre en el mismo lugar, hubiera cruzado. A veces prefiere pensar que quedarse inmovil es una de las tantas maneras de no ceder a la rutina.
LCG.9-X-2007
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